Esposa por alquiler//BUENOVELA

Capítulo 19

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—Yo... yo no sé... —balbuceó Harper. —Él no siempre era así... al principio era muy cariñoso y atento... me decía que me quería... pero luego cambió... se volvió celoso y violento... yo pensaba que podía cambiarlo... o que era culpa mía...

Wendy negó con la cabeza y apretó los puños.

—No, Harper. No es culpa tuya. Él es un maltratador y un cobarde. No merece tu amor ni tu compasión. Lo único que merece es ir a la cárcel.

Harper asintió con dificultad. Sabía que Wendy tenía razón, pero aún así le costaba aceptarlo.

—Gracias por acogerme aquí —dijo Harper con sinceridad. —No sé qué habría hecho sin ti.

Wendy le sonrió con ternura y le tendió la mano otra vez.

—No tienes que darme las gracias —dijo Wendy. —Somos familia y nos queremos. Estoy aquí para lo que necesites.

Esta vez Harper no apartó la mano. La cogió con fuerza y sintió un poco de calor en su corazón.

—¿Qué crees que hará Mark cuando se dé cuenta de que nos hemos ido?—preguntó Harper con nerviosismo, mirando por la ventana bonita de la cocina—. ¿Y si llama a la policía y nos busca como desaparecidas? Podrían encontrarnos y obligarnos a volver con él. O peor aún, podrían llevarse a Hannah a un centro de menores. No quiero que se separe de mí.

—Tranquila, prima. No vamos a dejar que eso pase —la consoló Wendy, apretando su mano—. Tengo un plan. Voy a contactar con uno de nuestros abogados de confianza y le voy a explicar la situación. Él nos asesorará sobre los pasos a seguir para librarnos de Mark de una vez por todas.

—¿Qué pasos? —inquirió Harper con temor.

—Pues, por ejemplo, tomar unas fotos de tus heridas como prueba de su maltrato, solicitar una orden de alejamiento permanente, demandarlo por daños morales y emocionales, y evitar que Hannah tenga que verlo o hablar con él nunca más...

Harper sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. No estaba segura de estar preparada para enfrentarse a Mark en un juicio. Ni siquiera sabía si quería denunciarlo. Quizá solo necesitaba un poco de tiempo para pensar y recuperarse.

—Wendy, te lo agradezco mucho, pero... ¿no podemos esperar unos días antes de hacer todo eso? Acabamos de llegar aquí ayer y estoy agotada física y mentalmente. Necesito descansar y poner en orden mi vida y la de mi hija.

Wendy la miró con incredulidad y frustración.

—¿Cómo puedes decir eso, Harper? ¿No ves lo que te ha hecho ese monstruo? ¿No ves cómo está Hannah? ¿Cuántas veces más tienes que sufrir para darte cuenta de que tienes que protegerte a ti misma y a tu hija?

Harper se encogió ante el tono acusador de su prima. Se sentía débil e indecisa, pero también rebelde. No quería que nadie le dijera lo que tenía que hacer.

—Wendy, basta ya —se quejó Harper—. No me agobies más. Déjame descansar unos días.

—¿Descansar? ¿De qué hablas? No puedes quedarte de brazos cruzados. Tienes que denunciar a ese cabrón.