En estos días he aprendido que es importante el hecho de dejar que todo fluya,
que nada me esté haciendo dudar de si estoy haciendo lo correcto. Que mis
sentimientos también debo dejarlos fluir, aunque cuesta un poco, bueno mucho
la verdad.
Terminaron las clases, era hora de ir a casa, estaba en la parada con Mar y otro
amigo, volteo y veo a Darío caminando solo, dirigiéndose a su casa.
–Mar, ahí va Darío.
–Y va solo. – y siguió platicando con Emilio.
No sé por qué, pero una parte de mi quería caminar un rato con él.
– ¿Lo acompañó? –. Pregunté con incertidumbre.
–Vas, no lo pienses mucho, solo hazlo. Respondió un tanto alegre, pues
ya iban días en que evitaba estar cerca de Darío, y de la nada quería volver
a interactuar con él.
–Si Jeanne, no lo pienses- respondió Emilio.
–Vale, nos vemos mañana, se van con cuidado. – dije agarrando
confianza en el momento.
Una parte de mi quiere estar cerca de él, la otra parte solo le atacan los nervios.
Quisiera que fuera hoy el poder confesarme, simplemente siento que no es el
día. Me acerque lentamente, con un poco de timidez.
–Hola–toco livianamente su hombro.
–Hola– dijo quitando su mano de su oído, pues iba a ponerse un audífono.
– ¿Te puedo acompañar? – dije tímidamente.
–Sí, claro– dijo sorprendido.
Estuvimos caminando, platicando un poco sobre las materias,
lamentablemente el camino se me hizo corto, y llegamos pronto a
la calle que él toma para ir a su casa, nos despedimos y cada quien
se fue a si casa, lo curioso de esto fue que volví a acompañarlo días
después, pero esta vez fue diferente.
Ya habíamos llegado al lugar donde nos separábamos.
– ¿Me llevas a mi casa? –pregunte un poco nerviosa.
–Está muy lejos–dijo sin muchos ánimos y mirando el camino.
–Ándale no me quiero ir sola–insistí.
– ¿Por qué?
Piensa rápido Jeanne.
–Porque ves que hace no mucho, antes de llegar a mi casa hay una
desviación y en dicho lugar se llevaron a una chica siendo de día–
respondí, no muy segura de mi respuesta. Esa noticia la había escuchado,
aunque no podía confirmar si era del todo cierta. Se quedó callado un rato
y después dijo.
–Vamos, te acompaño, así me puedes contar más sobre ti, como siempre
lo haces–dijo sonriendo.
Sonreí–Gracias–.
Continuamos platicando, se me hizo una vez más, muy corto el camino a su
lado.
Ya no quiero dejar pasar más el tiempo, cada momento junto a él solo provocan
que estos sentimientos crezcan más.
Yo siento que, aunque olvidará mi promesa, y diera paso a una relación, estos
sentimientos no son correspondidos, también siento que está situación me
lastimara entre más permita que los sentimientos abunden, pero solo quiero
atreverme a disfrutar del momento.
–Gracias por acompañarme, ya te hice caminar mucho tiempo y todavía
lo que te falta para regresar a tu casa–dije apenada.
–No te preocupes, fue un gusto acompañarte, con cuidado, adiós–. Sonrió
–Adiós–.
Siguió caminando, yo crucé la avenida y seguí caminando por la calle a mi casa,
algo en mi corazón me dice que debo decirle sobre los sentimientos que tengo
para con él, ya no debo dejar más el tiempo.
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¿Quien Tuvo La Culpa? ¿Él o Yo?
Roman pour AdolescentsUn romance ciego, apego emocional, afectación al grado de no poder soltar el pasado, y seguir repitiendo en la mente las escenas vividas a su lado, lucha interna por olvidarlo, un momento de eclipse, siendo polos opuestos.La leyenda de el sol y la l...