36. La historia de un muchacho

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Son las siete en punto de la mañana cuando el teléfono de Alan comienza a sonar. Su estado de ánimo, ya de por sí bastante malo, empeora al escuchar el timbre, pues cree que se trata otra vez del hacker. Sin embargo, su expresión cambia a una de extrañeza cuando nota que la llamada viene de la comisaría:

Alan: Espero que sea importante, les dije que sólo me llamaran si era absolutamente imprescindible.

Agente: Sí, y siento molestarlo tan temprano, Jefe, pero creo que esta información lo merece. Tenemos una posible coincidencia respecto al "dueño" del esqueleto.

Alan frunce el ceño y parpadea confundido:

Alan: ¿Qué? ¿Estás seguro?

Agente: Todavía debemos comprobarlo, aunque creo que podemos ser optimistas. Los forenses aún no han podido terminar las pruebas de ADN, ya sabe que eso toma tiempo, pero los de la capital están aquí y ya se han puesto en contacto con la comisaría de Colville.

Alan: ¿Colville?

Mierda...

Agente: Sí, nuestro chico podría ser de allí. En la madrugada nos llegó un informe que...

El agente comienza a hablar rápidamente, intentando dar toda la información de golpe, pero Alan lo interrumpe con un rugido de enfado:

Alan: ¡¿En la madrugada dices?!

Agente: Lo siento, estuvimos intentando localizarlo para informarle, pero su teléfono estaba apagado. También enviamos un aviso a su casa y... bueno, su esposa nos dijo que había salido.

Alan cierra los ojos, comprendiendo que acaba de surgir un nuevo problema. Le había dicho a su esposa que saldría por trabajo, y si los de la comisaría preguntaron por él, a estas alturas todos deben saber que mintió. Joder... Pero este no es el momento de preocuparse por eso. Con suerte pensarán que tiene una amante o algo así, y ya él se encargará de inventar una excusa luego. Ahora el esqueleto es la máxima prioridad, así que intenta calmar su voz y le pide al agente que continúe con la información del caso.

Agente: Hace unas horas recibimos el dictamen de los forenses confirmando los resultados iniciales, es decir: el esqueleto corresponde a un varón muy joven, un adolescente, presuntamente asesinado entre diez y quince años atrás. Pero eso no era lo mejor que había en ese informe, escuche esto: el chico padecía de una anomalía dental rara, una enfermedad genética que sólo tiene una de cada ocho mil personas. Un momento...

Del otro lado surge un sonido de papeles y Alan comprende que el agente está revisando el informe, así que espera hasta que vuelve a escuchar su voz:

Agente: "Dentinogénesis imperfecta de Tipo II". Básicamente es que los dientes se tornan translúcidos o toman un color azul-marrón claro, eso es lo que dice aquí... Había recibido tratamiento, pero el daño aún era visible en los dientes delanteros.

Alan: ¿Y?

Agente: Teniendo en cuenta que se trataba de un adolescente, buscamos en la base de datos a todos los varones de entre 12 y 19 años que desaparecieron en esa época, tanto en Duskwood como en las zonas cercanas, e increíblemente el tercer informe que analizamos mencionaba a un chico que tenía los dientes delanteros translúcidos. Tuvimos mucha suerte.

Alan: ¿De quién se trata?

Agente: John Taylor, de diecisiete años, con residencia en Colville. Sus padres mencionaron lo de los dientes cuando hicieron la denuncia de su desaparición porque sabían que eso podría ayudar a identificarlo. Fue visto por última vez en un festival de música al que asistió con sus amigos, quienes informaron que se había marchado a eso de la medianoche con una mujer joven a la cual nunca se pudo identificar.

Duskwood: el hombre tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora