Capítulo uno

2.9K 244 20
                                    

Año 1998

Miré a mi madre con lágrimas en los ojos, la maleta yacía tirada en el suelo junto con todas mis pertenencias, mi madre me miraba con odio y desprecio, podía notar que se arrepentía de tenerme como su hijo y como si fuera peste me alejaba de su puerta. Con cuidado me agaché a recoger todo del suelo, las lágrimas caían sin parar y me cuestionaba de si había tomado la decisión correcta. No había contado con que mi madre me echara de casa, por lo que ahora debería volver con Park Bogum, contándole la situación.

Me senté en un banco del parque que había cerca de la casa, dejando todo a un lado, me permití llorar todo lo que podía, porque si no lloraba lo que debía llorar hoy, estaría mal el resto de los días y no puedo permitir eso por las dos personitas que crecían dentro mío. No podía sufrir porque sufrirían ellos igual. Cuando por fin solté todo lo que debía soltar en llanto y lástima, me limpié el rostro y miré a mi abultado vientre.

"Prometo que daré lo mejor de mí para ser una buena madre." susurré, acariciándome le vientre, imaginándome a los dos bebés. "Ahora iré a buscar a papá para ver qué haremos."

Me puse la maleta y cargué como pude el resto de cosas hasta la parada de bus. Aunque le había contado a Bogum sobre el embarazo, sabía que él estaba un poco asustado por el tema, ni él ni yo éramos de familias adineradas por lo que el mantenimiento de los bebés significa trabajos de medio tiempo. Pero con dieciséis años, ¿quién nos daría un trabajo con buena paga? Subí al bus, pagando el pasaje con el poco dinero que me quedaba y me senté en las sillas preferenciales. Esperaba de todo corazón que Bogum estuviera en su casa y supiera qué hacer, a dónde ir y cómo subsistir. Cabeceé del sueño en varias ocasiones, pero agradecí estar despierto cuando llegué a la parada. Me levanté con velocidad tomando todo y pitando. Bajé, recibiendo miradas de curiosidad y crítica, me permití ubicarme nuevamente para guiarme de camino a la casa de Bogum. Dos cuadras antes de llegar, pude divisarlo, sentado afuera de su casa. Me había enamorado perdidamente de él dos años antes cuando empezamos la escuela juntos, ambos éramos recién transferidos y quizá por eso parecíamos empatizar más. Aunque durante esos dos años el amor fue unilateral, en algún momento él también se enamoró de mí.

"¡Hyung!" lo llamé, acercándome a él. Él se levantó, regalándome una mirada confusa, pero con su icónica sonrisa. Bogum era alto, y con un hermoso cabello azabache, su nariz era respingada pero no mucho

"¿Taehyung? ¿Qué haces aquí?" me pregunta, revisándome una vez que estaba cerca de él.

"De eso quería hablarte." sonreí un poco incómodo.

"¿Qué es?"

"Mi madre me echó de la casa." respondí, con un suspiro. Miré al suelo, nervioso y asustado, por manía me amarré mi cabello, negro y largo para un doncel.

"¿En serio?" su voz denotaba frustración. "Dios, mi padre... mi padre y yo acabamos de tener una discusión bastante fuerte, por lo que prácticamente me corrió de casa también." se restregó el rostro con enojo. "¿Tú estás bien? ¿Los bebés?"

"Lo estamos." sonreí, para darle ánimos. "¿Quizá deberíamos empezar a trabajar?

"Toca." murmura, "Mi madre me dio unos ahorros... quizá podamos conseguir un apartamento pequeño por ahora y preparar todo para los bebes."

"¿Y la escuela?" murmuré, curioso.

"Quizá en nocturna sea más fácil." me ánima, "Déjame saco mi ropa y nos vamos a buscar algún lugar, ¿sí?" asentí.

No le toma mucho tiempo, como si hubiera empacado desde hace rato, por lo que cuando subimos al bus, él paga y mira por los costados. No quería preguntar realmente a dónde nos dirigíamos, sentía que él ya había pensado en esto antes que yo y había preparado algo. Bogum lucía serio en impasible durante el trayecto, ignorando las miradas acusatorias que nos daban; pero yo no, me empecé a sentir bastante mal y esperaba a que llegáramos lo más pronto posible a donde sea que debíamos llegar. Bogum me tomó de la mano y me la apretó fuertemente, como si quisiera alentarme, lográndolo... estando con él todo era posible. Sonreí con fuerzas, iría con él hasta el fin del mundo.

18 | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora