A los 18 años, Craig Tucker cometió un crimen devastador mientras se encontraba bajo la influencia del alcohol. En un acto de furia incontrolable, agredió de manera brutal a Kenneth McCormick, causándole la muerte. La tragedia tuvo lugar luego de qu...
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Salí de la casa de los padres de Craig, mientras sentía sus miradas preocupadas clavadas en mí. Laura insistió en que me quedara a dormir, argumentando que ya era muy tarde y que probablemente Craig regresaría pronto. Sin embargo, rechacé su oferta y me encaminé hacia mi hogar.
Caminaba con una mezcla de enojo y tristeza que pesaba en mi pecho. Apenas di el primer paso fuera de aquella casa que había sido testigo de mis emociones expuestas, cerré la puerta tras de mí y me dejé llevar por el aguacero de emociones que me invadía. Trataba de ahogar los sollozos, en vano, mientras limpiaba mis lágrimas con las mangas de mi camisa, cada lágrima que enjugaba era reemplazada por otra. Me sentía mal, atormentado por el remordimiento.
Una sensación de malestar me invadió. Mis pensamientos giraban en torno a la equivocación que había cometido al abrir mi corazón a Craig antes de aclarar mis propios sentimientos. El peso del arrepentimiento se apoderaba de mí. Había causado sufrimiento a Craig, había incomodado a sus padres e incluso a su hermana. Sentía como si fuera el más grande de los idiotas. ¿Por qué siempre tenía que ser yo el responsable de arruinar las cosas?
—¡Gah! ¡Eres un completo idiota! —jadeé mientras tiraba de mi cabello una y otra vez, sintiendo mi propia impotencia.
Con pasos vacilantes, me dirigí hacia mi hogar, temblando y lleno de miedo. ¿Dónde se encontraba Craig? Me sentía minúsculo, había herido y arruinado todo. Pero simplemente no podía seguir viviendo escondiendo la verdad de mi pareja; era necesario revelar lo que había estado ocultando. ¡Gah! La carga de mantener secretos era abrumadora.
Tomé mi celular con un suspiro, deslizando mis dedos sobre la pantalla en busca de un alivio temporal. Mis ojos recorrieron la lista de contactos mientras mi corazón latía con una mezcla de esperanza e inseguridad.
[Hey! Tienes planes para esta noche?] escribí, mis dedos casi temblando con la anticipación. Deseaba fervientemente no pasar esa noche en soledad.
La espera se sintió eterna mientras aguardaba una respuesta, mi impaciencia creciendo a medida que el tiempo pasaba. La soledad me rodeaba, envolviéndome como una manta fría que se niega a soltar. Entonces, finalmente, apareció su mensaje.
[No tengo nada que hacer, de hecho, estaba pensando en llamarte. Me siento muy solo, tanto que incluso salí a comprar unas cervezas, bb ;(]
Una sonrisa triste se formó en mis labios mientras leía sus palabras. Mis ojos se humedecieron, pero me apresuré a secar las lágrimas que amenazaban con escapar. Erguí la cabeza, divisando mi hogar al final del camino. Con el corazón un poco más ligero, me dispuse a entrar, pero antes de cruzar la puerta, tomé el celular nuevamente.
[Puedes venir a mi casa?? Si tienes tiempo, claro. No quiero ser una molestia] le escribí a Kenny, mi pulgar suspendido en el aire antes de presionar "Enviar".
Apagué mi celular con una mezcla de nerviosismo y vergüenza que hacía que mi corazón latiera con fuerza en mi pecho. No quería enfrentar lo que pudiera haber en esos mensajes. Mordí mi labio inferior mientras deslizaba el teléfono en el bolsillo de mi pantalón, como si pudiera esconder mi ansiedad físicamente. El ligero zumbido del dispositivo no me permitió ignorar su presencia, pero me obligué a continuar hacia mi casa, soltando un suspiro de alivio al cerrar la puerta tras de mí.
