La señora Fischer, mientras padre hacía su parte, se encargó de avisar a todos y todas que, como ella, estaban allí , presos y devastados.
Asique cuando padre , fue a darle las llaves , en la esquina que acordaron, todos ya sabían de su plan.
La señora Fischer y padre lideró ha ese mar de gente , que les seguían.
Atravesaron todo el campo hasta la puerta.
Llegaron y los nervios y las ganas , hicieron torpes las manos de la señora Fischer. Pero tras dos o tres intentos pudo meter la llave en su cerradura.
Todos andaban esperanzados y ansiosos , pero sobretodo padre .
La gigantesca puerta se adelantó y los hombres, mujeres, niños ,niñas,ancianos y ancianas, pudieron ver Berlín sin una reja de por medio.
Eran libres, sus miradas lo decían, sus ojos brillaban , de alegría y de lágrimas. Lágrimas de felicidad, que creyeron nunca volver a soltar.
La señora Fischer gritaba y reía de alegría, esa que te entra cuando consiques tus objetivos o te sale un truco imposible.
Padre también estaba contento, pero también triste.
Él no podía hacerle esto a su familia, no podía hacérmelo a mi. Escapar, sería no volver.
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La peculiar idea de cambiar
Ficção AdolescenteEn el siglo XX entre 1933 y 1945 se despertó la guerra nazi y exterminaron a miles de judíos. Nuestro protagonista es uno de ellos , que a pesar de tener una vida feliz con su esposa y su hija, los nazis no tuvieron piedad. El tubo que cambiar su re...