Sé que nunca voy a superarlo, pero al menos espero dejar de llorar algún día.
Este es el día más triste del año y siempre lo paso sola en casa a pesar de que mis padres intentan verme y comer conmigo.
No puedo hacerlo, aún recuerdo la manera en la que me miró mamá cuando se enteró que yo le había ayudado a sacar la moto del garaje.
Sus ojos llenos de dolor y decepción es lo que veo muchas veces cuando cierro los ojos.
No lo dijo, pero sé que lo pensó. Fue mi culpa. Si yo no lo hubiera ayudado y se hubiera quedado en casa, nada de eso hubiera pasado.
Ahora vivo con el remordimiento y la culpa de perder a mi hermano pequeño.
Matthew ha venido y me tiene preparado algo de comer cuando me levanto.
— Sabes que me gusta estar sola —le digo.
— Lo sé, pero no voy a irme esta vez, Aurora. Tus padres están preocupados por ti.
— No creo que quieran tener cerca a la culpable de la muerte de su hijo —me siento en el sofá y abrazo mis piernas.
— Vas a tener que cambiar el chip algún día. Tus padres no te ven como la culpable, ya lo sabes.
Papá sí ha hablado conmigo sobre el tema, mamá no.
— Tallarines con champiñones, exactamente cómo te gustan —pone el plato en la pequeña mesa y vuelve a la cocina.
El día está nublado y hace un poco de frío, así que, acompaña a mi estado de ánimo.
— No tenías que haberte molestado.
— Para eso estamos —deja una botella de agua encima de la mesa—. Come —me da el plato y me obligo a comer porque sé que él no me dejará.
Habíamos hablado de Diego durante el largo camino de Concepción a Los Ángeles. Le había dicho que me gustaba y que íbamos a empezar algo. Él había hecho un comentario respecto a las relaciones a distancia y poco más.
He hablado con Diego cada día desde que me fui y estoy deseando que venga a verme, aunque aún no sabe cuándo ya que hay mucho trabajo que hacer en la granja.
— Kika me está preguntando cómo estás —Matthew mueve los dedos por la pantalla de su teléfono.
— Ella respeta más mi intimidad —le saco la lengua.
— Gracias a que no la respeto no estás comiendo ahora fideos instantáneos que, por cierto, tienes que ir a comprar.
— Lo sé, tenía mucho trabajo atrasado y apenas he tenido tiempo.
— ¿Sabes que hay gente que lo puede hacer por ti?
Niego con la cabeza.
— Me gusta ir a comprar. ¿Sabes algo de Hunter?
— Es idiota, pero ya lo sabíamos. Me pregunta por ti en cada entrenamiento.
— ¿Cuándo vas a pegarle?
Matthew se ríe.
— ¿Quieres que le pegue?
— No me importaría, pero sé que te meterías en problemas.
Adoraba a mi hermano. Deseaba tener un hermano pequeño y no pude ser más feliz cuando mamá y papá lo trajeron a casa. Intenté protegerlo todo lo que puse, pero fracasé.
Hui de Los Ángeles y me fui a casa de Matt. Él estuvo ahí durante todo el proceso de duelo y estaré en deuda con él siempre. Se encargó de cuidarme y por eso quizás malinterpreté todo. Él no me trataba como una amiga, si no como algo más: una hermana.
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[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)
Ficção AdolescenteDesde Texas a Santa Mónica. Dispuesto a vivir un verano lleno de aventuras, Diego West cogió sus maletas y se fue donde siempre brilla el sol y las estrellas te ciegan.