❝Permiso Para Fumar❞ [Crenny]

𝙀𝙡 𝙏𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙮 𝙀𝙡 𝘾𝙖𝙢𝙗𝙞𝙤

-¿Estas listo?- interrogue en lo que estaba de pie junto a el contemplando por ultima vez, ese lugar tan desalineado como misero que hacia llamar su hogar, agrietado y que con suerte aun se mantenía sus columnas sosteniendo esas viejas paredes pobremente reforzadas. Si tendría que decir algo sin hablar, mi cara creía describía mi sensación de indignación, indignación a algo que no puedo cambiar, su origen -Puedo dejarte solo, supongo que es una mierda para ti esto-

Lo miraba de reojo, porque mientras mas miraba esa escena de pura miseria incluso a mi me inundaba el sentimiento de desgracia, tal como lo transmitía Kenny en esa mirada oculta en sombras, el azul característico de ellos no lo era mas que una oscuridad escalofriante que decía lo que sus labios no expresaban ni con una mueca; era melancólico, su sucio cabello desordenado en movimiento a la helada de la medianoche, las ojeras que apenas eran visibles y el afelpado que rodeaba su capucha. Cada detalle suyo era melancólico como fascinante, una fascinación que se contemplaba incluso en el lienzo moribundo de la pobreza

-No, quiero hacerlo ahora. De todas formas ya tienes las llaves, es una noche muy fría para dejar que Karen vuelva a dormir así- No era sus palabras las únicas que sonaban decididas cada que hablaba, cuando lo vi resoplar bajo como si en ello se fuera esa tristeza, se acerco hasta la puerta de su hogar y por detrás lo seguí, hasta que la abrió en cuanto pude ver la escena que tanto esperaba y no dejaba de ser algo angustiante hasta para mi -No importa, ellos están muy borrachos como para despertarse-

Heche un par de miradas a los detalles, su madre llena de moretones durmiendo en una postura muy incomoda en el sofá junto con quien supongo fue el victimario, igual que en los estereotipos malos de padres abusivos tenia todas las fichas. El televisor hacia mucha estática en esa sala oscura que era iluminado por su luz, mi cabeza comenzaba a ser afectada por el sonido y no por el tacto de que sostuvo mi mano hasta arrastrarme escalones arriba, todo esto era lo que yo sabia, lo que no vi pero era consciente de la situación y no me intereso lo suficiente

-Craig, apúrate, ayúdame a recoger un par de cosas importantes por ahora y después vere por lo otro- 

-Ah... si, esta bien- La oscuridad no me estaba dejando ver mucho, saque mi celular para alumbrar con la linterna y sentía seguía disociado de todo, de pronto frente a mi dejo cajas vacías que me ordeno llenar y eso hice, no puse replica ni queja alguna, llene las cajas que luego lleve en mis brazos con poco esfuerzo y busque a Kenny -¿Esto es todo por ahora?-

-Si, ya vámonos de aquí- Volvió a tomar la delantera dejándome como un seguidor una vez mas, bajamos esas escaleras y con una ultima vista a sus padres, decidí borrar esa imagen de mi cabeza en especial la de esa mujer. El solo cerro la puerta por detrás suyo y con el mismo retumbar grotesco, ya estaba ocurriendo el cambio -Apurémonos, me estoy cagando de frio-

El camino fue en completo silencio, no lo sentí tan pesado de su parte que caminaba a mi compas, no tenia la cabeza puesta en ese lugar por mas que yo quería estar en el presente y no tenia claro cuando se soltaron mis pies de la tierra firme, si lo fue en la mañana o lo fue en otro momento donde, se volteo una pagina sin terminar, se sentía tan extraño estar así con el, con el sentimiento de dejar a medias algo que debía acabar. Mis ojos vieron mas allá del cumulo de la nieve en el suelo o la que caía lenta en medianoche, era una de mis actividades favoritas porque notaba cada detalle de ella y me distraía tanto como lo hizo el, quien diría estos días solo ocurrirían

El diluvio de los copos fue detenido abrupto cuando llegamos a esa hotelería promedio, subimos los escalones de un metal pintado en blanco hasta pasar las iguales puertas que tenían en diferencia números del menor al mayor que poco tuvimos que pasar, ya que estábamos frente a la puerta con un 2 indicado. Deje las cajas sobre el suelo para buscar las llaves luego en mi bolsillo, hasta dar con ellas y abrir la puerta a un nuevo espacio, una escena en total contraria a la que conoció toda su vida