Capítulo 11

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Cuando Draco llegó a su habitación, hizo lo primero que le llegó a la mente: llamar a Theo. Como no le contestó el celular, lo intentó a su casa, y le cayó la contestadora.

Theo tenía invitados, algunos amigos de San Francisco estaban en la ciudad y los había invitado a cenar. Este desde el comedor oyó el pitido de la contestadora y empezó a oírse que Draco estaba grabando en la máquina. Su voz era de histeria.

"¡Theo!, ¡Theo!, ¿por qué no me contestas el maldito teléfono? ¡Necesito hablarte, Theo!! Me voy a volver loco aquí. Esto es insólito... ¡es como una película de Hitchcock mezclada con una telenovela de Televisa! ¡La muy mosca muerta! Se echó para atrás, Theo... prefirió humillarse y doblegarse a Harry que pedirle que respetara su futuro... ¡creo que estoy perdido! Ella no es para nada lo que él necesita, Theo... es la peor decisión de su vida... y no solo para él, ¡para ambos! ¡Son un par de imbéciles! Solo yo podría entender su vida, Theo, llevarlo por el camino del éxito, sin que se sienta como un macho alfa pero tampoco como un manipulado mequetrefe... ambos amamos nuestras carreras, tenemos un nombre hecho y sabemos qué esperar uno del otro, ¡nos merecemos uno al otro!", Theo ya no podía simular que no oía la máquina y sus visitantes lucían un poco avergonzados, algunos incluso lucían algo curiosos por la voz de Draco que se oía claramente desde la máquina.

"¡Y se me está acabando el tiempo, Theo! Y ahora tengo que pensar en otro plan que no involucre a la rubia tonta y voluble de Astoria... ¡Theo, tienes que ayudarme a pensar! llámame en cuanto oigas esto, por favor, ¡o no te voy a volver a hablar nunca más!", y por fin, llegó al final del mensaje. Theo se miró las manos y luego a sus invitados.

"¿Alguien quiere café?"

Murmullos de si, y claro, por favor, empezaron a llegar de los comensales mientras algunos reían por lo bajo intentando mirar a otro lado.

-*-

Draco estaba dormido a lo ancho de la cama. El televisor estaba encendido, las cortinas abiertas y el sol del verano entraba implacable, la cama estaba llena de envolturas de chocolate, botellitas de whisky y de pañuelos de papel arrugados. Su posición, definitivamente era muy incómoda, sin embargo, dormía y roncaba en su sueño etílico aunque la luz era potente en la habitación.

Cuando la puerta sonó, se despertó sobresaltado. Draco se levantó intentando no caerse y romperse la nuca con las botellitas que había en el suelo. Afortunadamente, tenía una bata a mano que se puso sobre la ropa de dormir. Así caminó tambaleándose a la puerta que seguía sonando insistentemente. Cuando pasó al lado del televisor, vio que había un programa de noticias sonando en voz baja y lo apagó malhumorado.

Cuando abrió la puerta, miró a su alto y guapo visitante y gritó de gusto. Este extendió los brazos y dijo "¡tarán!" y lo abrazó de inmediato cuando Draco saltó hacía él emocionado.

"¡Theo!", gritó Draco encantado casi en el oído del mago, se dejó empujar por su amigo hacia la habitación sin poder creer que estaba allí con él.

"Pareces una geisha... o debería decir, una muy despeinada y poco presentable geisha", dijo riendo separándose de él.

"¿Qué?", dijo Draco, y Theo le señaló el rostro.

Cuando este se tocó la cara se dio cuenta de que se había dejado una mascarilla puesta toda la noche y gritó aterrado. Theo rio divertido y lo agarró del brazo y lo llevó al baño.

"Relájate, relájate... no es nada que no salga con un buen Fregoteo", y Draco le dio una palmada en el brazo aterrado y corriendo a verse en el espejo.

"Oh, pero qué habitación... pareciera que se hubiera quedado un recién graduado de Hogwarts en su primer viaje fuera de Londres sin sus padres", y cuando observó el mini bar dijo, "Oh, muerto en acción... ¡qué elegante, Draco!", y le dio una nalgada de la que Draco se quejó pero no dijo nada porque seguía asustado por su rostro.

La Boda de mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora