Capítulo 2

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Escrito por vesna (mrsronweasley)

Traducido por peoniesforLan

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Porsche está sentado en el mueble de su oficina, sintiéndose completamente exhausto. Muy pronto será la medianoche, y lamentablemente tendrá que dormir aquí, pues aún le queda mucho trabajo que hacer. Kinn ha tratado de decirle que necesita mantener un balance entre su vida personal y laboral, pero Porsche definitivamente no va a demostrar lo novato que sigue siendo en estas cosas frente a la familia menor, ni mucho menos frente a la familia mayor.

Su mano empieza a acercarse a su pene. En estos días se ha sentido tan caliente y excitado que es insoportable. Nunca han estado tantos días sin follar, y cuando finalmente toca su pene medio erecto, empieza a gruñir del alivio. Prosigue a cerrar sus ojos, y justo cuando saca su pene del confinamiento de sus pantalones, su teléfono empieza a sonar. El teléfono sigue vibrando y vibrando hasta que finalmente se digna a agarrarlo para saber quién está molestándolo. Resulta ser Kinn. Kinnlo está llamando. ¿Cómo diablos se dio cuenta?

—¿Me estás espiando? —Porsche le exige mientras sigue tocándose el pene con su otra mano.

—¿Te estabas masturbando? —Kinn le pregunta con aquel exasperante tono de voz.

—No te importa —dice Porsche, mas deja de tocar su polla.

—Así que estabas haciéndolo —Kinn le dice—. ¿Tan cachondo estás?

—Estoy cansado —Porsche le responde—. Es algo normal que uno hace antes de irse a dormir.

Kinn le pregunta—: ¿Siempre te masturbas antes de dormir?

—Sabes muy bien que no es así.

—Y ¿por qué no?

Porsche pone sus ojos en blanco—Porque follamos todas las noches.

Kinn le responde con una voz terciopelada y placentera—¿Te hace falta?

Como Porsche ya tiene una idea del rumbo que tomará la conversación si siguen así, empieza a mover su mano hacia su pene. Ellos tienen phone sex cada vez que uno de ellos está afuera, y le sorprende el hecho de que estuvieron tanto tiempo sin hacer esto—Sabes muy bien que sí —Porsche le responde en voz baja.

—Dime qué es lo que extrañas —le dice Kinn. Su tono de voz también ha bajado, y ahora se escucha... íntimo.

Porsche empieza a gruñir por la repentina frustración. Esto lo han hecho antes, han hablado de las cosas que se harían si estuvieran juntos y han escuchado cómo el otro se masturba hasta que llegan a sus orgasmos, pero esto... se siente diferente. Sus orejas, su cuello y todo su cuerpo se sienten calientes—No lo sé. Extraño... extraño tus caricias.

—Yo también extraño tocarte. ¿Qué más?

—¿Te estás masturbando ? —Porsche le pregunta con indignación. ¡No es justo que Kinn pueda hacerlo y él no!

—Mn. Tal vez —dice Kinn suavemente.

Porsche rechina sus dientes mientras hace hasta lo imposible para no masturbarse. Él no sabe exactamente qué juego está jugando Kinn, pero ya que Porsche ansía con desesperación que lo follen esta semana, aparta su mano de su erección—Extraño tu boca —dice él con los ojos cerrados, pues es más fácil hablar de esta manera—Extraño tu pene.

Kinn hace un sonido de satisfacción—¿Qué extrañas de mi pene?

—Que me lo metas —Porsche le confiesa—. Deseo que me folles ahora.

—Si estuviera ahí, te follaría suave —Kinn le dice—. Te seguiría follando lento hasta dejarte completamente excitado, hasta que tu polla se ponga dura y erecta—, dice Kinn con un poco de desesperación.

Porsche empieza a gemir, tratando de ignorar el hecho de que su pene erecto empieza a secretar pre-semen—¿Sí? Y ¿qué más?

—Besaría tu cuello, justo como a ti te gusta —Kinn le dice sin aliento—. Me encanta cuando te estremeces por mis caricias.

Porsche jadea hasta que finalmente no puede soportarlo y agarra su pene. Temblores recorren su cuerpo cuando lo toca y dice—: Más, dime más, yo–

—Detente —dice Kinn, y esta vez, su voz se escucha seria—. ¿No te dije que no te masturbaras?

Porsche gruñe—¿Estás jodiéndome?

—No, lo digo en serio —le dice Kinn—. Aparta tu mano ahora.

Porsche se sorprende consigo mismo, pues realmente le hace caso—¿Qué mierdas te pasa, Kinn?

—No quiero que te corras hasta que yo te folle. ¿Puedes hacer eso?

—Pues entonces fóllame mañana —Porsche le dice.

—Mn —le dice Kinn, pero eso no es ni un "sí" ni un "no". Porsche quiere tirar su teléfono contra la pared—. Ten una linda noche, Porsche, y recuerda: no te follaré por una semana entera si te masturbas y te vienes.

—Vete al carajo —dice Porsche. Luego añade—: Te amo, adiós.

Y con esas palabras, cuelga el teléfono.

Mira su polla erecta con tristeza, y prosigue a meter su miembro en sus calzoncillos antes de irse dormir. Si no puede masturbarse, al menos puede tratar de dormir para no pensar en eso. 

༺༻

—Ay carajo, carajo, carajo, carajo —Porsche canturrea cuando Kinn lo empuja contra la pared del pasillo y empieza a besar su cuello—. ¡Mierda! —él jadea mientras Kinn empieza a dejar chupetones en su cuello. Su polla ya está reaccionando— Avanza y tócame, Kinn, lo necesito tanto—, susurra él. Ya ni si quiera le importa si los descubren haciendo cosas indecentes al aire libre. A estas alturas, prefiere mil veces que las personas los descubran con las manos en la masa a que Kinn se detenga.

—Porsche —Kinn le susurra en su oído, ocasionándole cosquillas—, te extrañé tanto. Extrañaba esto.

Porsche gime y lo besa. Ambos se besan con tanta desesperación que las piernas de Porsche tiemblan. Kinn agarra su polla y empieza a manosearla, y Porsche está extasiado por el hecho de que finalmente lo están tocando. Sin embargo, cuando está a punto de perderse en el calor del momento, Kinn deja de tocarlo y Porsche por poco se cae—¡Qué carajos, Kinn!

Kinn mira sus alrededores y dice—: Pensé haber visto a alguien —. Al menos Kinn luce tan arruinado como está Porsche, pues sus ojos se ven nublados y desenfocados, y su cabello está desordenado.

—Ay Dios mío, esto es tan estúpido. Solo subamos y follemos de una vez–

—No puedo, tengo que hacerle un favor a padre, y ya estoy tarde —Kinn se endereza su chaqueta y se arregla el cabello, luciendo tan intocable como siempre. Lo único que Porsche quiere hacer es follar con él en este mismo pasillo sin importarle tres carajos que alguien los vea.

Sin embargo, lo único que hace es golpearse la cabeza contra la pared varias veces antes de meter su polla en sus pantalones y ponerse presentable poco a poco—Voy a morirme —dice él casualmente. Su corazón está latiendo como loco. 

Kinn lo mira con escrutinio antes de decir—: Aún no —dice él, mas parece que está hablando más consigo mismo que con Porsche. Luego dice—: Adiós bebé, te veo después.

—¡¿Cuándo?!

Sin embargo, Kinn ya está yéndose, dejando a Porsche completamente solo en la esquina del pasillo.

Porsche le da toquecitos a su polla antes de suspirar. Diablos.

Él también tiene cosas que hacer. Tiene una reunión al otro lado de la ciudad, y si no se va ahora, no llegará a tiempo.

Porsche no ha tenido un buen orgasmo desde hace cinco días.

Ya se le está colmando la paciencia.

тυrη мe υρ ᵏⁱⁿⁿᵖᵒʳˢᶜʰᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora