Atascados bajo la lluvia

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El aroma de los lobos

"The Scent of Wolves"

De Ymer

Alfabeteado por Bet

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—¡Por favor Alfa, anúdame! ¡Por favor!

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—¡Por favor Alfa, anúdame! ¡Por favor!

Draco inclinó la cabeza hacia atrás en su dicha, volviendo a la tierra ante la súplica de la omega retorciéndose debajo suyo. Las betas en su vida habían estado perfectamente bien hasta que hundió su pene en una omega, y luego, todo se precipitó a partir de ahí: aquí era donde pertenecía.

Draco la sujetó por las caderas, entrando y saliendo, la rutina exigió que llenara un agujero. Teniéndola sobre sus manos y rodillas, fue fácil pretender que ella era alguien, cualquier otra persona.

Pasar por una rutina con una omega real era un raro placer, pero había poca o ninguna atracción por la bruja debajo suyo, más allá de la designación.

Ella podría tomar su nudo, él lo sabía. Sabía que no la lastimaría; que no tendría que ser cuidadoso. Si él la anudara, ella gritaría extasiada. Lo adoraría como a un dios, como si fuese el único hombre en el mundo que podría satisfacer aquel primario impulso.

Pero a Draco le irritaba que lo llamaran Alfa. Odiaba cuando actuaban como si hubiesen perdido el control sobre sí mismas. Hizo que su estómago se revolviera con los terribles recuerdos del Señor Oscuro y sus maldiciones Imperio. Draco no quería ese tipo de control sobre nadie, ni siquiera sobre una omega.

Ni ahora, ni nunca.

En lo profundo de su rutina, Draco todavía sabía su nombre; sabía el nombre de la mujer debajo suyo; sabía las consecuencias de cada acción. Perder el control... Los Alfas que simplemente «no podían evitarlo», excusas en las que se apoyaron los hombres débiles que sólo querían coger, o chicos sin el mínimo conocimiento de la moderación. Él no era ninguno de ellos; el control sobre sí mismo fue tan satisfactorio como el clímax.

Empujó más lento, mirando hacia abajo y observando los labios de su vagina estirarse alrededor de su longitud, dejándolo resbaladizo y brillante. Tan cerca del orgasmo, su nudo estaba parcialmente inflado y tensando la piel normalmente arrugada en la base de su pene.

Draco deseaba anudar a esta omega. Su instinto le dijo que darle lo que ella pidiera activaría todos los interruptores de su cerebro y abriría las compuertas al placer.

A las partes más antiguas y primarias de él.

Su mano cayó entre ellos, atrapando algo de su fluido en un tirón hacia afuera y cubriendo su nudo. Apretarlo hizo que se estremeciera, su respiración se entrecortó.

El aroma de los lobos *Traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora