Parte uno: Maroon.

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Me quité el antifaz de la cara, sintiéndome frustrada.
No podía dormir.
Me levanté de la cama y volví a tomar el teléfono que aventé al otro extremo de la cama.

Después de dar la noticia de que estaba nuevamente soltera, habían noches más fáciles que otras. Había noches en las que, después de un show largo, podía llegar a casa con la energía suficiente para bañarme, cambiarme de ropa, comer algo y dormir. Pero había noches duras, en las que realmente no podía ni quedarme quieta en la cama.

Como hoy, por ejemplo.

Con el corazón acelerado y con el estómago revuelto tomé el teléfono y abrí nuevamente el mensaje del número que reconocí, aunque ya no estaba en mis contactos.

Hola, Taylor.
Espero desde el fondo de mi corazón que te encuentres bien.
Sé que es un poco apresurado, y también sé que esta no es la manera de decírtelo, pero iré a verte hoy a tu último show.
No planeé esto muy bien, así que estaré en las gradas.
Espero que puedas verme y decirme hola, yo estaré animándote desde ahí.
Con amor, K.

Me encogí en la cama nuevamente, leyendo y releyendo.

“No planeé esto muy bien.” Oh, vaya.
“Estaré en las gradas.” ¿Por qué en las gradas?
“Espero que puedas verme.”

Me reí.
Claro, Karlie. Claro que podré verte.

Me quité los dedos de la boca cuando iba a mordisquear mis cutículas ansiosamente. No era una fanática de darle qué hacer a mi equipo de estilistas. Tenía que lucir muy bien para el show, pero no lo lograría si, en primer lugar, pudiera dormirme.

Suspiré llevándome una mano a los ojos, recordando uno de nuestros momentos juntas.

En Nueva York siempre hace frío.
Caminé hasta el bar del departamento, donde ya no quedaban mis botellas favoritas. Maldije en voz baja al darme cuenta de que me había acabado mis vinos, los cuáles no surtían hasta que ya era muy tarde.
Como ahora.
Con una mueca, busqué entre las botellas que quedaban en el mueble, encontrando sólo regalos que me habían hecho a mí o a Karlie.
Bueno, pensé, peor es nada.
Descorché una botella y medio llené una copa de aquel vino tinto.

Entonces regresé a mi lugar en la sala y continué escribiendo las ideas que tenía para poder plasmarlas en una canción.
Era un proceso tardado, pero bastante efectivo; comenzaba plasmando la historia que tenía en la cabeza, escribiendo todos los detalles de la idea que tenía muy presente. Después comenzaría a musicalizar, tal vez con ayuda, pero el proceso de ahora tenía que hacerlo sola.
Escribir era una de mis cosas favoritas en el mundo. El proceso creativo de inventar una historia, de darle una estructura y de moldear con los detalles necesarios, para mí, era una de las mejores cosas que podía hacer.
Lo disfruté mucho, incluso aún más si, como ahora, se trataba de una canción de amor.
Mi mente se quedó en un bache por un segundo, intentando decidir ante dos posibles desarrollos para la trama de mi historia cuando la puerta sonó.
Levanté la mirada sólo para encontrar la delgada silueta de mi compañera de piso envuelta en un abrigo.
“Hey.” Dijo ella. “Está helado allá afuera.”
Le sonreí.
“Hey, bienvenida a Nueva York.”
Ella me miró con sus ojos azules y me sonrió.
“Taylor…”
“Karlie…”

Ella suspiró y se quitó el abrigo y los zapatos. Todo bajo mi atenta mirada, mientras le daba tragos ocasionales a la copa de vino.

“¿Qué estás haciendo?” Preguntó, acercándose hasta el sillón.
“Estoy escribiendo un poco.” Le dije, levantando en el aire mi libreta.

Ella me sonrió y mi corazón latió fuertemente dentro de mi pecho.
Karlie tomó lugar junto a mí en el sillón, entonces vi sus intenciones de espiar en mi libreta y la cerré dejando el bolígrafo que estaba usando dentro.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2023 ⏰

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Maroon (Kaylor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora