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Esta historia podría empezarse por el final, pero no tendría gracia. Los Slytherin ya habrían resuelto sus problemas familiares, no tendrían problemas con la comida, ya no había abusos por los padres y las enfermedades se habían llevado a mucha gente.
Tampoco empezaré contando desde el nacimiento de Velia Black, serían muchos secretos descubiertos. Como el fallecimiento de su madre al dar a luz o el desaparecido de su padre tras una misión en un acantilado al lado del mar. Pero si comenzaré por su primer año en Hogwarts.
No diré cómo se subió al tren, ni tampoco como conoció al gran Harry Potter en el tren. No...
Esta historia va más allá de simples acciones, aquí no explicaré la amistad de Potter y Black. Aún que nunca habrá ninguna, aquí Velia encontraría su sitio entre serpientes. ¿Quien lo diría? Es hija de su padre, él también perteneció a la casa verde.
La niña de once años nunca había estado rodeada de tanta gente. Sus palmas sudaban, varios la miraban por su pequeña cojera. No le gustaba tener atención. Intento mantener la cabeza en blanco al sentir el sombrero en su cabeza.
Había leído libros y libros de Hogwarts, sabía más que la mitad de los niños que reciban entraban. Era callada, hacía las cosas con elegancia y silencio. No le gustaba que la molestarán. Había heredado varias cosas de Regulus Arturus Black. Menos la apariencia, no era pelinegra de ojos claros. Tampoco era rubia de ojos azules. Su pelo brillaba debajo de las velas, era cobrizo, no llegaba a ser pelirrojo, peor tampoco era castaño. Sus ojos eran cafés, no muy oscuros.
Tenía los puños cerrados con fuerza, esperando a ser nombrada Slytherin con su primo. Lo había conocido hace horas, Draco Malfoy. Rubio y orgulloso. Antes de entrar a la sala hubo un encuentro con Harry Potter. Velia no se metió, pero cuando el trio de oro se apartó ella simplemente comentó una frase.
- A lo mejor si hubieras aceptado ser su amigo dejaba de llamar a Hermione sangre sucia y dejaba a Ron en paz - no supo cuando enfado eso al elegido.
El sombrero tardaba mucho en elegir su casa. A ella no le parecía para tanto, que la seleccionara en Slytherin y listo. Pero él no estaba de acuerdo.
