XIV

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La boca de Qin se quedó abierta en pura incredulidad. Nikola tarareó mientras continuaba escribiendo en su libreta, complacido de haber logrado sorprender a su amigo, que la mayoría del tiempo se mostraba imperturbable.

Estaban en la habitación adyacente del laboratorio, una especie de comedor, sentados frente a una amplia mesa con aperitivos y bebidas, a pesar de la queja del croata sobre ya haber desayunado con anterioridad. Nikola había estado tranquilizando a Göndull y a sus colegas científicos durante veintidós minutos, asegurándoles que estaba bien; ¿nervioso? sí, ¿cansado? por supuesto, ¿físicamente adolorido? indiscutiblemente, pero completamente en aptas condiciones mentales y muy, muy, muy felíz.

Habría continuado con sus disculpas y explicaciones -se sentía impaciente por comentarles sobre la increíble forma en la que ahora Beelzebub y Satanás cambiaban de conciencia con fluidez, y, obviamente, dejarles en claro que Satanás no sería una amenaza para su propia seguridad ni para la de ellos, había recibido una promesa de demonio- si no fuera por la gran falta de paciencia del Gran Emperador Chino, que lo agarró por las solapas del abrigo y caminó en dirección al comedor, anunciando que su charla era más importante y ordenando que no los interrumpieran. Nikola se dejó arrastar con una sonrisa de disculpa y la promesa de una presentación en donde expondría todos los cambios minuciosamente.

Ahora, terminando de contarle a Qin sobre cómo había logrado salvar al Señor de las Moscas de una muerte inminente, planeaba dicha presentación, anotando los puntos claves para que fuera lo más informativa posible.

—Entonces... hăo, tú y el- los demonios tuvieron sexo.

Nikola asintió—. Así es.

—Mucho.

—Oh, sí, yes, ja, da, oui.

—¿Y ahora son... pareja?

Nikola sonrió—. Según el modus operandi de los demonios, de por vida.

La boca de Qin se movió mientras trataba de encontrar palabras. No podía verlo debido a su venda, pero estaba seguro que se encontraba frunciendo el ceño—. ¿Así que están, según el modus operanti de los demonios, casados?

Nikola inclinó la cabeza y frunció los labios pensativamente—. Quiero decir... no en ningún sentido legal —reflexionó—. Específicamente, no según los estándares humanos regulares. No puedo decir que mi padre estaría contento con tal decisión. Pero tomando en cuenta lo que me contaron Beel y San, no sería necesaria una ceremonia para considerarnos- sí, casados.

Qin se recostó sobre su asiento, su taza de té bebida hasta la mitad momentáneamente olvidada—. Cào, dulce Nikola. Estás casado. Con el Señor de las Moscas.

El mayor científico de la humanidad se rió—. Y con Satanás, no lo olvides. Son realmente muy tiernos cuando no están tratando de intimidar a los demás.

—Tuviste tu primera vez con un, quiero decir, dos demonios.

—No quería que murieran.

—Siendo honesto, mi buen Nikola, cuándo Hades me contó lo que hizo, me preocupé. Reconozco tú inteligencia y valentía, pero actuar tan precipitadamente podría haber ocasionado un descenlace fatal. Me alegra que estés bien y que el- los demonios ya no estén en riesgo. Pero, y no lo digo como emperador, sino como tú mejor amigo, ¿no crees que las cosas se están moviendo demasido rápido para tus estándares?

S malo ljubavi ---beelniko/satanikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora