New Sensations.

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Ah... Mgh, ¡Ah! —el gemido agudo de la mujer resuena por la habitación, pero lo que realmente excita a Santiago es la manera en la que está siendo tratada, se enfoca su vagina siendo taladrada por la enorme polla del chico que entra en medio de los jugos de la mujer mezclados con el presemen mientras jala su cabello y la nalguea hasta dejar rojo su trasero.

Como le encantaría a Santiago ser tratado así.

Santi mueve el vibrador por su coño húmedo arqueando su espalda con violencia al sentirlo encima de su clítoris, escuchar los sonidos guturales del hombre en la pantalla lo excita a sobre manera y se retuerce de manera involuntaria haciendo que la tela de su falda le provoque cosquillas en sus muslos.

Siente que está a nada de llegar cuando el timbre de su casa suena, lo que le hace cerrar su laptop y esconder rápido el vibrador que tiene entre sus manos debajo de las almohadas.

El timbre vuelve a sonar y olvidando por completo su manera de vestir baja y se asoma por la mirilla dándose cuenta que es el amigo de su padre, Henry.

—Maldita sea y justo ahora —bufó y justo estaba por abrir la puerta cuando recordó su "disfraz", no creía que era buena idea presentarse ante el señor Martín como una colegiala, le dio un vistazo a sus calcetas largas que llegaban hasta encima de su rodilla, su falda de cuadros que apenas cubría la braga rosa debajo y la blusa blanca completamente abierta dejando ver sus pezones perforados.

El timbre lo volvió a sacar de sus pensamientos y gritó un "ya voy" mientras se ponía el saco que su padre había olvidado en el perchero, abrir así era mejor que abrir a como estaba.

—Señor Martín, que bueno verle, ¿cómo le va? Mi papá no está y no sé a qué hora llegará —habló de manera apurada pues aún sentía un cosquilleo en su intimidad y quería que el señor se fuera para continuar.

—Hola, Santi, lo sé, justo por eso vengo, me marcó hace rato y me dijo que si podía venir a su despacho a encargarme de unos papeles que había dejado pendientes y que resultaron ser urgentes, pero que él tardaría en llegar, me dijo que te habías quedado tú, ¿me das chance de entrar?

Se jodió su juego.

—Ah, claro, adelante —se hizo a un lado dejando al hombre pasar. Henry era de total confianza de Guillermo, eran socios y demás cosas que Santiago a sus 17 no lograba comprender, al menos no las cosas que conllevan el mundo laboral y quizá algo más, viéndolo quitarse el saco y arremangarse la camisa mientras caminaba hacia el despacho le hizo darse cuenta que tampoco comprendía porque su esposa se había divorciado de él.

Después de tantos años reparaba en el amigo de su padre y le estaba gustando más de lo debido.

—¿Sucede algo, Santi? —la voz gruesa del hombre le sacó de sus sueños y se dio cuenta de que lo había seguido hasta la entrada de la pieza y se lo había estado comiendo con la mirada.

—Ah, no, nada, quería asegurarme de... De que llegara bien al despacho —río con un destello de inocencia que hizo que Henry le devolviera la sonrisa antes de sentarse a revisar unas hojas apiladas —bueno, te dejo, cualquier cosa que necesites estaré en mi habitación.

Le guiñó y sin darle chance a decirle nada cerró la puerta y salió corriendo hacia su cuarto.

—Ni modo, toca ser silencioso.

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Pero Santiago no sabía nada de ser silencioso.

Más de una vez había tenido que morderse sus labios mientras acariciaba su vulva con fuerza, la imagen de Henry llenaba su subconsciente y en varios momentos lo llamó entre gemidos, metió sus dedos dentro de su vagina doblándolos hacia arriba tocando un punto que lo hizo delirar y gritar de placer.

New Sensations [HenSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora