La oscuridad está tragándose todo. Me da mucho miedo ¿dónde estás mamá? Ayer la oscuridad se comió a la luna y al sol y a las estrellas. Está fría y moja cuando la tocas, pero se siente como sopa, nomás que fría y negra. Creí que me iba a salir un monstruo de la oscuridad. Mami ¿qué no oyes que estoy llorando? Tengo mucho miedo, sólo queda la casa. Intenta meterse por las ventanas, pero ya las cerré todas. Mami por favor, dime qué pasa…
Vinimos la semana pasada mamá, Eli y yo. Eli es mi hermana mayor, tiene doce años y ya se siente muy grande. Nunca quiere jugar, se arregla como mamá y se burla de mí diciendo que soy infantil, “la niñita” o cosas así. Ésta no es nuestra casa, era la de abuelita, pero yo nunca había estado aquí. No me gustó cuando la vi, porque estaba negra, grandota y muy fea. Es bonita pero es fea, elegante pero siniestra. Eli me preguntó cuando llegamos que si me daba miedo y yo le dije que sí. Luego me dijo que el fantasma de la abuela anda por aquí, dando vueltas y que en la noche iba a llegar a jalarme las patas, porque soy la más chiquita. ¡Yo no quiero que haga eso! –le grité y me puse a llorar, pero Eli me llamó infantil de nuevo por creer esos cuentos. Me parece que quiere decir que soy una niña y ella no, pero estoy segura que no sería tan valiente contra la oscuridad…
Mamá la regañó por decir eso de abuela y la castigó, pero Eli no le hizo caso, subió la escalera rápido porque tenía que desempacar, haciendo muecas extrañas. Vámonos mami –le dije, pero mami no me hizo caso, se fue hacia la puerta con su maleta, es pesada, por eso le ayudé a cargarla. Luego nos quedamos en la sala y empezó a soplar viento, pero no el viento bueno, un viento malo, de ese que da frío tan fuerte que lo sientes hasta el interior del corazón. Hay sombras al fondo de la casa, pero cuando le digo a mamá, me regaña: dice que no le cuente mentiras. Pero no son mentiras, deben ser fantasmas, o monstruos o el diablo. Eli dice que el diablo se le aparece a las niñas que cuentan mentiras, ¡pero no es mentira! Yo los ví, ahí estaban, sombras raras que susurran en los oídos. Mami dice que susurrar es de mala educación, pero los fantasmas lo hacen, para asustarte. Porque son malos.
-Es una casa vieja, ¿por qué no la derrumba papá y construyen una mejor? –dijo Eli, pero mamá puso una cara muy fea y la regañó, dijo que era la casa de abuelita y nadie la iba a derrumbar. Veo las escaleras que rechinan cuando pasas por ellas y pienso que pudo ser divertido. Siempre es divertido, un juego, cuando brincas en las escaleras que hacen ruido. Todos te regañan, pero a mí me gusta el sonido. Pero esas escaleras no, tienen algo raro: cuando rechinan parecen quejarse. Me quedé asustada, le dije a mamá que nos fuéramos otra vez, pero ni me oyó. Se fue hasta su cuarto y ahí se quedó durante mucho tiempo.
-Muévete mocosa –me dijo Eli y pasó aventándome con una maleta. Yo corrí a donde estaba porque si me quedo solita atrás, de seguro que me sale un fantasma y me intenta comer. O un monstruo. En las casas como éstas hay muchos monstruos, en cada rincón, aunque antes yo solía decir que sólo las niñas chicas se asustan con eso.
Mami, ¿qué no ves que de esa oscuridad salen los monstruos…?
Me quedo ahí sentada sin hacer ruido para que Eli no se enoje conmigo, hasta que llega mamá y nos dice que iremos a la capilla. Eli gruñe cuando le dicen eso, pero yo estoy super feliz de salir de aquí. Ahora ya no puedo, la oscuridad me va a comer si me salgo… y adentro de ella están los monstruos, los del clóset, los de las películas de miedo y los fantasmas. Pero hace una semana fui con mamá y Eli a la capilla. Así ya no daba tanto miedo, porque acompañada parecía otra oscuridad la de esa noche.
Caminamos horas para llegar a la capilla. Estaba muy asustada y cansada, pero iba junto a Eli y mamá y cuando los arbolitos se movían con el aire y cuando las cosas blancas aparecían más allá, no me daba miedo. Esos son fantasmas, pero no como de las películas que son sábanas, actores disfrazados o efectos de cámaras; éstos son cosas mojadas como la oscuridad y frías, parecen personas pero tienen la piel transparente. Eli no los ve, o a lo mejor se hace la loca. Mamá no los ve, porque nomás los niños los vemos. Tal vez cuando creces se te olvida. Que bueno, no puedo estar viéndolos siempre luego te quieren tocar para comerte y si no los ves, ellos tampoco te ven ¿verdad? Por eso no vieron a mami y como Eli se hace la loca, pos por eso nomás me ven a mí.