Cuando salimos de la dollhouse todas tuvieron a alguien a quien abrazar, menos yo. Di una vuelta y entonces vi a la persona que menos me esperaba ver. Ezra.
Sin pensarlo me tiré a sus brazos y el me cogió.
-Pensé que te había perdido.- El suspiró cogiéndome de la cara y asegurándose de que no tuviese nada. Le volví a abrazar y lloré en su pecho.
-Estás a salvo, no voy a dejar que te vuelvan a hacer daño de nuevo.- El me dijo cogiéndome en brazos.
Cuando me hube calmado un poco lo miré a los ojos y le besé lentamente, queriendo saborear el sentimiento.
-Hay otra chica ahí dentro.- Uno de los policías gritó. Me separé de Ezra y todos miramos a la puerta por donde habíamos salido.
Unos minutos después salieron dos policías ayudando a una chica rubia. Llevaba la misma blusa que llevaba Ali cuando desapareció y estaba despeinada y sucia.
-¿Cómo no nos dimos cuenta de que había alguien más allí?- Preguntó Emily.
-No lo se.- Contestó Spencer.
-Chicas, tenéis que subir a la ambulancia para llevaros al hospital.- Nos dijo uno de los médicos.
-¿Pueden subir con nosotras?- Preguntó Hanna señalando a Caleb y a Ezra.
-Está bien.- El contestó.
Llegamos al hospital 20 minutos después. Se pasaron todo lo que quedaba de noche haciéndonos pruebas y cuando terminaron por fin nos dejaron descansar.
-Hey.- Dijo Ezra entrando en la habitación.
-No dejes que más médicos venga a hacerme pruebas.- Le supliqué.
-Si eso es lo que quieres... Iré ahora mismo a decirles que dejen de hacerte pruebas.- El me dijo dándome un beso en la frente y volvió a salir de la habitación.
-Oh, Aria.- Escuché la voz de mi madre y enseguida sentí sus brazos alrededor de mi.
-Hola, mamá. Te he echado de menos.- La dije abrazándola fuerte.
-Yo también, Pookie Bear.- Ella me dijo tiernamente con mi mote.- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?- Ella me preguntó.
-Ezra ha ido a decir que no quiero que me hagan más pruebas.- Le dije.
-¿Ezra? Pensé que ya no estabais juntos.- Ella me dijo.
-Gracias a Ali, Caleb y Ezra nos encontraron. Si no fuera por ellos seguiríamos allí abajo.- Dije llorando de nuevo.
-Si hace falta lo destruiré para que no vuelvan a encerrar a nadie allí.- Ella me dijo abrazándome de nuevo.
-Estoy aquí.- Ezra dijo entrando con cuidado.
-Hola, Ezra.- Dijo mi madre sonriéndome.
-Ella, no sabía que estabas aquí.- El dijo.
-Voy a darte las gracias por sacar a mi niña de allí ahora y luego voy a ir a la cafetería a coger comida por un tubo para que Aria coma porque está en los huesos.- Ella dijo sonriendo y dejándonos a solas de nuevo.
-¿Estás mejor?- El me preguntó.
-¿Ezra, podemos hablar?- Le pregunté.
-Claro.- El dijo sentándose en la silla donde estaba sentada mi madre.
-Lo dejamos porque pensamos que sería mejor que disfrutase de la universidad sin límites. Pero estar ahí abajo encerrada y con algo de tiempo para pensar... quiero estar contigo, Ezra. No me gusta salir de fiesta y después llevar a casa a un tipo que está borracho cada noche. Quiero llegar a casa, que estés tu allí esperándome y después salir a un buen restaurante para cenar y volver a casa y hacerte el amor cada noche por el resto de mi vida.- Le dije.
-Te quiero, Aria. Y si eso es lo que quieres no te lo voy a negar. Yo también lo quiero, Aria. Quiero pasar el resto de nuestra existencia contigo.- Me besó con pasión.
-Chicos, recordad que aún estáis en un hospital.- Dijo mi madre entrando. Ezra y yo nos separamos y yo me puse colorada.