Capítulo 4

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Siento que no lo revisé bien, miren por ahí y me avisan de tildes y eso💋

Ni siquiera el extraño caso de haber cambiado de vida quitaba la tormenta que siempre poseía sobre mi cabeza. Ya a una semana de encontrarme en este lugar me había ayudado a sentirme cómoda. Muchas cosas habían cambiado. Mi nuevo estilo me recordaba a esas chicas delicadas que se tomaban fotos en grandes campos de tulipanes u otras flores, y es que me sentía con esas auras. Colores pasteles, lazos, sandalias de tacón no muy alto, vestidos floreados y faldas sueltas que me llegaban por la mitad de los muslos.

Mi piel adoptaba un hermoso color blanco, rozando levemente lo pálido, siendo suave y desprendiendo un tipo de brillo único. Mis labios siempre iban adornados de ese brillo rosado claro que Astrid me recomendó.

Siempre que podía visitarme, lo hacía. Ni siquiera me era permitido tocar con una rama las afueras del castillo, no aún, y la razón me la darían esta noche, donde tendríamos invitados. Al principio pensé que serían las familias de los Cuatro Reinos, pero aquello fue desmentido por Astrid.

En cuanto al suceso de la fiesta, disimuladamente le traté de sacar información a mi amiga y estaba más que segura que había sido un vampiro o bien, otro ser mágico que en el Reino no existían. Eso me dejó un poco confundida pero aún así no hablé más del tema.

Todo parecía ir de maravilla, y es que, comparado con Estela, Adrienne era el sinónimo de felicidad, hasta esa tarde. Definitivamente todo iba demasiado bien para ser verdad. Hasta cierto punto lo venía venir, es esa sensación de que algo malo vendrá, pues antes de la tormenta se aprecian los días más cálidos y frescos.

Salí del baño en albornoz, el vestido floreado y fresco que me pondría para la cena descansaba encima de mi cama. Todo estaba normal, como siempre, hasta que vi esa carta en el piso.

La tomé en mis manos. Decía en letra impresa “Para Adrienne”. La saqué de su envoltura y……no sufrí un desmayo de no ser por lo relajada que me había dejado ese baño:

Hola, pequeña. Me es un honor que tome su escaso tiempo para leer esta pobre y sin vida carta.

¿Debería decirte Adrienne, o………Estela?

No te asustes, bonita, solo quiero el bien de todos, y si tú supieras la razón, QUIERO creer que estarías de acuerdo en que tu muerte, es la mejor opción.

Sé tu “secreto” y te tengo en la mira, observa dos veces tu sombra, pequeña…

Mis pies tocaron la cama e inconscientemente caí, esto no podía estar pasando.

<< ¡NO, NO!>>

Mis ojos se cristalizaron, pero me negué a soltar una lágrima, ya no más, no era Estela, era Adrienne.

La tomé de nuevo y por lo tan estrujada que estaba pude ver un minúsculo dibujo, era insignificante y consistía de la Luna tapada por una nube. Parecía desgastado y difícil de apreciar.

La opresión en el pecho que sentía no me impidió bajar junto a mi familia a la cena. Miraba de manera amenazante a todos los empleados, pero solo respondían con duda y extrañeza en sus ojos. No tenía ni idea de quién había dejado eso allí, solo ellos tenían acceso de esa manera tan deliberada a mi habitación y todas las ventanas mostraban el seguro bien puesto. Definitivamente volverme paranoica será algo inevitable.

— ¿Todo bien cariño? —La voz de mi madre interrumpió el juicio que se llevaba a cabo en mi cabeza.

— ¿Eh? ¡Ah! Sí, sí.

— ¿Segura? —Asentí en señal de respuesta.

Una señora y un señor tomaron asiento frente a nosotros. Eran parte de la tercera edad y se les hacía bastante notable. Entre preguntas personales no incómodas y anécdotas por fin dieron con el tema que estaba ansiando desde que desperté.

Imaginación [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora