¿Qué es lo que quiero? ¿Qué me hará seguir luchando?
TYLER
- Soy Tyler Westlick, vengo a ver a Austin Hill.
- Así que tú eres Tyler, piso 3, su habitación es la 37, a la izquierda del elevador. Solo llena estas hojas.- la enfermera señala un portapapeles con hojas que dicen Formato de reporte de la visita.
Ella al ver las hojas contestadas sonríe y me tiende un gafete de visita.- entrégalo cuando salgas.
Camino al elevador pensando en como sabe mi nombre, sin tomarle mucha importancia, presiono el botón y miro al alrededor, estar en la recepción me trae recuerdos, recuerdos junto a mi abuelo de cuando estuvimos aquí. Camino sin prisa al cuarto y pienso si esto es una buena idea. Me acerco a la puerta y suspiro antes de tocar.
- Hey.
- Sigues vivo.
- Sigo vivo.
- Traje yogurt y donas.- no sé en que universo esto combinaría pero parecía una buena idea cuando lo compre.
- Considerando que sabes a que sabe la comida de hospital, pensé que traerías algo mejor, Westlick.- dice dejándose caer en la almohada con una sonrisa.
- ¿Una decaída?
- Solo me desmaye. Eso nunca le hizo daño a nadie.
- ¿Crees que sea por...
- Demasiado sol, quizá. Estaba entrenando con el equipo.
- Pero...
- Debe ser eso.- su mirada se torna triste pero mantiene una leve sonrisa.- Cuando dije que trajeras donas no imaginé que...
- ¿Por qué yo?
- No quiero decirle a mi madre que me traiga donas, mucho menos al equipo.- habla en un tono obvio, como si el equipo de rugby fuera la policía de las donas, al menos eso parece hasta que él degusta una sin culpa.
- Sabes que no es por eso.
- Te lo dije porque ocupaba hablar con alguien que no hiciera un escandalo y no lo dijera a nadie. Sería una locura si alguien más lo supiera.
Reprimo preguntas en mi mente, como si le dirá algo de esto a Sam, si volverá a jugar, pero entonces recuerdo un aspecto importante, no somos amigos. Ya no.
Hill cambió de tema y estuvimos un rato hablando, no mucho en realidad, pero a pesar de no ser cercanos, él actuaba con tanta naturalidad conmigo que me hacía sentir un tanto incómodo, por el simple hecho de que no podía comportarme igual. Hill hablaba como si nunca nos hubiéramos distanciado, mientras que mi mente era lo único que pensaba. Entonces ¿Qué hago aquí?
- Tengo que irme.
- Entiendo, gracias por las donas.
Cuando estoy a punto de cerrar la puerta tras de mi, el grita mi apellido, no digo nada, solo lo miro fijamente, algo tenso.
- No le digas nada de esto.
- ¿A quién?
- A Sam. Me enteré que son amigos.
Para ser sincero, que él lo dijera fue como si no tuviera ninguna oportunidad con ella, me dejaba en el papel del mejor amigo y no del protagonista, me dejó como el personaje secundario que impulsa a un protagonista a conseguir lo que quiere. Mi mente no pensó mucho en una respuesta y siguió con el papel del "amigo".
- ¿Decirle qué?
Él sonríe y no puedo evitar hacerlo también, quisiera odiarlo por ser tan agradable, por ser la persona con la que la chica de mis sueños sueña, por comportarse como mi amigo, por confiarme un secreto que no debería de estar guardando, solo quisiera poder odiarlo.
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100 DÍAS PARA OLVIDARTE
Teen Fiction¿Te has enamorado de alguien del que sabías que no era una buena idea? En esto se resume la vida de Samantha y Tyler, dos adolescentes que solo quieren ser libres de su pasado y dejar de huir, sin saber que su nuevo amigo pasa por exactamente lo mis...