Ariel miramontes
Me quedé congelado de nuevo, ella no pudo haber dicho lo que creo que dijo, o si? Estoy soñando? Digo no sería la primera vez que soñara algo así, pero no esto no es un sueño.
-Qué dijo?- pregunté, aunque lo escuché perfectamente
-Se mi Dominante Ariel, me gustaría ser tu sumisa, si es que no tienes una ya y probar contigo si eso es lo mío
-Creí que eso ya lo había descubierto a estás alturas
-No, ninguno me provocó lo qué tú. Ariel por favor, sé mi Dominante- dijo mirándome a los ojos en los que se reflejaba la necesidad y súplica
La miré por unos segundos, pude leer la expectativa y deseo. Al notar que yo no reaccionaba, se llenaron de tristeza y decepción. Agachó su cabeza y por inercia
llevé mi mano hacía ella acariciandola como a una niña, sentí una corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo y oí un ronroneo, no fue algo parecido a ese sonido, ella literalmente ronroneó.
-Te gusta esto?- hablé con autoridad
-Si, no sé porqué hice eso- dijo sin mirarme a la cara
-Mirame a los ojos cuando me hables- respondí, llevando mi mano a su mentón y obligándola a levantar su cabeza- eso es porqué te gusta que te toque y a mí no me molesta gatita
-¿gatita?
-Si, te gusta?
-Si
-Bueno en ese caso, cuándo estemos juntos serás mi gatita
-Entonces aceptas?
-Si, pero no puedes referirte a mí de esa manera
-Y como debo hacerlo
-Pues hay varias formas, Amo, Don, Señor, Master (maestro)
-Master?
-Si, te gusta así?
-Si, me gusta Master
-Bien, debemos dejar las reglas muy claras, que te gusta y que no?
-No sé aún, pero estoy segura que no quiero nada de dolor, es decir golpes con objetos o ese tipo de cosas
-Entiendo, ven- me levanté y extendí mi mano hacía ella, ella la tomó y ambos caminamos hasta mi habitación-bien-hablé sentandome en la cama, mientras ella se quedó parada en frente de mí- quítate la ropa, pero lentamente
Ella comenzó a hacerlo, desabotonando lentamente su chaqueta y luego la camisa, continuó con el pantalón, después de haberse quitado los zapatos.
-Así está bien Master?
-Muy bien gatita, ahora quítate la liga del cabello- su hermoso cabello negro caía en cascada, cubriéndola como un manto-ven aquí, pero contoneandote como un gato- una sonrisa lujuriosa se formó en su rostro y Díos mío esta mujer es muy sexi. Debería ser ilegal usar esa diminuta tanga negra y su brazier a juego, es todo lo que está bien.
-Master- dijo cuando estuvo cerca de mi
-gatita
No pude contenerme más y me levanté, comencé a besarla y hacerlo, fué mucho, muchísimo mejor de lo qué había soñado.
Isabel lascurain
Cuando su mano tocó mi cabeza sentí una corriente eléctrica, en mi vida he sentido esta sensación tan abrumadora, no supe como reaccionar y sin poder evitarlo dejé escapar un ronroneo. Acaso soy un gato? ¿Por qué hice eso? Estoy loca, al menos eso es seguramente lo que piensa él. Sin embargo lo tomó muy bien, incluso me llamó gatita ese sería mi nombre cuando estuviera con él y él sería mi Master.
Cuando me llevó a la habitación y comenzó a darme órdenes, todo mi cuerpo comenzó a temblar. Esto era lo que yo quería sentir y no había conseguido con nadie, excepto con Ariel... es decir mi Master, ni siquiera con Jose sentí esto, pero ¡no! No iba a permitir que ese patán arruinara esto, así que lo saqué de mis pensamientos.
-Master- dije una vez que estuve frente a él
-Gatita- respondió y se levantó, besándome de manera apasionada y feroz
Sus manos recorrieron mi espalda casi desnuda, haciendo que me estremeciera, rodeé su cuello con mis brazos y entrelace mis dedos en su cabello. Bajé mis manos y las metí por debajo de su camiseta, acariciando sus grandes y fuertes pectorales, llevé mis manos hasta su espalda haciendo lo mismo.
-Mmm (ronroneo)
-Gatita, aún no he hecho nada
Colocó sus manos en las tiras de mis bragas y la acarició, para luego proceder a meter su mano dentro de ella y acariciar mi zona íntima, que ya se encontraba completamente húmeda.
-Master-gemi
Me miró directamente a los ojos, los suyos se volvieron a oscurecer y una sonrisa maliciosa se formó en su rostro, jamás había visto esa sonrisa en él, ni siquiera cuando nos reíamos entre nosotros.
-Acuéstate en la cama gatita- ordenó con autoridad
-Si Master-me acosté, mientras él se deshacía de su camiseta y luego lo demás, dejando a la vista su espectacular figura
Comenzó a besar mis pies y lentamente subió por mis piernas, muslos, caderas, vientre y senos dónde se quedó para quitarme el brasier y jugar con mis pezones, llevándose uno a la boca y el otro masajeandolo con la mano. Estaba ardiendo, era una deliciosa tortura, que quería que durará y terminará con la misma intensidad. Volvió a subir hasta mis labios y los devoró con fervor, mis manos acariciaban su espalda, hasta que él tomó mis muñecas y levantó mis brazos, por encima de mi cabeza.
-Ahora gatita, sostendrás tus brazos aquí y pase lo que pase no los bajarás o tendré qué castigarte-solo asentí
Bajó haciendo el mismo proceso que cuando subió y llegó hasta mis muslos.
-Levanta tus caderas gatita- dijo y lo hice, acto seguido deslizó la última prenda qué poseía- recuerda la regla nada de mover los brazos
-Si Master
Se colocó frente a mi entrepierna, me dió una sonrisa lasciva y sentí su lengua pasar por mi intimidad y me estremecí. Por inercia moví mis brazos.
-Muy mal gatita, te castigaré ahora- sonrió
Introdujo un dedo y gemi de placer, mientras seguía, succionando, lamiendo y mordisqueando el pequeño brote, después de unos segundos agregó otro dedo y volví a gemir. En ese momento entendí cuál era el castigo, me torturaría de esta forma, sin introducir su miembro en mí. Ya no lo resistía más y con una gran ola de placer me liberé en su boca.
-Mmm Master
-gatita, ahora viene lo bueno-seguía con esa expresión en su rostro, sus ojos oscuros y su sonrisa lasciva y maliciosa, es irresistible.
Volvió a subir por mi cuerpo, se colocó en posición, tomó un preservativo de la mesa de luz y se lo colocó. De una sola estocada entró en mi interior, dejé escapar un gran gemido y grito de placer, su miembro era enorme, mucho más que alguno que haya visto.
-Ahora puedes mover tus manos- dijo con la voz entrecortada
Sin dudarlo un segundo entrelacé mis brazos en su torso y comencé a arañar su espalda, mientras sus gemidos y los míos se combinaban, formando una armoniosa sinfonía.
-Mmm Master (ronroneos)
-gatita estás tan apretada y me encantas
Ambos llegamos juntos al clímax y él se acostó a mi lado, agitados y respirando con dificultad. Llevábamos horas haciéndolo, nunca lo había hecho por tanto tiempo, no daba más así que solo me acosté en su pecho y lentamente mis ojos se fueron cerrando hasta quedar profundamente dormida.
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MI VIDA DESPUÉS DEL DIVORCIO🤍
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