LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE MARIANA

AL ANOCHECER...

Se ve a lo lejos,
es interesante y hermoso, su
perfección es fascinante que
no parece real...

Al llegar la noche, todos estaban un poco asustados. Ante la mera posibilidad de morir, pero ya no podían negarse, y ahora solo les quedaba rogar, cada uno por sí mismo, y su vida.

Al ponerse el sol, en silencio cada uno de ellos volvió con un poco de leña en sus brazos y la colocaron en un solo lugar para prender una fogata. Mientras esperaban que Gus apareciera, aunque en el fondo las ganas de salir corriendo se mostraba en sus semblantes y parecían muy nerviosos. Cada uno de ellos únicamente se dedicaron a ver como su aliento se hacía más visible por el frío. Pero ninguno hizo algún comentario.
A las dos de la mañana Gus hizo su dramática aparición, caminaba lentamente mientras sostenía en sus brazos una liebre con un color blanco que relucía con la luz de la luna; le acariciaba lentamente las orejas mientras avanzaba y todos parecían palidecer a cada paso que daba. Y la oportunidad de escapar se esfumó en el momento en el que tomó asiento al lado de Jett quien se horrorizó al verlo.
Pero solamente se limitó a respirar y escuchar, por fin en todo el silencio Gus tomó la palabra y dijo:
—Llegó la hora.— su tono fue algo burlón que cualquiera se habría reído, pero ese no era el momento así que respiro y luego se puso de pie todavía sosteniendo a la liebre.

Después de eso miró a su entorno minuciosamente y continuo.
—Todos mire la naturaleza que nos rodea con mucha atención, algo cambiará en ella cuando la magia nos muestre el camino. —Todos admiraron el paisaje que se encontraba frente a ellos con mucha atención, admiraron el horizonte en el que los árboles se extendían sin fin, y prácticamente sus ojos se perdieron entre las sombras de los árboles y se alzaron hasta las copas de los mismos. Admiraron el suave pasto en el que se encontraban descansando y por último miraron hacia el cielo y la luna se reflejó en sus ojos, era una noche muy colorida pues el cielo se veía engalanado de estrellas, un espectáculo digno de verse, sin embargo, después de admirar este paisaje todos volvieron la mirada hacia Gus que esperaba que terminaran de obedecer su petición.

Todavía no había revelado la identidad del portador de la magia y solamente pidió que todos cerraran los ojos y juntaran las manos, para poder hacer el rito, después de eso, camino hacia el centro de grupo comenzó a recitar en voz baja, mientras todos permanecían en silencio y cuando Gus terminó de recitar y poso su mano sobre...

¡OTIS¡.
¡Él era el portador de la magia¡.

Al sentir su suave mano en su cabeza pudo haberse sentido bien, sin embargo, una lágrima cayó de sus ojos, se deslizó por su mejilla y desapareció en los tejidos de su toga. Todos estaban en silencio y solamente se escuchó como si uno de ellos se hubiera caído, Al abrir los ojos todos se impactaron, porque si, si tenían demasiadas razones para sorprenderse.
Sus ojos se abrieron como platos al darse cuenta de que efectivamente alguien estaba en el suelo, pero, no parecía ser Otis, más bien era un anciano con el cabello largo y blanco, la piel arrugada, pero con la misma toga que siempre llevaba Otis, y eso los hacía llegar a una sola y única conclusión y es era: Otis se había convertido en un anciano ¿O... al menos eso parecía?

Y las dudas se fueron cuando este abrió los ojos y si, efectivamente eran los ojos azules de Otis, sin embargo, su mirada no era la misma su brillo de juventud se había ido y fue remplazada por una de cansancio. No podía ser posible que toda su juventud se acabará en unos segundos. Este se levantó miró a todos como queriendo decir ¿qué les pasa, que ven? Pero al levantarse del todo y notar lo mucho que le costó ponerse en pie se dio cuenta de su nueva condición. Se asustó al ver sus manos arrugadas de anciano, su altura reducida y el cabello blanco que le caía hasta los hombros, se horrorizó al ver todo esto y por último se frotó el rostro. Y se encontró con la piel arrugada y suave como si hubiesen  pasado cien años, y eso que Otis no planeaba vivir tanto.

Siempre sostuvo que prefería morir antes que perder su belleza, y ahora que la había perdido del todo no le quedo más que llorar. Todos lo observaban en silencio ninguno se atrevía a decir nada, ningún sabía que decir, ninguna palabra era suficiente para consolar el perder lo que se valora sobre todas las cosas. Todos estaban tan preocupados en Otis que no habían notado que la liebre se encontraba en el suelo muerta, y Gus se había quedado mirando al vacío, sin comprender ¿por qué nada había cambiado? Él esperaba ver algo brillar, desaparecer o aparecer, sin embargo, nada de lo que esperaba se presentó ante sus ojos.

Mateo lo miro con desprecio, y enojo desbordándose y le grito — ¡lo que hiciste no sirvió de nada, ahora los tres morirán pronto y todo esto es tu culpa!

— Pero a pesar de ese grito Gus pareció no darse cuenta y solo continuo observando hacia el vacío intrigado. Parecía no entender por qué nada cambiaba, y eso sin duda era alarmante pues dentro de poco morirían tres de los magos. Si el rito no funcionaba nada tenía sentido ahora, sin embargo, en tanto suspenso en el que se encontraban, Gus vio pasar una estrella fugaz y esta desapareció, no sin antes dejar pistas de su paradero. Y eso fue lo que creo una posibilidad con respecto a saber si podrían sobrevivir y seguir juntos. Después de que Gus entendiera la dirección a seguir, por fin su atención se inclinó hacia Otis que parecía un niño llorando. Y al Gus ver esto dijo:
—La liebre fue la que perdió la vida, tú aún sigues aquí ¿por qué lloras?- Otis elevo la vista con los ojos cristalizados y le respondió—yo... abría preferido mil veces morir con antelación que perder mi juventud, eso era lo único que me ayudaba a sentirme bien conmigo, y ahora no soy más que un anciano con pocos recuerdos de la vida.

—Gus que se encontraba inclinado  sonrió y se puso  de pie para luego comenzar a reír más fuerte mientras decía algo para sí mismo.
Todos lo miraron con sorpresa, pero Otis lo miro con indignación, ninguno parecía entender el porqué de su comportamiento. Y al parecer no se atrevían a preguntar. Hasta que Gus entre risas dijo algo comprensible, pero a la vez extraño.

—Esa juventud no te pertenecía, así que deberías agradecer el tiempo qué duro.

¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡

Hola, primeramente quisiera agradécer que hayan leído la historia, espero que sea de su agrado.
No olviden que pueden votar y comentar, si lo hicieran me dará mucho gusto.

Abrazos de juventud perdida,
Lilian.