23 - Sentimientos descontrolados

756 107 15
                                    

La taberna estaba vacía a excepción de un hombre bajito y regordete que limpiaba tras el mostrador. Jens estaba sentado con un enorme reguero de pergaminos desperdigados en la mesa de madera, parecía extremadamente concentrado en una fórmula en particular. Añadió algunas notas al margen y acercó su mano a una palangana llena de agua que tenía cerca. Colocó la palma apenas tocando la superficie cuando un portazo lo interrumpió.

Levantó la cabeza irritado mientras Kadir y Sir Baldassare entraban, ambos se veían agitados como si hubieran llegado corriendo en vez de a caballo . Sin darle tiempo a reaccionar, el primero se acercó a la mesa, tomó la palangana llena de agua y la vació por completo sobre su cabeza. Jens alzó una ceja en su inexpesivo rostro al ver a Kadir totalmente empapado, parte de la mesa, el suelo y parte de sus pergaminos que habían sido salpicados también.

- ¿Qué demonios te sucede? Estás arruinando mi trabajo – protestó con voz inexpresiva - ¿no podías lavarte afuera?

Aún sin responder Kadir dejó la palangana en su lugar y comenzó a caminar de un lado a otro. Se llevó ambas manos a la cabeza y sacudió su cabello castaño mojado, de manera nerviosa. Sir Baldassare lo miraba con cautela, como si jamás lo hubiera visto actuar así.

- Demonios – gimió mientras hundía la cara en sus manos

- ¿Pasó algo con la princesa? – preguntó Jens con voz de aburrimiento como si este fuera un tema recurrente

- Me lleva al límite cada vez que la visito

- Te advertí que tenías que tener mucha paciencia, es una niña en el cuerpo de una adulta

- Es precisamente eso lo que me tiene así, cada vez que la veo solo repito en mi mente que es una niña – quitó las manos de su cara, sus orejas estaban muy rojas, lanzó un profundo suspiro – pero ella no se ve como una niña y simplemente hace cosas que... ¡Maldita sea!

- Entonces simplementeno la veas más hasta que se casen – sugirió de manera lógica con cansanciovolviéndose a centrar en los pergaminos como si esto diera por terminada laconversación en la que no parecía tener ni el más mínimo interés

- Eso quiero hacer, no quiero verla pero al mismo tiempo si quiero ¿Me entiendes? – Kadir lucía desesperado, Sir Baldassare hizo una extraña mueca con su boca, estaba congelado ante lo que estaba viendo y escuchando. El gran general de los caballeros reales, el líder supremo del ejército del reino, el que durante cada batalla librada había destruido a sus enemigos sin piedad como una desalmada bestia derramando sangre de manera violenta a su paso, ahora se veía como un niño indefenso y confundido. Era demasiado desconcertante.

Jens le dirigió una mirada de "realmente no me interesa, pero aún así seguirás hablando" y apartó los pergaminos dándose por vencido. Esta era la conversación más larga que habían mantenido en más de un año. Normalmente Kadir no solía mostrar sus sentimientos de manera tan abierta. En su vida muchos sucesivos eventos habían provocado que se cerrara como una ostra inexpresiva. Primero el accidente de la princesa y su familia, luego el fallecimiento de su padre y la guerra habían marcado su vida para siempre. Dominó el Stathvis muy rápido después de todo esto y simplemente se había negado a sentir nada más. Se había convertido en un hombre insensible que solo sabía luchar en batallas, eliminando a sus enemigos de manera brutal y sin pensarlo dos veces. En sus ojos no existía la misericordia o el perdón. Un arma secreta que protegía al reino de forma eficiente, destruyendo cualquier cosa que pudiera suponer una amenaza sin pestañear.

De alguna manera esto era totalmente divertido. Ver a Kadir actuando como un adolescente enamorado era hilarante, cualquiera que lo viera en este estado jamás lo reconocería. La pequeña princesa estaba sacando de sus casillas al gran general.

- Es tan inocente que no entiende lo que provoca, las cosas que hace en mí – la cara de Kadir estaba roja, Jens nunca lo había visto así – Voy a entrenar – añadió de repente y salió dando otro portazo.

Jens se quedó mirando la puerta de manera inexpresiva, esto estaba siendo demasiado problemático. Tenían cosas más importantes que hacer que estar vigilando a la princesa. De alguna manera Kadir había logrado convencerlo de que lo acompañara en esta ridícula misión que cualquier caballero de bajo rango podía hacer, simplemente porque quería comprobar como estaba ella con sus propios ojos. El conde era alguien muy peligroso, pero aun así no desafiaría al rey abiertamente dañando a la princesa deliberadamente después de que había despertado, eso podría costarle muy caro. Suspiró, al final todo se reducía a esto, el general de los caballeros reales y el mago de más alto nivel del reino durmiendo en una humilde posada para vigilar a una niña que ignoraba todo lo que sucedía a su alrededor.

Esto era agotador. Miró los pergaminos tratando de concentrarse nuevamente sin éxito. Volvió a suspirar pensativo. Demasiadas cosas ocupaban su mente desde que había venido con Kadir por primera vez y había examinado a la princesa. Lo que había descubierto era alarmante, pero sin las pruebas físicas solo eran conjeturas. Alguien había intentado acabar con la vida de la princesa heredera. Lo mas lógico sería pensar que lo había hecho el conde o alguien bajo sus órdenes, pues aunque lo habían enmascarado todo para que luciera como algo natural, había encontrado los indicios de que había sido hecho a propósito.


Sería normal pensar después de lo que había descubierto tras examinar a la princesa que solo él estaría tras este intento de terminar con su vida. El conde no era un hombre tan tonto como para permitir que esto sucediera bajo sus narices, pues siempre había demostrado tener un estricto control y vigilancia sobre ella. La extracción de su mana había sido meticulosamente lenta y calculada. Tal vez su asesino pretendía terminar con su vida antes, pero la princesa tenia demasiado mana. Su padre había sido un mago excepcional y ella había heredado sus excelentes habilidades, demostrándolo desde muy corta edad. Así que la supuesta muerte natural les tomó más tiempo de lo esperado.












Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora