La luna de dos caras

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Hace muchísimos años en un pequeño pueblo vivía un chico con los ojos de un color rojizo como la sangre, este joven chico amaba la noche, a tal punto que una vez pudo empezar a tomar decisiones por el mismo cambió completamente su horario, en vez de dormir de noche dormía en las horas en las que había más luz, en cambio, en un pueblo cercano viva una joven chica con los ojos de un color rosa preciosos, está amaba la luz del día pero por culpa de una enfermedad en su piel no podía salir de su pequeña casa si no era de noche.

El chico era un joven daimio solitario, no le interesaban los acontecimientos sociales pero era uno de los mejores políticos que había en ese entonces, su territorio era de los más pacíficos y siempre había ayuda para los pobres plebeyos a los que les costaba sobrevivir, aunque por alguna extraña razón los pocos que veían a este daimio le temían más de lo que le respetaban, pero no era un mal hombre, sus sirvientes bien lo sabían y siempre intentaban que asistiera a los diferentes acontecimientos sociales que había en su territorio y en los territorios vecinos con los que tenía diferentes pactos y acuerdos de paz, algunas veces lo conseguían pero el joven no se quedaba mucho tiempo y acababa yéndose de los acontecimientos al poco de haber empezado, hasta que un día entre todos los sirvientes lo convencieron de ir afirmándole que si no conseguía una esposa sus padres le quitarían el poder y le obligarían a trabajar por el día, a él no le importaba tener poder o no, pero la idea de tener que trabajar de día, a plena luz del sol no le gusto nada así que acepto ir e intentar buscar una chica que le interesara, aunque alago que no prometía que se casara con alguien.

La chica era una pobre plebeya, hija de unos sirvientes que trabajaban para un noble, ella por culpa de su enfermedad trabajaba por la noche, este era el turno donde menos gente había por lo que no tenía muchos amigos pero eso no significaba que no fuera sociable, todo lo contrario, era una chica muy sociable que se hacía amiga de los demás enseguida, incluso el propio noble le tenía cierto aprecio, la llegaba a considerar una especie de amiga aunque no pasaba mucho tiempo con ella por su estatus social y por el raro horario de la chica. Al ser tan cercanos el noble la llevaba con él a todos los acontecimientos sociales que se hacían por la noche y dentro de poco había uno de los más importantes del año, la búsqueda de esposa para el daimio, los dos años anteriores el noble le había dicho que el daimio no se había presentado o almenos el no le había visto, aunque sabe por los sirvientes del daimio que solo había estado 15 minutos y no se había dejado ver por nadie. La chica había empezado a trabajar para el noble hacía unos 9 meses por lo que sería la primera vez que iría al templo del daimio y estaba algo nerviosa.

El día de la danza de los yokais, donde se busca la esposa para el daimio, el noble le dejó a la chica un bonito kimono tradicional de un color azul claro que en la parte baja de las mangas y el final de la falda se convierte en un rosa claro, el kimono no tenía casi estampados a excepción de unas pocas flores de color rosas.

─Te dejo esto para esta noche, aunque seas mi sirvienta también tienes que ir bonita.

─Muchas gracias mi señor, le prometo que se lo devolveré impoluto.

La joven se fue a cambiar y preparar para la danza, se puso el kimono, se peino con un moño tradicional y se maquilló con lo poco que tenía y la ayuda de sus compañeras, una vez lista se dirigió a la habitación de su señor y llamó a la puerta para anunciarle que estaba lista.

─Mi señor, ya estoy lista, tendríamos que ir saliendo si no quiere llegar tarde.

─Enseguida salgo, espérame en el carruaje.

─De acuerdo mi señor.

La joven se dirigió a la salida de ese templo y al ver el carruaje en la entrada se adentro en él y se sentó a esperar a su señor tal y como le había dicho este. A los pocos minutos su señor entró al carruaje vestido con un elegante kimono de muchas capas y con muchos estampados que daban a entender su estatus, le ordenó al chofer que se fueran y empezaron el viaje hacia el gran templo del daimio.

La luna de dos caras (One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora