Capítulo 14

1K 137 127
                                    

El paisaje era exactamente el mismo, que Mew conocía. La clara luz del sol cayendo gentilmente sobre arbustos y macetas de flores tan brillantes y hermosas como la primavera que estaba próxima. Algún árbol pequeño, matorrales podados con elegancia, sencillos y al mismo tiempo vistosos. Lo recordaba como si fuera ayer, como pasaba la mayor del tiempo revoloteando por aquí cuando era pequeño, como se escabullia y exploraba, jugando con la tierra y pretendiendo ser un jardinero, cortando flores como un loco, con toda la ilusión de su corazón para regalarselas a su madre.

– Asi que, tu y ese muchacho.. – la voz de su padre llamo su atención, distrayendolo de ese lindo panorama que era el jardín trasero de la casa.

– Si, es mi novio – dijo Mew con una sonrisa tímida de solo recordar aquella tarde en la que fue a buscar a Gulf a la librería tan sólo para contarle lo que habia pasado con su padre y el menor simplemente se lo había preguntado sin más. De hecho, le resultaba muy linda la forma en como lograba expresar todas sus emociones – ¿Eso está bien? – pregunto con cierta duda, pues todavía no se creía lo que estaba pasando y no podía evitar estar inseguro.

– ¿Esta bien para ti? – entonces su padre lo miro y había una expresión ligera en su rostro.

– Lo es – afirmó sin dudarlo.

– Entonces lo es también para mi – le sonrió – La próxima vez traelo contigo.

– ¿Puedo hacerlo? – pregunto con una mirada demasiado brillante.

– Por supongo – su padre le dejó unas cuantas palmadita sobre el hombro y volvió hacia el interior de la casa.

El pecho de Mew se llenó de una sensación agradable, hacia mucho que no experimentaba este tipo de emociones, estaba ligero y sentía que no había más cargas pesadas sobre su espalda. Nada de que preocuparse. La relación con su padre había mejorado muchisimo en un corto laptop de tiempo, la comunicación se hizo más llevadera y el mayor sabia hasta donde debía opinar sobre su vida sin molestarlo. Y aunque aún le costaba confiar al cien por ciento, podía sentirse libre de hablar de lo que fuera con él porque sabía que lo escuchaba y respetaba. Ya no estaba esa incomodidad cada vez que estaba en su presencia.

Es lo que había esperado de él. Sentir que lo apoyaba, saber que era el padre que siempre necesito.

– ¿Ya han pasado al siguiente nivel? – la pregunta de Jayden fue tan repentina que si hubiera tenido algo en la boca, lo habría escupido. ¿Que clase de pregunta era esa y por que tenía que escucharla de su hermana?

– Jayden, no seas chismosa – reprendió el hombre a su hija.

Ella parecio no escuchar el regaño de su padre. Su mirada era tranquila y serena como siempre, una sonrisa ladina en sus labios y sus ojos pícaros cayeron sobre los de Mew, retándolo a contestar.

– Hay que recordarte la importancia de llevar lubricante encima si quieres tener sexo – comentó ella.

Mew abrió la boca y al segundo la cerro, incapaz de decir algo. Para su suerte, la pequeña Lucy se mantenía jugando con Helen en el patio trasero, de lo contrario tendría que explicarle las recientes palabras de su hermana.

– ¿Quien dije que voy a tener sexo?

– ¿Quien dijo que no? – Jayden alzó ambas cejas con un tono desafiante que de pronto le recordó a Tyler – ¿O es que cada vez que Gulf va al departamento solo te hace una exploración con su lengua y luego se va?.

Escucho la risa de su padre que luego negó con la cabeza. Al menos se entretenía con la conversación, no como él que quería salir corriendo por la vergüenza.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora