Capítulo 1:El despertar de la resonancia

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En el tranquilo atardecer, Tai y Lía caminaban por la calle, sus voces flotando en el aire mientras compartían sus pensamientos.

—Tai, ¿alguna vez has pensado en qué quieres ser cuando seas mayor? —preguntó Lía, mirando al horizonte con curiosidad.

—No lo sé, realmente no he tenido tiempo para pensarlo —respondió Tai con una voz despreocupada.

—Pero ¿cómo puedes estar tan tranquilo sabiendo que aún no tienes metas por las cuales luchar? —dijo Lía, con una pizca de incredulidad.

—No es que esté tranquilo, Lía. Más bien me preocupa no encontrar un propósito en el futuro —confesó Tai, con un atisbo de angustia en su voz.

—Entiendo a lo que te refieres, Tai. Pero recuerda que todos encontramos nuestro camino a nuestro propio ritmo —le aseguró Lía, su mirada comprensiva.

En aquel momento, las palabras de Tai quedaron suspendidas en el aire, como una sombra que se desvanecía en el crepúsculo.

—Tai, tus pensamientos a veces son más profundos de lo que pareces admitir —dijo Lía, sus ojos expresando asombro por la franqueza de su amigo.

—Supongo que tengo mucho que reflexionar —respondió Tai, sumergido en sus propias preocupaciones.

Un nuevo día comenzó con un estridente sonido de alarma que llenó la habitación de Tai. El reloj marcaba las 6:45, y Tai se apresuró a levantarse de la cama.

—Maldición, ¿qué hora es? —exclamó Tai, frotándose los ojos mientras miraba su teléfono.

El pánico se apoderó de él al darse cuenta de que llegaría tarde a la escuela. Además, recordó que no había hecho su tarea.

—¡Llegaré tarde a la secundaria! —gritó Tai, al descubrir que eran las 6:45, y su escuela comenzaba a las 7:00.

—Y tampoco hice la tarea —pensó Tai, lamentando haberse quedado hasta las 3 de la madrugada absorto en su teléfono.

Apresurado, Tai llegó a la secundaria a las 7:10, justo cuando las clases ya habían comenzado.

—¿Dónde está tu gafete, joven? —le preguntó el prefecto, su tono señalando la importancia de llevar el distintivo en la escuela.

—Dame un momento —respondió Tai, buscando frenéticamente en su mochila.

Sin éxito, Tai se dio cuenta de que había perdido su gafete.

—Por su reporte, joven —ordenó el prefecto, revelando su frustración por el descuido de Tai.

Sin palabras, Tai aceptó el reporte y se dirigió a la prefectura, sintiendo la vergüenza de su error.

—¿Por qué no trajiste tu gafete? —le reprendió el prefecto, dejando en claro su desaprobación.

Tai permaneció en silencio, con la mente llena de disculpas no expresadas, y finalmente regresó a su salón de clases.

Después de clases, Tai y Lía caminaron juntos, compartiendo su tiempo de forma relajada.

—Tai, recuerdas esa conversación sobre lo que queríamos ser cuando creciéramos —comenzó Lía.

—Sí, claro que sí. ¿Por qué lo mencionas ahora? —preguntó Tai, curioso.

—Solo pensaba en cómo todos nosotros estamos buscando nuestro camino —dijo Lía.

—Tienes razón, pero admito que tengo dos ideas en mente. Podría ser escritor o incluso programador —confesó Tai.

—¡Increíble! Yo también quiero ser programadora, estoy muy interesada en la tecnología —exclamó Lía, con los ojos brillantes.

—¿Coincidencia o destino? —dijo Tai, con una sonrisa.

—Jajaja, tal vez un poco de ambos —respondió Lía, riendo.

—Por cierto, Lía, escuché sobre un templo en el bosque, en las montañas. ¿Te gustaría comprobar si es real? —propuso Tai.

Intrigados por la idea, Tai y Lía se adentraron en el bosque, en busca del misterioso templo.

—¿Crees que valdrá la pena? —preguntó Tai, mientras exploraban la naturaleza a su alrededor.

—Solo hay una forma de averiguarlo —respondió Lía, con una chispa de emoción.

Tai y Lía estarían buscando aquel bosque del que hablo Tai hasta que....

—Oye Lia tienes que venir creo que encontré ese tal templo del que te hable—Dijo Tai impresionado

—¿Eh? ¿Que es?—Pregunto Lia

Lia se acercaria a Tai y se impresiona al ver que había un gran templo mientras  el viento susurraba entre los árboles mientras el sol se alzaba sobre el horizonte, bañando en luz dorada la entrada del antiguo templo

—¿Y que crees que hay aquí, Tai?—Pregunto Lia mientras inspecciona una vieja inscripción en la pared de aquel dichoso templo

Tai levantó la vista hacia ella, sus ojos mostraban una mezcla de incertidumbre y anticipación

—No lo se, Lia. Pero algo me dice que este lugar es especial y no solo un templo olvidado. Es como si este templo nos hubiera estado esperando desde el primer momento que entramos en este bosque

Curiosa, Lia le sonrió y le dió un codazo amistoso.

—¡Vamos a descubrirlo entonces!—Dijo Lia emocionada

Con cautela, Tai y Lía entraron en el templo, sus pasos resonando en el aire mientras avanzaban por los pasillos polvorientos. Finalmente, llegaron a una cámara central, iluminada por un rayo de luz que caía sobre una misteriosa gema en un pedestal

Tai se acercó a la gema, sintiendo una extraña atracción hacia ella. Extendió la mano y tocó la superficie brillante.

En un instante, una energía cálida y vibrante se extendió desde la gema hacia Tai, llenando lo de una sensación de poder y confianza que nunca antes había experimentado. El mundo a su alrededor parecía cobrar vida, como si las vibraciones del universo mismo estuvieran fluyendo a través de el.

—¡Tai, estás brillando!—exclamo Lia, sus ojos se abrieron con asombro

La gema brillo con una intensidad deslumbrante antes de volver a su estado anterior.

—Creo que... Algo ha cambiado en mi, Lia—dijo Tai, su voz temblaba con emoción y asombro

Lo que Tai no sabía era que ese día marcaría el comienzo de una extraordinaria aventura. Una historia de confianza, amistad y la resonancia de energías desconocidas que cambiarían sus vidas para siempre

JoJo's Bizarre Adventure: Resonance of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora