CAPITULO 15

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Los dulces que preparaban en la casa del sheik eran más deliciosos que cualquier cosa que compraran en las tiendas del centro. Fred tomo su bolsa de manos de Kajir y Nataly ya había abierto la suya y comía contenta.

El sheik llegó justo para la hora de la merienda y los invito a sentarse con el en su galería repleta de almohadones en el suelo y con una curiosa mesa a ras del piso en medio, dónde les servirían el chocolate.

El tío Thomas entró minutos después y se sentó con ellos a merendar. En cuanto a Said , solo esperaba que Sabrina se decidiera a venir. Le envío una nota por la mañana pero ella no contesto.

—Honestamente no se que tienes en la cabeza. El hombre te envía rosas y una nota invitandote a merendar y tú no te tomas ni siquiera tiempo de elegir un buen vestido— dijo Augusta observándola.

Sabrina se ajusto los últimos botones de su vestido color terracota de hilo y puso en su lugar algunos mechones de pelo que se revelaban al recogido.

A último momento y viendo cómo su cuñado también fue invitado a la casa del sheik, decidió asistir a la merienda.

Minutos después era guiada por el mayordomo turco por los largos pasillos de la mansión de Said. Ni bien llegó a la galería , no pudo más que quedarse contemplando a su hijo en brazos del sheik quien parecía estarle enseñando como se debían tomar unos manjares que descansaban en una bandeja hundidos en un líquido oscuro.

Said tenía puesta una camisa negra exquisitamente bordada con hilos de plata y pantalones al tono. Su cabello atado en una cola le daba a Sabrina una vista completa de los refinados rasgos de aquel hombre tan distinto a todos los que conocía. Noto también que estaba descalzo al igual que su cuñado , su hijo y su hermana.

—Bienvenida señora Kenworth—

La merienda transcurrió en armonía y conversación ligera entre los adultos además de la degustación de dulces y manjares hasta que la luz del atardecer que se filtraba por las ventanas puso de humor a los niños para salir a jugar al jardín del sheik. Thomas se ofreció a acompañarlos dejando a Sabrina a merced del dueño de la casa.

Ella continuó bebiendo su chocolate con la mirada concentrada en la decoración de los almohadones y el sheik parecía estar también mirando algo justo detrás de ella.

El sonido suave de algo arrastrándose por el piso la distrajo y por alguna razón miro a su lado, sus ojos se abrieron de par en par cuando vio a la serpiente en tonos verdes oscuros y claros. La reconoció de inmediato, era la alimaña de sus sueños.

—Oh, veo que le agrada a mi pequeña. Quédese quieta no le hará daño , solo desea presentarse— dijo Said mientras la serpiente subía por la falda de Sabrina que difícilmente logró mantenerse quieta. Los ojos del animal eran idénticos a los de su dueño. El pulso se le aceleró cuando el reptil rozo su mano con la cabeza como buscando una caricia. Definitivamente si iba a morderla ya lo hubiera hecho.

—azzzzziii— dijo el sheik,cómo en un silbido llamando a su boa. Y está se irguió buscando su voz.

—Tranquila. Azi apep jamás le haría daño. No puede morder y tampoco se siente amenazada por usted cómo para tomarse el trabajo de asfixiarla, señora Kenworth.

—Por favor quitemela de encima. Estoy al borde del desmayo.

Al escuchar esto, Said rio y se puso de pie. Con un chasquido de sus dedos hizo que Azi apep se dirigiera a él y la tomo entre sus brazos cariñosamente. La serpiente se enredó en sus hombros y él volvió a su lugar. Sabrina contempló cómo la bestia le rozó la mejilla con su lengua bífida en señal de una intimidad abrumadora. Y Said le sonrió a su serpiente mirando a Sabrina con la misma intensidad.

La Elegida del SheikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora