Un Paso por Detrás

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Las semifinales ya se habían celebrado y los dos equipos que se jugarían el primer puesto en el torneo Futbol Frontier estaban finalmente claros. Para sorpresa de todos, el equipo del instituto Raimon, que había sido insignificante durante tantos años, se había ganado un puesto en la final. Para mayor sorpresa todavía, Teikoku no había resultado ser su rival, sinó que habían sido derrotados por un equipo antes desconocido, el Zeus.

Era temprano por la mañana y los jugadores del Teikoku estaban reunidos en el campo. Dondequiera que se mirara, podían verse caras de decepción y cabezas bajas. Después de 40 años de liderazgo, les habían destronado. Para hacerlo peor, les acababan de far una notícia devastadora, que nadie habría imaginado. Kidou, quien siempre se había mostrado orgulloso de pertenecer al equipo, les había abandonado sin dar ninguna explicación.

Nadie quería decirlo en alto, pero la idea general que tenía el equipo en ese momento era que su querido capitán había preferido eludir la derrota antes que quedarse con ellos y asumir el resultado. Quizás como siempre habían ganado, ahora que Kidou no les consideraba lo suficientemente buenos había optado por dejarlos tirados e irse con uno de sus principales rivales del torneo.

Aun así, había alguien que no creía lo mismo que los demás. Sakuma conocía a Kidou, le conocía como nadie en el equipo, y no podía creer que les hubiera abandonado así como así. Estaba seguro de que había una razón de peso, tenía que haberla para que se hubiera ido sin siquiera despedirse, ¿verdad? Estaba poniendo todo su empeño en buscar dicha razón, intentando evitar la idea de que su amigo les había dejado tirados para poder ganar.

Nadie se atrevió a abrir la boca, ni tampoco se movieron lo más mínimo. Necesitaban asimilar su derrota y abandono, y sobretodo necesitaban plantearse qué hacer a continuación. Ya no tenían entrenador, ni tampoco tenían capitán, ¿quien iba a decirles por donde debían seguir?

Sakuma estaba apretando los puños, clavándose las uñas sin siquiera darse cuenta. Apretó los labios y respiró profundamente, intentando contener las lágrimas. No quería llorar, y mucho menos delante de todo el equipo. Si los demás podían aguantarlo, él también podría, aunque la traición le doliera más que la derrota.

A la que empezaron a asimilar la situación, todos empezaron a irse sin decir gran cosa, al fin y al cabo ya habían oído lo que les tenían que decir, y la noticia no les había dejado precisamente animados. Sakuma no movió ni un músculo, aún no se sentía preparado para irse, debía acabar de comprender la noticia. Genda se quedó a su lado y apretó suavemente su brazo, intentando que se sintiera un poco mejor, pues sabía lo unidos que estaban Kidou y el delantero, y podía imaginar lo dura que sería esa novedad para Sakuma.

El delantero levantó la cabeza al notar que su amigo se había quedado con él, algo sorprendido de que no se hubiera ido con los demás. Cuando se miraron, Sakuma se encontró con unos compasivos ojos azules que le miraban con comprensión. "Está bien", leyó en los ojos del portero, y eso en parte le tranquilizó. En esos momentos, Genda era el único con quién tenía la confianza suficiente para derrumbarse.

- Genda... - susurró Sakuma con voz temblorosa - ¿Por qué se ha ido?

La voz con la que hizo aquella pregunta le dolió a Genda más que la partida de Kidou, y lo que lo hacía todavía peor era que no tenía una respuesta para darle.

- No lo sé... - contestó el portero con suavidad, acariciando lentamente la espalda de su amigo - Lo siento mucho.

Genda sentía no poder responderle, sentía no poder consolarle, y lo que más sentía era no poder quitarle la tristeza. Sakuma se dio la vuelta y le abrazó con fuerza, apretándole la camiseta con los puños. Genda se quedó sorprendido pero no tardó en corresponder a ese abrazo. Unos segundos más tarde, el portero noto a su compañero temblando y sacudiéndose, y eso, junto con la sensación de humedad que notó en su pecho, le dijo que su amigo estaba llorando.

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