El gran atentado

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Llegaron a la casa de Tanos, una gran parcela con jardines y una casa de tres plantas construida en el centro del terreno junto a un estanque. Estaba claro que Tanos conservaba la antigua mentalidad de acumulación material y probablemente estaría con esa sección de población que no aceptaba el nuevo sistema, los antiguos ricos, que no se resignaban a perder su estatus y compartir sus valiosas posesiones materiales. Desde la altura divisaron a Alexander Tanos sentado en la parte trasera, en uno de los jardines. Casi parecía que les estaba esperando. Los héroes descendieron allí.

―Vaya, vaya. El gran Mr. Luz y su guapa compañera Adora. Pasad, estáis en vuestra casa ―dijo Tanos con ironía―¿A qué debo vuestra visita?

―No te hagas el tonto. Parece que nos estabas esperando.

―Bueno, sabía que antes o después vendríais a verme. Pero siento decepcionaros, yo no tengo nada que ver con Omega.

―Solo un oportunista. Como sospechaba ―dijo el héroe.

―¿Oportunista? Si que me han sido útiles los atentados, no puedo negarlo, pero solamente para demostrar vuestra incompetencia. Yo no los he cometido, pero he aprovechado para abrirle los ojos a la gente. Les habíais lavado el cerebro con vuestro sistema de paz y amor, pero eran todo sandeces.

―No te pases Tanos ―le advirtió Adora.

―O qué, ¿me pegaréis? ―respondió desafiante―. Eso solo me daría más crédito, y lo sabéis. Habéis prometido un sistema basado en vuestras fantasías. No es real. La humanidad nació con ese gen competitivo que les hace luchar por sobrevivir. Somos de naturaleza salvaje y mataremos con tal de estar por encima del otro. ¿Cooperación, trueque, vida sostenible? Solo son tonterías.

Mr. Luz lo observaba con indiferencia, mientras exponía sus pobres argumentos.

―Queréis crear un sistema en el que el ser humano sea libre. Es muy bonito, pero jamás funcionará. El pueblo, esos tontos ciudadanos, no saben que hacer con sus vidas si no hay alguien ahí para decírselo. No son más que un gran rebaño sin mente propia. Y necesitan un líder que los guie y les diga que hacer.

―Déjame adivinarlo, y ese vas a ser tu, ¿no? ―intervino Adora―. No me hagas reír.

―No perderemos más tiempo hablando contigo Tanos. Eres libre de pensar lo que quieras ―dijo Mr. Luz―. Solo te diré que es el miedo lo que te mueve. El miedo a perder tu estatus, tus posesiones, todo lo que te hace creer que eres alguien que vale la pena. Y lo temes porque sabes que cuando pierdas todo eso te verás a ti mismo, y esa persona te da vergüenza. Crees que son las cosas materiales lo que hace valiosa a una persona, pero no es así. Busca en tu interior, incluso tu tendrás alguna pasión, algún don, algo que disfrutes haciendo. Cuando lo encuentres, dedícate a eso. Te aseguro que serás más feliz y estarás aportando algo al mundo, algo que te haga ser valioso... no como ahora.

Tanos hizo un gesto de desprecio ante las palabras del héroe, pero el discurso le caló hondo.

Cuando los héroes se disponían a marcharse Jonhy les llamó. Su voz sonaba nerviosa.

―¿Seguís con Tanos?

―Ya nos íbamos.

―Olvidaos de él, acaban de colgar otro vídeo, así que no creo que tenga nada que ver. Chicos, amenazan con un gran atentado esta noche.

―Noo..

―Pero esta vez han dicho el lugar ―explicó Jonhy.

―¿Han desvelado el lugar antes del atentado? ―preguntó Adora incrédula―. Pero, si sabemos el lugar podremos impedirlo.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2015 ⏰

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