3. Ilusión

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Estaba en noveno de básica, Aníbal era mi compañero de clases, ambos compartíamos siempre en quién sacaba la mejor nota. En una ocasión a él se le ocurrió una brillante idea: - Si yo saco la nota más alta me tendrás que dar un beso - me dijo sin ninguna chispa de vergüenza.
-Trato hecho- dije entre segura y nerviosa, así fue como acepté la apuesta de Aníbal.

Al día siguiente sería revelado el resultado, y para mí sorpresa. - ¡Gane!, ¡Gané!- gritaba él mientras sostenía la hoja del exámen orgulloso.

Perdí, y ahora no sabía que hacer. Yo jamás había besado, ni siquiera sabía cómo. Me preguntaba si practicar con naranja serviría en estos momentos. Porque debía cumplir la apuesta. La verdad es que él me gustaba mucho.

No sé que tenía, era bastante delgado, siempre tenía consigo un pañuelo porque sus manos sudaban mucho. Cuidaba mucho su apariencia, bien peinado. Su uniforme limpio, cuadernos impecables. Solo una mirada me hacía sonrojar, y mis compañeros podían notarlo.
Cuando sucedía, era mi momento "trágame tierra"

El mejor amigo de Aníbal era el más emocionado en ver cumplida la apuesta. El momento sería a la hora de receso. En el curso, encerrados. Estábamos él y yo. Uno frente al otro. Y con un acercamiento un poco torpe de mi lado, nos besamos.

Es curioso que aún pueda recordar la sensación; tenía aliento a menta. Se había preparado muy bien para la ocasión. Sus labios eran bastante carnosos y los había humedecido antes del beso.

Aníbal me mira de una manera muy tierna y dice: - ¿Es su primer beso verdad? . Yo bastante avergonzada respondí que si. Al parecer ese beso fue el motivo para oficialmente declararnos enamorados.

Apenas tenía doce años, que sabía yo de relaciones. Tuve temor de que mi mamá se enterará, así que resolví terminar con él. Y lo hice como cualquier pre-adolescente lo haría. No le dije nada, solo le dejé de hablar. No supo hasta mucho después porqué me comporté de esa manera.

Te das cuenta que siempre huyo de lo que me asusta y de lo que no puedo controlar. Desde entonces pagué ese Karma, porque ya verás lo que pasó...

 Desde entonces pagué ese Karma, porque ya verás lo que pasó

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ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora