Han pasado... cuatro, si, cuatro días desde que Eddie y su tío cenaron en nuestra caravana, días que han sido muy aburridos estando encerrada aquí.
La curiosidad de conocer más a Eddie me consume, por las tardes me dirijo a la ventana de mi habitación solo para ver como sale de su caravana y se adentra al bosque.
Siempre me he caracterizado por ser demasiado curiosa, por no decir que soy como una pequeña cotilla, me gusta saber mucho de las personas, pero no lo básico y común como sus nombres y edades, si no, saber más allá; cómo se mueven, la manera en la que caminan, por que recurren a hacer las muecas que les hace fruncir el ceño, algo así como poner la atención suficiente en sus ojos para hablar directamente con el alma, pero después. Con el tiempo. Me di cuenta que esas cosas solo suceden con las personas correctas.
Bien dicen que "«la curiosidad mató al gato»" y así fue... no para mal, si no para bien.
Supongo.
Esta tarde, juego en el pasto verde que rodea la caravana, cuando, Eddie una vez más salió de la suya pero en vez de ir al bosque, caminó en dirección al pueblo, cruzamos miradas como de costumbre, pero ninguno dijo nada.
Su manera de caminar era lo que le caracterizaba; hombros tensos y bajos, como si cargaran un peso insoportable, las manos en los bolsillos de sus vaqueros, sus tenis desgastados y manchados de tierra, la mirada en el suelo y su expresión decaída. Movía los pies casi en automático, uno tras otro, siempre acompañado de una bruma espesa, llena de pereza y tristeza que estoy segura que si te acercas demasiado, parte de ella se queda contigo.
Poco a poco su figura se iba perdiendo a medida que avanza, sin muchas ganas seguí en lo mío. Imagino cientos de escenarios, en ellos tengo cientos de amigos. Todos me querían y yo los quería a ellos, sonrío mientras acaricio el pasto que me cosquillea las palmas. A los pocos minutos mis pensamientos se desvanecen por los alaridos de un grupo de niños que corren en dirección al bosque, Eddie es quien lleva la delantera, es más rápido que ellos, pero eso no es precisamente lo que me llama la atención, el grita y en su cara no hay ni un rastro de felicidad.
No creo que estén jugando.
—¡¡Ya les dije que me dejen en paz!!
Escuchar eso fue suficiente para percatarme que no era un juego, ellos no son amigos de Eddie. No estoy segura pero eso me provoco una sensación rara—Eddie dijo que no tiene amigos— y eso definitivamente no esta bien.
—¡¡Vamos, ven aquí maldita larva!! —gritó uno de ellos.
El mal presentimiento me invadió con totalidad. Alarmada, me levanté del suelo, y dudosa seguí el rastro de ellos.
Conforme me adentro al bosque las voces se elevan, pero no se alejan, cuando ya estoy lo suficientemente cerca las voces se aclaran, reduzco la velocidad de mis pasos y avanzo lentamente, entre cada paso hago una ligera pausa evitando que las ramas secas del suelo grujan, a pocos metros logro verlos, uno de ellos sube la mirada y rápidamente me escondo detrás de un árbol y trato de no hacer ningún ruido.El grupo de cuatro niños están rodeando a Eddie que está asustado, sus hombros están más tensos de lo normal, tiene los puños cerrados y sus ojos se mueven constantemente a cada figura que lo rodea, está alerta a cualquier movimiento de ellos.
—Pareces una niña. —el más grande de ellos le dice a Eddie, y este baja inmediatamente la mirada.
—Pero una fea..., y sin papás. —otro habló, respondiéndole al primero.
—¡Cierra la boca! —gritó Eddie ante la burla de los demás.
Enseguida recibe un empujón por la espalda haciendo que caiga de bruces, cuando alza la cabeza sus ojos están llorosos, y su rostro está lleno de tierra al igual que sus rodillas y sus manos.
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You Belong With Me // Eddie Munson
FanficUna amistad es algo sincero, conectar con el alma y hablar con el corazón. Nadie manda en el amor. Con Lily no hay excepción, vive enamorada de su mejor amigo, es capaz de correr por todo el mundo con tal de verlo feliz, pero... ¿Eddie haría lo mism...