XXVIII: Corresponsales

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A la mañana Samira despertó muy descansada, pronto recordó lo sucedido la noche anterior y se sonrojó por completo al pensar que Zeth la había llevado de nuevo a la cama. Y también recordó que hoy era un día muy importante.

Se vistió rápido y salió al comedor. Antes de llegar ya escuchó las voces de Zahid y Zeth discutiendo.

-Por los dioses Zeth, ¡no puedo creer que justo hoy te durmieras! -

- ¿Puedes calmarte y dejarme beber el café tranquilo?, vamos a las puertas del oasis, no a ciudad del fin del mundo y aun falta 2 horas para que lleguen...- un ojeroso y algo demacrado Zeth bebía café en la mesa.

-Buenos días- dijo Samira.

-Buenos días- dijo Zeth mirándola desde su lugar.

-Buenos días Samira... madre, ¿puedes apurar a Zeth? Mientras voy a ver si están listos los caballos...- dijo Zahid saliendo de la sala no escuchando nada más.

-Están listos Zahid... Grrr está histérico...- se quejó Zeth.

-Jajajaja Bebe tu café y no lo hagas esperar más... - le dijo Anisa. -Buenos días querida. -

- ¿Dónde están los demás? - pregunto Samira.

Hade entro corriendo...

-El señor Zahid pregunta porque le ensilló ese caballo para él - dijo Hade agitada por la corrida a Zeth.

-Porque ese es el suyo...- Zeth se encogió de hombros...

-Preguntaba dónde esta la yegua negra...-

-Va a parir mañana la yegua negra, ya le dije que no estaba disponible... por los benditos vientos no va ni 3 horas que esta despierto y ya me esta volviendo loco...- se levanto Zeth sorbiendo el ultimo trago de café. -Volvemos mas tarde. - dijo dejando la taza sobre la mesa y saliendo.

Samira pudo observarlo de cuerpo entero cuando se levantó y notó que vestía elegante todo de negro con shemagh negro también y una faja que colgaba a un lado. Se había arremangado las mangas de su camisa hasta debajo de los codos y llevaba unos brazaletes de cuero curtido en negro también. Parecía mas esbelto, más imponente vestido así, pensó Samira.

-Si hijo ve... los esperamos. – Dijo Anisa.

Zeth se frenó en la puerta, volvió por una manzana verde de la mesa y salió de nuevo con la manzana en la boca envolviéndose en un manto negro también.

- ¡¡¡¿¿¿QUÉ TANTO HACES ZETH???!!!- la voz de Zahid llegaba desde la cocina...

- ¡Estoy saliendo! ¡No pienso buscarte un caballo negro ahora para que combine con el mío! - contestó Zeth blanqueando los ojos.

- ¡Deja de comer! ¡No se te entiende cuando hablas con la boca llena! Pero te dije ayer que debíamos ir los dos iguales, y no solo te vestiste como quisiste si no que...-

Los regaños de Zahid se perdieron seguramente porque ya habían salido de la cocina hacia los establos.

Anisa reía y movía la cabeza. Y Samira también sonreía tras presenciar esa escena.

- ¡Ay querida! Hay cosas que nunca cambian... jajaja Tus padres ya vienen a desayunar...-

- ¿Es verdad que llegaran los corresponsales en cualquier momento? -

-Llegaran dentro de dos horas, como dijo Zeth. Zahid esta ansioso y quiere que todo sea perfecto cuando lleguen y pone nervioso a Zeth... que para variar esta hoy un poco de mal humor...-

-Son muy distintos...- Samira seguía sonriendo. A pesar de sus ojeras por no dormir, Zeth se veía muy varonil con esa vestimenta.

-Tienes toda la razón... Zahid, Nervioso y preocupado siempre por las apariencias y el protocolo y Zeth mas serio, sencillo y práctico... Jajajaaj desde niños fueron así de distintos...-

Los hijos del DesiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora