𝑻𝒉𝒆 𝑹𝒆𝒃𝒊𝒓𝒕𝒉 𝒐𝒇 𝒂 𝑺𝒘𝒐𝒓𝒅 𝑯𝒆𝒓𝒐

Capítulo 9: La Ola de la Calamidad, parte 1

Esta historia no es mía, es una traducción. El nombre del autor original está en la descripción denle apoyo.

Este es el primero de los dos capítulos de hoy.

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Pasó otra semana en un abrir y cerrar de ojos. Y finalmente, había llegado el día en que la Ola de Calamidad se abrió en Melromarc.

Esa mañana, EMIYA y su equipo fueron a la tienda de Erhard para la preparación final. En la última semana, habían hecho todo el entrenamiento y esfuerzo que pudieron, y EMIYA pudo decir que los tres jóvenes habían crecido tanto que no podía reconocerlos de los ingenuos e inexpertos aspirantes a aventureros que solían ser cuando los conoció.

El rostro del herrero se iluminó inmediatamente cuando el Héroe de la Espada y su grupo abrieron la entrada de la tienda.

—¡Ahí estás! ¡Me preguntaba cuándo vendrías! Hoy es el día de la Ola, ¿no?

EMIYA asintió.

—Sí. Comenzará en aproximadamente 7 horas, así que pensé que tendríamos que estar seguros de que nuestro equipo estaría en óptimas condiciones cuando vayamos al campo de batalla.

Todos colocaron sus armas y armaduras sobre el mostrador. El herrero los miró con ojos profesionales y tarareó.

—Hmm... deberían tomar algunas horas para que todos estén en sus mejores condiciones. Han entrenado bastante durante el último mes, ¿no?

—No es necesario que nos lo recuerdes, tío —gimió Tersia.

—Sí —también estuvo de acuerdo Welt—. No quiero recordar todas esas torturas por las que hemos pasado durante todo el mes...

EMIYA sonrió.

—Oh, ya veo. Entonces nuestro objetivo para el próximo mes debería ser duplicar esa cantidad de entrenamiento, ¿verdad?

—Nooooooo... —Farrie gimió miserablemente. Aunque había mejorado bastante, seguía siendo el miembro más débil del equipo en cuanto a habilidades físicas.

Erhard hizo una mueca de dolor.

—Realmente los pusiste en la picadora de carne este mes, eh.

El ex-Guardián se encogió de hombros.

—Si quieren crecer lo suficiente para luchar en una guerra, lo necesitarán, tarde o temprano. Más vale que sea más temprano que tarde, ya sabes.

Justo en ese momento, dos personas más entraron a la tienda. Era Naofumi, junto con su compañero. Al ver al Héroe del Escudo, Erhard sonrió.

—Ya era hora. La joven finalmente necesita ese cambio de ropa, ¿no?

Naofumi miró al herrero.

—Como sea. No importa cómo se vea ahora, todavía es sólo una niña de diez años.

La chica en cuestión hinchó las mejillas con enojo.

—¡Naofumi-sama, ya no soy un niño!

La única persona en el equipo EMIYA que no se sintió confundida por la extraña conversación fue el propio Héroe de la Espada. Los tres adolescentes parecían no entender una sola palabra. Farrie miró inquisitivamente a Erhard.

—Um... Erhard-san, ya conozco a Señor Héroe del Escudo, pero... ¿quién es esa chica con él?

El herrero sonrió.

—Bueno, que me condenen. Ustedes, niños, no saben cómo crecen los semihumanos, ¿verdad?

Los ojos de Tersia se abrieron como platos.