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Jade.

Seguía bastante molesta por la discusión con Eduin, me había sentido atacada e incluso le había gritado. Me hubiera gustado decir que se quedó ahí, pero sabía que no. Volveríamos a discutir.

Lo peor era que no terminamos de aclarar las cosas, lo que me hace sentir aún peor. Estuve dos días sin saber mucho de él y cuando volvió, solo empezó a decirme todas esas cosas. No necesitaba pensar en eso en esos momentos, especialmente porque estaba a minutos de verlo una vez saliera de mi instituto. Me dijo que tenía cosas que decirme, por lo que me llevaría a un lugar y realmente no podía estar más emocionada.

Caminé hasta afuera del edificio y de inmediato me arrepentí ante la inoportuna visita.

—Te ves muy linda hoy — Sonrió con malicia viéndome de pies a cabeza. Robi.

—Déjame en paz — pedí retrocediendo.

Robi me había empezado a amenazar hasta por el celular. La primera llamada fue en el funeral del allegado a Eduin. Después de eso, eran mensajes, ya que me había negado a recibir sus llamadas.

—Emely no vino el viernes, por lo que tú vendrás conmigo hoy — anunció.

—No puedes hacer eso — me safé del agarre que intentó.

Antes de que pudiera responder, ya no estábamos solos.

—¿Turron? — la voz de Eduin se hizo presente, y yo solo posé mis ojos de él a Robi, temiendo que quisiera vengarse con otro chico.

—¿Tú quién eres? — espetó el rubio molesto.

—¿es tu amigo, Jade?— preguntó ignorando al chico pero sin despegarle la mirada.

—No, él ya se iba — lo miré significativamente, y Robi solo me dio otra mirada de advertencia antes de alejarse.

—¿Por qué te rodeas de este tipo de gente? — preguntó incómodo. No respondí y él tomó mi mochila para guiarme a su auto.

—¿A dónde vamos? — cuestioné una vez en el asiento con el cinturón abrochado.

—A la playa — aseguró poniendo el coche en marcha. Sonreí ante el viejo recuerdo.

...

Estaba recostada en su pecho mientras él acariciaba mi cabello. Habíamos comido unas hamburguesas y nos encontrábamos reposando frente a la hermosa vista.

—Quiero disculparme por lo de ayer— empezó.

—No pasa nada— mentí.

—Envié unas cuantas solicitudes a algunas universidades — empezó.

—¿Y cómo vas?

—Hasta ahora, las tres que han respondido me han rechazado — rió.

—¿Eso te afecta? — pregunté, no muy segura de qué decirle.

—Un poco, tengo miedo de que ninguna me acepte — admitió.

—No sé qué decirte, pero seguro que varias lo hacen. Recuerda que Dios tiene el pleno control — aseguré.

No respondió y solo me dio un beso en la cabeza.

—Eres muy importante para mí, Jade.

—Yo también te quiero.

—Me refiero a que si viniera a esta tierra 100 veces, 100 veces me enamoraría de ti, Turron.

Sus palabras causaron un gran peso en mi corazón. Eduin acababa de admitir que me amaba, que estaba enamorado de mí, y yo solo pude responder con un beso. No sabía cómo explicarle que yo sentía lo mismo, que igual yo lo amaba. Se había convertido en mi luz y risa en medio de mi oscuridad, y esperaba algún día ser digna de su amor.

Encuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora