Capítulo 5. No soy como las demás.

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Jesús

Veo como mi hermano ríe limpiándole la mayonesa de la mejilla a Marta. Sin embargo, Raquel esta comiéndose una hamburguesa de pollo sin decir nada. No sé si es que no le gusta la comida, o si le gusta tanto que tiene que saborearla. Ambos estamos mirando a mi gemelo y a la chica sin decir nada. De vez en cuando, veo que esboza una pequeña sonrisa.
Me permito mirarla fijamente cuando se limpia con el dedo un poco de Kétchup que tenía en el labio inferior. Se los humedece pasando su lengua por ellos, y sonríe a Marta. Continuo como un gilipollas mirando fijamente sus labios. Se da la vuelta y me mira.

–¿Qué?–Sonríe.
Jesús, vuelve al mundo ya.
Ladeo la cabeza y me encojo de hombros.

Terminamos de cenar y salimos por la puerta sonrientes-Menos Raquel, que de verdad me está poniendo muy nervioso porque no sé que le pasa-.

–¿Dónde vivís?–Pregunta mi gemelo. Y enserio que hay veces que me da miedo porque creo que me lee la mente o algo.

–Lejos–Se encoje de hombros desganada. Raquel, como no sonrías como en el concierto te voy a cortar las tetas. Bueno, mejor las tetas las dejamos donde están, que no hacen daño a nadie-A mi entrepierna un poco, pero no le demos importancia-.

–Vivimos muy lejos una de la otra–Nos aclara Marta.

–Pues mi hermano te acompaña a ti–Digo señalándola–Y yo a Raquel, y luego que mis padres vengan a buscarnos a cada uno donde estemos.

–No hace falta que me acom...–Susurra Raquel, pero le interrumpo empujándola suave hacia delante.

–Nos llamamos–Me dice Daniel y asiento.

Llevamos dos minutos de caminata y sigue sin decirme nada. Me voy a volver loco.

–¿Qué te pasa?
Levanta la vista y me mira-Sonríe un poco y sé que es por la cabeza que le saco-.

–Nada.

Suspiro.

–No me mientas.

Suspira ella.

–No te miento.

Agg.

–Raquel–Me mira–No eres la misma que en el concierto.

Me da la razón, para mi sorpresa.
–En el concierto–Mira al suelo mientras doblamos una esquina–Tu...–Mueve las manos–Vosotros, solo erais mis ídolos–Y no se imagina lo mucho que me gusta esa palabra desde su boca–Y yo una fan..–Vuelve a mover las manos-Nosotras unas fans cualquiera. Y ahora–Me mira de arriba a abajo–Estoy al lado tuyo, como hacia en cada uno de mis sueños...

–¿Y eso que tiene de malo?–La interrumpo.

–En mis sueños, Jesús–Añade mirándome, y me encojo de hombros sin entender–Déjalo–Y empieza a andar más rápido.
Avanzo un poco mas rápido para alcanzarla.

–No lo entiendo Raquel...–Susurro.

–No quiero que lo entiendas–Suelta brusca, y me paro en seco. Continúa varios pasos hasta que se para también. Se da la vuelta y me mira–Me da miedo ir sola por la noche–Dice, y no puedo evitar sonreír–Si no, te quedarías ahí, eh.
Asiento, y avanzo hasta que llego a ella y volvemos a andar.

La miro y me mira.

–Quiero que me lo expliques–Insisto.

–No tiene importancia.

–Si la tiene–Vuelvo a insistir–Como buena Gemelier deberías saber que...

–Que eres un cabezota–Me interrumpe–Y que hasta que no te lo explique no vas a mover tu precioso culo–Ya sé que es precioso, pero suena muy bien que me lo diga ella–A tu casa–Levanta una ceja y asiento. Joder, pues si que me conoce bien. Suspira–Vale.

Pasa otro minuto y no quiero presionarla, pero vamos a llegar y no me lo ha dicho.

–Raquel...–Susurro y me mira levantando un dedo.
–Estoy pensando las palabras.
Asiento. Me mira de arriba a abajo y suspira–No me voy a liar contigo, Jesús–Dice finalmente–O lo que quiera que hagas con todas las demás.
Vaya... Era eso.

La miro frunciendo el ceño.

–¿Quién ha dicho que me quiera liar contigo?–Me mira y levanta una ceja.

–No creo que nos hayas invitado a cenar para nada–Suspira–Ademas, que sea tu fan–ES MI FAN, por si no lo habéis leído bien. A que suena guay. Raquel es mi fan. Ya vale, me estoy volviendo loco–No significa que sea gilipollas–Pero sigue siendo mi fan y sigue sonando guay–Como las demás.

–¿A que te refieres?

–Que a las demás las podrás engañar con chorradas que les digas, porque te van a limpiar el culo a la primera, les pidas lo que les pidas–Me mira–¿No es verdad?–Asiento.

–La mayoría sí...

–Pero yo no soy como las demás–Se para y me paro justo enfrente de ella.

Le rozo la mejilla con la mano y sonríe.

–Tampoco quiero que seas como las demás–Digo, y ahora es cuando iría el romaaaantico beso. Pero me ha dejado claro que no.

Desvía la vista detrás nuestro y señala un portal lleno de espejos y bastante iluminado.
–Vivo ahí.
Asiento y le retiro la mano de la mejilla-Y mira que me gustaba tenerla ahí-.
Se acerca al portal y toca uno de los más de veinte botones que tiene ese telefonillo.

–¿No llevas llaves?–Pregunto sorprendido.

–Yo no tengo de eso–Dice riendo y tiene la sonrisa más bonita del mundo.

–¿Mañana te llamo?–Pregunto nervioso, sacando el móvil.
Se encoje de hombros y me retira el móvil de las manos. Desde arriba veo como entra en contactos y guarda su número. Lanza varios insultos cuando intenta colocar su nombre pero me llegan continuamente notificaciones que le impiden hacerlo.
Suspira vencida.

–Lo pones tú, mejor.
Asiento y le doy dos besos–Hasta mañana–Dice, empujando la puerta que le había abierto su madre-Había dicho mami al contestar y sonaba realmente adorable-Y dándome la espalda.

–Adiós–Susurro, aunque sé que ya ni me oye.

Veo como sube la rampa de su portal y se apoya en la pared a esperar el ascensor. Esta de espaldas, y no os imagináis lo bien que le quedan esos leggins.
Guardo su contacto y sonrío cuando se gira, sacude su mano y se mete en el ascensor.

Tu Sonrisa En Mis Pupilas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora