Recuerdo que cuando todavía estudiaba el profesorado en Lengua, una docente ya entrada en años nos dio un amargo consejo. Una de mis compañeras se acomodó el cabello, mordisqueó un lápiz y luego de juntar valor suficiente, le dijo a la conspicua profesora de una de las didácticas, "Lo que venimos viendo sirve como para un alumno ideal, pero todos acá fuimos a la secundaria y sabemos que no son todos los alumnos son ideales; entonces, ¿qué hacemos con los que no prestan atención o a esos que no les importa nuestra materia? Esos que siempre se sientan atrás" La profesora no dudó, quizá tenía la respuesta preparada: "Ustedes den clases para los que se sientan adelante; los que se sientan atrás, que sigan cortando el pasto".
¿Se imagina usted lo peligroso que es inocular una idea así en docentes en formación? Yo no me lo imaginé en ese momento. Fue hasta mucho después de haber trabajado en todos los niveles y haber investigado mucho al respecto que me di cuenta de lo grave que fue aquel episodio. Pero no me quiero adelantar, no pensemos en la respuesta que dio la docente. Vamos a detenernos en lo importante: la pregunta que la motivó. Y es una pregunta que todos alguna vez nos hicimos, pero no solamente cuando estudiábamos. Cualquier docente, nuevo o veterano, de cualquier nivel o materia, alguna vez se preguntó ¿qué estrategias didácticas puedo emplear para que no se aburran con este tema?, ¿de qué manera puedo reforzar mi autoridad con un grupo "difícil" ?, ¿qué puedo hacer para que los comentarios inapropiados -e incluso ofensivos- de algún estudiante no me mal predispongan con el resto o me amargue la jornada? Y puede haber más... ¿Por qué este profesor me subestima y nunca me deja hablar cuando nos reunimos en la sala de profesores?, ¿por qué nadie me escucha si mis ideas son muy buenas?, ¿por qué la directora no ve mi esfuerzo y tampoco los alumnos?, ¿no se dan cuenta de que paso mucho tiempo preparando la clase como para que no me presten atención?, ¿por qué mi familia o mi pareja no reconoce lo que hago? Podría seguir y llenar el libro de preguntas, pero lo que vamos a hacer, usted y yo, es tratar de encontrar, más que respuestas, una colección de recetas, de fórmulas, que a muchos ha funcionado y estoy seguro de que a usted también le va a funcionar. Al terminar de leer este libro, usted habrá aprendido muchas cosas de sí mismo, habrá descubierto tesoros en usted que ni siquiera sabía que tenía y también mejorará indiscutiblemente la manera en la que se relaciona con los demás. Pero no subestime su tiempo y su criterio. Aprovéchelo. Como le dije en la presentación, este libro también puede cambiarle la vida por completo.
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El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!
Non-Fiction¿Te has preguntado alguna vez cómo mantener la atención de tus alumnos o qué hacer cuando parece que nadie valora tu esfuerzo como docente? Usted no está solo. En este libro, lo invito a un viaje donde no solo encontrará respuestas a esas preguntas...