· ─ ❨ 𝗽𝗲𝗮𝗰𝗲 ❩
nunca creí poder conocer
algo tan bello como él
Luego de aquel evento tan horrible en el que Ōishi Yasu fuera la burla de toda la secundaria y primer año de su preparatoria, decide irse a otra lo más lejana d...
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Ōishi Yasu no había comprendido en ese momento lo que atravesaba por su cabeza. Para ella, el sentir mariposas en el estómago al ver a una persona, era un sentimiento normal, ya que había olvidado cómo sentía el amor y además, aún estaba recia a creer que alguien podía llegar a interesarse en ella.
Ese día llegando del club, tuvo su cita con la psicóloga, la cual, le hizo ver a Yasu un par de cosas distintas a como las están percibiendo. Un ejemplo, era aquel muchacho de cabellos naranjas. Pero, tampoco era quién para intentar que cambiará eso, porque sabía que debía ser un proceso poco a poco gracias a todas las inseguridades que aún poseía. Si bien, trabajaba constantemente en ellas, era imposible deshacerlas de la noche a la mañana, así que trabajaban de una en una. El sentimiento del amor, por ejemplo, aún no era uno que había considero tratar al no verle interés a Yasu, pero, ahora podía ser diferente. Oírla hablar de su nuevo compañero la hacia ver como una chica que conocía a alguien que cambiaría su vida por completo, y al menos, Yasu no se daba cuenta.
—Me transmite tanta paz... —le confesó finalmente Yasu a su psicóloga, después de unos veinte minutos de estar hablando de Hinata Shōyō—. Es diferente a todo, espero poder hacer una linda amistad con él.
Ese pequeño detalle era uno que ni siquiera ella se creía por completo, pero intentaba hacerlo. Por algún pequeño instante la posibilidad de "más que una linda amistad" había atravesado su mente, sin embargo, igual de rápido que llegó, se fue, porque no estaba lista y eso lo sabían ambas perfectamente.
Al salir de la sesión, había ido su madre por ella. Era una mujer de un poco avanzada edad, con cabello negro y unas pocas canas, y mirada tranquila; sus padres habían vuelto de su viaje de trabajo horas antes, y aunque se irían el lunes siguiente de nuevo, trataban de aprovechar el tiempo que tenían juntos.
—¿Cómo te fue, cariño? —le preguntó con interés, abriéndole la puerta a su hija del coche, mientras ella se subía. Yasu le sonrió mientras se acomodaba y se ponía el cinturón.
