Capitulo 21

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21 - Las habitaciones especiales.

Megan Simonetti

Cuándo era más pequeña pensaba que la gente podía morirse de corazón roto, y todavía lo sigo pensando así. Cuándo cumplí los 13 años ya no era lo mismo, las personas con las que había crecido prácticamente toda mí vida no estaban, mis padres se habían separado y según mí mente pequeña, los únicos que estaban para mí eran mis amigos y mí hermano, o bueno al menos eso había pensado hasta los 15 años, cuando todo cambió.

Vanesa era mí mejor amiga de toda la vida, Juliet también, aún que por otro lado era un poco menos cercana. Mateo había llegado a la ciudad cuando recién había cumplido los quince. Hubiera preferido que nunca llegará, pero tristemente si lo hizo. El día de la dichosa fiesta recuerdo perfectamente por qué me había emborrachado, era el mismo día del cumpleaños de Nate y horas antes había escuchado por fuera de la habitación de mí hermano que estaba hablando con él.

No recuerdo muy bien de que hablaban, solo una frase, "Estoy saliendo con ella, en realidad me la estoy follando, nunca tendría nada serio con nadie, menos con alguien tan niñata como ella" luego recuerdo escuchar su risa y la de mí hermano juntas. No sabía de quien hablaban pero de igual manera me había dolido, no solo por el hecho de que estaba enamorada de él, también por qué vi la realidad de las cosas.

Me di cuenta que conforme las personas crecen cambian, para ese entonces Nate tenía veinte años y estaba hecho un idiota. Ya no era el adolescente tierno y lindo que se había ido hace cinco años, era diferente, mayor, un hombre.

-Cuida de tu hermana Gabriele y me llaman por cualquier cosa-Nos repitió mamá lo que ya habíamos escuchado hace una semana.

-No te preocupes mamá, somos grandes, sabemos cuidarnos-Le aseguro mí hermano.

Los tres nos dimos un abrazo, cuando nos separamos Vanesa y Nate se acercaron. Si, Vanesa nos acompañaría.

-¿Están listos para irnos?-Preguntó Nate con una sonrisa emocionada.

-Si-Respondi yo devolviéndole la sonrisa.

Los parlantes de el aeropuerto comenzaron a escucharse nombrando el número de nuestro vuelo, ya teníamos que embarcar.

Nos despedimos por última vez de mí madre y los cuatro nos encaminamos hacia la fila que se había formado hacía apenas unos minutos para subir a nuestro avión. Los lugares ya estaban arreglados, habíamos dicho con Nate que no podíamos sentarnos juntos ya que Gabriele podía sospechar, así que yo me sentaría con Vanesa y el con Gabriele. Al llegar al hotel cada uno tendría su habitación propia.

Los cuatro al entrar al avión nos acomodamos en nuestros asientos, a mí me tocó del lado de la ventana.

-Muchas gracias por hacer que Nathaniel me invitará-Me dijo Vanesa.

-No es nada, eres mí mejor amiga, además no pensaba viajar solos con los amigos monster-Bromee.

-Y también por qué puedo distraer a Gabriele mientras ustedes tienen su viaje romántico.

-Ya lo hablamos y no creemos poder pasar tanto tiempo juntos, la mayor parte estaremos de excursión, y cuando estemos en el hotel mí hermano va a estar en todo momento.

-Pero en la noche no Megan, ve el lado positivo de las cosas, si se encierran en un lugar a solas pueden hablar de cosas que deban saber los dos de cada uno, conocerse mejor, ponerse al día.

-Tal vez sí, pero igual tengo miedo de que algo salga mal.

-Nada saldrá mal Megan, en ves de preocuparte deberías de estar saltando de felicidad, estás viajando con tu novio o el chico que te gusta como quieras llamarlo, de pequeña deseaste esto toda tu vida, no puedes arruinarlo por miedo.

-Tienes razón.

-Siempre.

Me reí y mire por la ventana mientras el avión comenzaba a elevarse.

...

Por fin habíamos llegado, en realidad, no había sentido mucho del viaje, pies me quedé dormida apenas habíamos pasado cuatro minutos. Cuando bajamos del avión el calor de verano y el olor a mar nos envolvieron con una briza caliente. Los cuatro nos bajamos y buscamos nuestras maletas.

Cuando los cuatro ya teníamos nuestros bolsos, pedimos un taxi, el cual nos llevaría hacía nuestro hotel.

Cuando llegamos al que sería nuestro alojamiento por una semana me quedé en shock. El hotel era un edificio de 11 pisos y arriba de todo se podía apreciar una terraza. Era blanco de un estilo moderno, la recepción estaba decorada con lámparas gigantes, todo de lujo.
Sabía que los padres de Nathaniel tenían mucho dinero, pero no creía que tanto. Mí madre debía trabajar diez años seguidos para poder darse estos lujos.

Hasta me sentí algo incómoda al pensar que Nate estaba allí conmigo, no era interesada, pero podía percatarme de cuando la situación económica tiraba de la cuerda floja y en esta ocasión yo estaba en el lado feo de la cuerda, además aunque me ofrecí a pagarme mí parte Nathaniel no me dejó, de igual manera viéndolo todo siquiera dejándome creo que podría haber pagado algo así.

Nate se acerco con una sonrisa y cuatro tarjetas de las habitaciones en su mano.
Cada uno tomo la suya y subimos al tercer piso donde estaban nuestras habitaciones.

La de Nate y la mía estaban pegadas y frente a las nuestras se encontraban la de Gabriele y Vanesa. Cada uno entro a su habitación. Mis ojos se abrieron de par en par al ver todo lo que se encontraba frente a mí. Una cama blanca alta, que encima la adornaba una lámpara led muy bonita y moderna, el baño tenía un jacuzzi y por último lo único que quedaba por recorrer era la terraza, la cual al salir quedé aún más impactada.

Era una terraza con una vista preciosa pero eso no era lo impactante, lo que verdaderamente me impacto es que la terraza estaba concectadas con la de al lado, la de Nate.

Mí utos después cuando aún seguía pensando en como era posible, el rubio salió de su habitación con una sonrisa divertida.

—¡Sorpresa!—Dijo emocionado.

—¿Que es esto Nathaniel?—Pregunté.

—Tenemos habitaciónes concectadas Meg...

—Eso ya lo sé, pero y si mí her...

—Tu hermano no tiene por qué entrar a nuestras habitaciones Megan, no va a enterarse. Además no va a sospechar nada porque la de Vanesa y él son normales.

—¿Pero porqué?

—Megan, es mí primer cumpleaños en el que puedo pasar junto a ti, no quiero no poder estar cerca de ti por qué Gabriele estará encima de nosotros todo el tiempo.

—¿Y si se entera que haremos?

Nate esbozó una pequeña sonrisa.

—Si se entera—Comenzo acercandose lentamente—Le diré que no me interesa su opinión—Se acerco más y colocó sus manos en mis caderas acercándome a él—Le diré que estoy enamorado de ti, después te atraería hacía mí y te besaría.

—No creo que este muy de acuerdo con eso.

—Pues que se joda, por qué yo si que lo estoy y mucho.

Sonreí cuando el se acercó más a mí pegándome a su cuerpo, acerco su cara a la mía y me beso suavemente acortando la distancia que había, le rodeé el cuello con mis manos y profundice el beso. El esbozó una sonrisa sobre mis labios.

Un paraíso de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora