The boy who found his soul || SeongJoong

24. The boy saying the divine law

Alrededor de una semana transcurre donde hay tiburones por doquier en el palacio. Gracias a ello, Nerea y Calístenes se han mantenido muy tensos, lo toman como una advertencia muy severa de que deben estar cumpliendo alguna orden que se dejó. Tan solo no saben cuál es. Yunho y Mingi siguen en el palacio por pedido de Yunho, quien explicó vagamente la situación y Mingi le sigue la corriente a regañadientes.

San sigue sin saber nada.

Wooyoung quiere que la tierra se lo trague.

Y Hongjoong se pregunta si debe tomar los tiburones como algo bueno, algo malo...

Ha pasado un par de días redactando un documento que englobe la situación actual y con ello, tal vez, conseguir que Nerea y Calístenes sean destituidos de sus lugares. Después de todo, con una sola vez le basta y le sobra para estimar como indecente el mando que tienen.

No es cuestión de cultura cuando ellos condenan el forzar a alguien a tener sexo. Sobre todo, si es por influencia de poderes. Yunho no ha dicho nada, pero Hongjoong presupone que el estatus de realeza lo hizo intimidarse que no resistirse a lo que Calístenes quiso hacer.

En ello también está Yeosang. La víctima constante, muda y despistada. Esta semana sin tiburones, ha sido en la que más pendiente se lo ha visto, también más activo. Algo existe entre la inacción de Calístenes y Nerea que ayuda a mejorar todo.

El ambiente en sí es mucho más tranquilo y armonioso, diferente al que Hongjoong conoce. Donde en el palacio parece haber una prisa y nerviosismo constante. Viene de sus reyes y eso, debe arreglarse. Para eso le pidieron venir.

No para recibir regalos de una sirena, tener relaciones con ella y peor aún, que también reciba regalos e insinuaciones del principe.

—Necesito que me des un consejo. —pide Wooyoung de repente y Hongjoong deja los documentos en la mesa. Redactar se vuelve pesado cuando tienes demasiadas cosas en mente. Se nota que, bajo el mar, no funciona tan bien.

Mucho más activo, emocional y despistado.

— ¿Dime? —pregunta Hongjoong. Wooyoung no deja de jalarse la enorme trenza sobre su hombro. El cabello pálido y liso que tara vez está seco.

—Si pasó algo que no quería, pero que debía pasar y estaba consciente de que iba a pasar ¿Es culpa mía sentirme mal o es culpa de la situación pro hacerme sentir mal? Es decir, también de la persona que me hizo sentir mal.

Wooyoung a veces es un acertijo enorme. No entiende de que habla hasta segundos después.

—Depende—responde con las manos en los muslos—. Si eras consciente de que sucedería eventualmente, es una cosa, pero el momento en el que iba a suceder debía ser anunciado con anterioridad—explica Hongjoong—. Al menos eso yo creo que es lo correcto... ¿De qué hablamos? —pide saber y Wooyoung hace puchero.

—Estoy en cinta.

— ¡Felicidades!

—pero la reina no me avisó nada. N-no sé mucho del tema. Sé que iba a pasar, pero... —Da un quejido ahogado y mira a otro lado. Ya lo confirmó y por desgracia, funcionó demasiado bien.

Sería el colmo que no, con lo hormonal y fértil que lo hicieron para cumplir este rol. Hongjoong expone un gesto incómodo entre la sonrisa.

—Podrías preguntarle a Soobin qué sabe de eso. Él me explicó por mucho con respecto a la situación de Yunho. No le dije que es él, pero en tu caso no hay mucha alternativa. —menciona simpático y Wooyoung lo mira a él, estirando los brazos.

—No quiero ir a hablarlo con él, será el hermano mayor de mi bebé; quiéreme tú.

Hongjoong ríe por la nariz y extiende los brazos, abrazando a Wooyoung que se le sube encima. Le da palmadas en la espalda y lo deja estar ahí un rato—. No le he dicho a San. Si se lo digo, se va a alejar y no quiero que me deje... Que me abandone. —confiesa con voz pastosa, Hongjoong espera que el atlante no se asuste mucho cuando empiecen a bajarle lágrimas del rostro.