𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

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Capítulo sesenta y siete: Amante.

Apoyó su mano contra la puerta y la dejó allí, lo pensó durante unos minutos y al final se rindió, le dió tres golpes, para luego esperar unos minutos a que abrieran. Antes de que pudiera volver a tocar, la puerta se abrió, dejando a la vista a la mujer de cabello rubio. Llevaba atado su cabello claro, con una remera y pantalón deportivo, llevaba una botella de agua en mano. Los ojos celestes recorrieron todo su cuerpo de arriba hacia abajo, observando con atención toda la escena.

Veía la triste expresión del joven, con sus ojos llorosos de tanto llorar, con unas leves ojeras y el cabello desarreglado, aún llevaba la ropa de la noche anterior.

—¿Sí?— preguntó apoyando su brazo contra el marco de la puerta, alzando una ceja.

—Yo... yo vengo a dejarte a... a tus hijas— acarició el cabello de las niñas y ella entrecerró los ojos.

—¿Acaso no puede venir su papá a dejarlas, que tiene que venir un compañero suyo?— se cruzó de brazos.

—Está... en coma— fue su primer choque con la realidad, esas palabras confirmaban lo que su corazón aún no podía aceptar.

La mujer dió unos pasos hacia atrás, cambiando su expresión a uno de sorpresa y preocupación. Abrió la puerta por completo y los hizo pasar, dejó que las niñas se entretengan jugando con sus peluches y mirando la televisión, mientras ellos hablaban en la cocina.

La mujer se sentó y dejó su batido en la mesa, estaba frente del español, quien se había negado a tomar algo, ni siquiera se había tomado el tiempo de ver como era todo a su alrededor, las paredes, los cuadros, las mesas. Sus manos apoyadas en la mesa, con la cabeza agachada.

—¿Es... en serio?— preguntó ella y él asintió con la cabeza, lento—. Lo siento, no lo sabía.

Le dió un sorbo a su bebida y miró hacia otro lado, sentía tanta lástima al verlo en ese estado.

—¿Qué... qué sucedió?

—Accidente automovilístico— ella asintió con la cabeza, miró de reojo las manos del joven, notando que llevaba un anillo en el dedo anular.

Lo miró con mayor atención, un chico joven, de cabello y ojos castaños, piel blanca. La forma en que acarició el cabello de las niñas, solo pudo venirle una pregunta a la cabeza.

—¿Eres su amante?— Pablo levantó la cabeza, se quedó congelado. Anna volvió a asentir, dándole un trago a la bebida—. Lo sabía...

El español no supo a lo que se refería y ella se dió cuenta de eso. Apoyando los antebrazos sobre la mesa.

—Sabía que él tenía sus gustos— lo miró de reojo—. Él es una persona realmente buena y sé que en el fondo me quería, pero... no me quería de esa manera.

Se quedó en silencio durante unos minutos, hace tiempo no regresaba al pasado, giraba el vaso sobre la mesa con sus manos.

—Supuse que no le gustaban las mujeres desde el momento en el que intenté hacerlo con él, pero no podiamos— su mirada clavada en el vaso, sonrió ligeramente, pero rapidamente desapareció de su rostro—. No me tocó más que solo dos veces, y las dos fueron solo para quedar embarazada.

Dejó el vaso vacío y apoyó su espalda en el respaldo de la silla.

—Supongo que esas veces ni siquiera fueron pensando en mí— suspiró y agarró el vaso para lavarlo—. Creo que jamás estuve a la altura de las cosas que le gustaban, siempre ha preferido pasar tiempo con sus hijas o en los entrenamientos, pero no era malo conmigo, es solo que... yo no era lo que realmente quería. Él era amante del fútbol, yo no podía compararme con ese amor tan grande.

𝒀𝒐 𝑻𝒆 𝑨𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒊 | 𝑳𝒆𝒘𝒂𝒏𝒅𝒐𝒘𝒔𝒌𝒊 𝒙 𝑮𝒂𝒗𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora