Capítulo uno

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Pasaron horas desde que el partido finalizó, y con ello, las celebraciones del plantel por el pase a cuartos de final. Ya era muy tarde, y los dirigentes pidieron a los jugadores que se retiraran a descansar para pensar en el siguiente rival.

Riquelme pidió la hora a sus compañeros y notó que ya pasaba de la una de la madrugada. Se despidió rápidamente de ellos y marchó rumbo a la casa de Pablo. Dado que Román era de pocas palabras, no necesitó explicar por qué no pasaría la noche en las instalaciones del club.

La noche y las calles, sorprendentemente, estaban tranquilas. Que, durante el trayecto hacia la casa de Pablo, sus pensamientos sobre él empezaban a resonar en su mente.

Debía de ser honesto con él mismo: estaba realmente enamorado de Aimar, pero sabía que era imposible. No era cuestiones de tabú, mas bien, comprendía que el sentimiento nunca sería correspondido. Ya se lo habían dejado claro, pero, ¿por qué seguía encontrándose con él a pesar de ya conocer la respuesta? Ni si quiera él mismo se lograba entender.

Decidió dejar de lado sus pensamientos mientras salía del auto. Desde fuera de la casa, pudo ver la suave luz de la cocina encendida. Permaneció unos momentos de pie frente a la puerta, pensando en golpear, hasta que lo hizo. Dio un suave golpe en la puerta y esperó, sintiendo aquellos segundos como si fueran eternos. Finalmente, la puerta se abrió, encontrándose con él.

"No llegabas más, ya me estaba por dormir", dijo Aimar con una sonrisa, moviéndose a un lado para dejarle pasar. 

"No me dejaban ir aquellos otros, no la cortaban más", respondió Román mientras se quitaba el abrigo, dejándolo en uno de los sillones.

"Bueno, si querés tomar algo ahí en la cocina tenés. Prepárate lo que querás, yo me voy a pegar un baño", se acercó al más alto y le dejó un rápido beso en la mejilla, no dejándole reaccionar ya que rápidamente se alejó hacia al baño. 

Sin tener tiempo para responder, Román solo pudo asentir mientras se tocaba la mejilla avergonzado. 

Mientras esperaba, hizo lo que le habían dicho. Puso la pava a calentar, agarró el mate y la yerba para preparar unos amargos. Y una vez mas, quedó perdido en sus pensamientos, todo lo que había sucedido entre ellos, los besos, los abrazos, las celebraciones y demás. No supo cuando fue que se enamoró de Aimar pero, sentía que desde siempre.

Los minutos pasaron, la pava ya se encontraba hirviendo pero no se dio cuenta hasta que sintió unos brazos cálidos le rodeaban por la espalda. Se volteó a mirarlo, y sus ojos se encontraron con los de él.

Él le sonrió suavemente y, con aquel acento particular, le confesó al oído lo que había estado pesando. "Me encanta estar así, ir a la cama con vos y hacer lo que queramos sin que nos jodan", dijo pasando sus brazos por los hombros de Riquelme, quien al unísono, pasaba los suyos por la cintura ajena acercándolo hacia él.

Acercó su rostro al contrario, Pablo cerró sus ojos y juntó sus labios con los de él en un suave beso. Riquelme había prometido no dejarse llevar por la tentación, pero el amor que sentía por el chico era demasiado que no podía evitarlo.

Las horas pasaron sin que se dieran cuenta. Eran las cuatro de la madrugada, el agua de la pava se enfrió nuevamente y las ropas de ambos se encontraba esparcida de manera desordenada por la habitación.

Román se recostó en las piernas desnudas de Pablo, este a su vez se encontraba fumando, algo que molestó al mayor. "Te dije que no fumaras", le reprochó mientras apartaba el humo con su mano.

"Es uno nomas, no hace nada", respondió Aimar sonriente. Riquelme lo miró detenidamente, fijando sus ojos en aquel lunar en su rostro. Aquel pequeño detalle tenia un efecto sorprendente en él, preguntándose como algo tan 'boludo' podía gustarle tanto.

"¿Qué pasa que miras tanto?, ¿tengo algo en la cara?", habló nuevamente Aimar sacando al chico de sus pensamientos por segunda vez esa noche. Riquelme negó con su cabeza para sentarse junto a él.

Sus miradas se encontraron de nuevo, buscando una respuesta en sus ojos entrelazados. El mas alto abrochó la camisa del otro, como si aquello pudiera darle la claridad que necesitaba para acto seguido acariciar la mejilla ajena tocando aquel lunar que tanto estuvo mirando.

Aimar se cruzó de piernas, algo incómodo por el gesto, con una expresión indecisa mientras miraba a un costado. "Me encanta estar con vos", dijo, su voz resonó con una mezcla de deseo y resignación. "Pero sabes que no quiero nada más."

Las palabras resonaron en él, nuevamente se había ilusionado y otra vez salió lastimado. Aimar evitó cruzar miradas con él por primera vez esa noche.

"No, tranquilo", murmuró, sus palabras retumbaron en su mente. "No hay nada entre nosotros", continuó con una tristeza palpable en su voz pero que intentó disimular con todas sus fuerzas.

No importaba cuanto compartieran, no importaba cuanto deseara que las cosas fueran diferentes. Era un hecho que no iba a cambiar y era lo que mas le dolía a Román.

Esa noche, el ambiente en la habitación fue tensa y cargada de emociones no expresadas.

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Hola! Eso es todo por el cap de hoy, perdonen si es algo corto pero así van a ser a partir de ahora. Salvo que en alguno me venga alta inspiración y sea con más de mil palabras jajaja

Aún así espero lo hayan disfrutado, si hay alguna incongruencia o faltas ortográficas me avisan! o si tienen sugerencias también <3

Muchas gracias, los leo!

Ella dijo - Riquelme x AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora