Frisk no era un chico especialmente hablador.Después de todo el tiempo que había estado habitando en el subsuelo, había aprendido que era mejor no acercarse tanto a los monstruos como antes lo hacía, pues eso lo había metido en problemas más de una vez.
Era Toriel quien se encargaba de recordárselo a menudo, cada vez que este salía de la casa donde ambos vivían, en Las Ruinas. La mujer cabra se preocupaba mucho por saber dónde estaba el humano en cada momento.
Aunque engañarla no era realmente difícil, y realmente podía salir siempre que quisiera, solo con emplear una misma excusa.
—Me alegra que estés yendo tanto a visitar a tus amigos últimamente—decía Toriel con una sonrisa, mientras arreglaba el jersey del niño— Papyrus siempre está muy feliz de verte
Snowdin era el único lugar a donde Toriel le dejaba ir sin hacer muchas preguntas, pues ella lo consideraba seguro, ya que sabía que los hermanos esqueleto cuidarían bien de él.
—Bien, ¿llevas tu celular, verdad? No te olvides de llamarme esta vez. Y toma...—dijo la mujer, ofreciéndole una rebanada de pastel de caracol— por si te entra hambre por el camino
Toriel le sonrió dulcemente, Frisk asintió en silencio y guardó el alimento, antes de ir hacia la puerta de la casa y salir.
—¡No te quites el jersey, hace frío allí! ¡Y acuérdate de llamarme! —le recordó ella de nuevo, como una madre preocupada lo haría, mientras el chico abría la puerta— ¡Saluda a Sans de mi parte! ¡Pásalo bien!
Y finalmente, Frisk salió de la casa y emprendió su camino.
¿Hacia Snowdin?
Por supuesto que no.
(...)
[¿Llamar a Papyrus? (Si)— No]
—¡Hola, humano!
Escuchó Frisk en una inconfundible voz, pocos segundos después de presionar el botón de llamada de su celular.
—¿Vas a venir hoy? ¡Tengo nuevos acertijos para ti desde la última vez que nos vimos, humano! —dijo el esqueleto animadamente— ¡Estoy seguro de que no podrás con estos, nyeh heh heh!
Soltó una de sus típicas risas, antes de que el niño respondiera.
—No —dijo Frisk inexpresivamente
—Ah, vaya... —Papyrus sonó decepcionado, y luego volvió a su emoción rápidamente— ¡Entonces pongamos en marcha el plan de siempre!
—Si. Si ella les llama, díganle que estoy allá —contestó el chico, y después añadió— Gracias
—¡De nada! ¡Los amigos del Gran Papyrus merecen ser ayudados, nyeh heh heh! —dijo el esqueleto alegremente— Por cierto, ¿vas a decirme a donde vas tanto, eh, humano?
ESTÁS LEYENDO
"𝘼𝙙𝙢𝙞𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧 𝙨𝙚𝙘𝙧𝙚𝙩𝙤" (𝙈𝙪𝙛𝙛𝙧𝙞𝙨𝙠)
FanfictionA diario, y desde quien sabe cuánto tiempo, Muffet recibe regalos en forma de dulces deliciosos y cartas llenas de halagos. En su mente, el autor de estos es un monstruo encantador, a quien llama su "admirador secreto". Pero en realidad se trata de...