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♡━ 𝑻𝒐𝒎𝒊𝒗𝒂𝒏
Y Tomás se encontraba nuevamente perdido en sus pensamientos nocturnos, viendo al techo, pensando en solo una cosa o más bien una persona.
𝑰𝒗𝒂́𝒏 𝑩𝒖𝒉𝒂𝒋𝒆𝒓𝒖𝒌...
Uno viendo a los tres argentinos juntos pensaría que Tomás Arbillaga y Rodrigo Carrera quedarían juntos entre esos, que Arbillaga se enamoraría de él, que Carrera descubriría su sexualidad por Tomás. Pero estaban muy equivocados... Pues como dijo Tomás, "mientras más dificiles sean mejor"...
Y ese caso era con Buhajeruk...
Y ahí Tomás como un tonto, embobado pensado en el menor; en lo alto que es, su piel blanca y suave, su cabello ondulado de color negro, suave como algodón, sus ojos marrones profundos adornados con unas largas y hermosas pestañas, su sonrisa blanquecina resplandeciente, y sus labios, carnosos, suaves a la vista, un rosadizo suave, y que quería probar. Pero, sabía que nunca sería así, primero Iván tenía novia, no era ni bisexual y lo más importante, jamás se fijaría en alguien como él, poco interesante, torpe, molesto, inseguro entre muchas más cosas.
O eso creía el...
Y por otro lado Iván era otro tema, no hacía nada más que llorar, desconsolado, dañado, con el corazón muerto como una flor marchita que parecía no poder recuperarse, su ahora ex novia y amigo lo destrozaron, le destrozaron su confianza de años en un segundo, en una noche que deseaba olvidar y no lo podía lograr, pensó que su amor no lo volvería a dar, que no le confiaría a alguien su corazón ya roto.
O tal vez si haya alguien...¿Verdad?
<<Rodri❣️>>
- ¿Ro?, ¿que onda, qué pasó amigo?
- Ivan, está mal, no sale de su habitación y se escucha que está llorando podrías...
Solo decir su nombre de esa forma fue suficiente para salir de su casa a verlo, a ayudarlo, a cuidarlo, a amarlo si se lo permitía. Y no tardó mucho en llegar ya que vivían cerca, su corazón ni siquiera permitió que esperara el ascensor, solo subió las escaleras corriendo, sus piernas solo tenía el motivo de querer verlo y llegó agitado.
No toco solo abrió viendo a sus amigos esperando al menor que saliera pero, llevaban ahí horas. Terminaron por ir todos a comprar para comer menos uno que tenía que cuidar a Iván y ver si salía, Tomás no lo dudo y se quedó, sentado en el suelo contra la puerta de la habitación donde ya se encontraba el menor sin saber que estaban espalda contra espalda, y cabeza contra cabeza y que solo la puerta era lo único que los separaba.
