Capítulo 1

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Primeras Impresiones

Cabaña Gaunt
Pequeño Hangleton, Gran Bretaña

Una tenue luz atravesaba las cristaleras rozando mi rostro en una suave caricia que había logrado despertarme. La mañana parecía resultar fría pero despejada, siendo protagonista de el sol de otoño.

Era el primer día después de meses que lograba conciliar el sueño y permitirme descansar sin miedo alguno ni temor por que alguien entrase en mis aposentos en cualquier momento,

Mis tíos paternos, apresurados por mi mayoría de edad y la necesidad de deshacerse de mi, habían concretado un matrimonio forzoso con el joven Aleksander Mikkelsen, de una familia prestigiosa sangre pura proveniente de Noruega.
Aquellos magos poseían un apellido de renombre junto a una gran fortuna y para mis tutores legales y únicos familiares vivos, una oportunidad así no podía desecharse.

A pesar de que el comienzo de aquella concertada relación había resultado como un cuento de hadas conducido por un amor que creía mutuo, el paso de tiempo dejó ver el monstruo escondido tras la faceta y por el cual había dejado de dormir plácidamente.

Al principio lo recordaba como un hombre cariñoso y con valores. Se preocupaba de mi bienestar y cada momento buscaba una oportunidad para pasar tiempo junto a mí de cualquier manera posible, pero con los meses la imagen del hombre perfecto fue agrietándose mostrando pequeños defectos que comenzaron a agrandarse.

Había abandonado la idea de un cambio nuevo, alguna esperanza de que el hombre que me habían presentado volviese y se disculpase por aquella imagen tan cambiada de él, pero todo en vano.

Vivíamos en la casa familiar que había heredado en Noruega, situada en medio de unas montañas que desencadenaban a un caudaloso río.
La más cercana muestra de vecindario se encontraba a unas docenas de kilómetros convirtiéndolo en un lugar silencioso y vacío.

Alek, como solía apodarlo de forma cariñosa, pasaba su semana en el trabajo dirigiendo una enorme empresa familiar de la que nunca me dio más conocimiento que el de su existencia.

Su tiempo libre, al comienzo lo dedicaba en nosotros, pero a medida que todo empeoró fue dedicándoselo a él amo  que tan ciegamente seguía.

[...]

Los dolorosos recuerdos de aquella vida de la que acababa de huir se agolpaban en mi mente como un castigo, por lo que decidida a tratar de olvidarlo al menos por un rato, bajé a inspeccionar las cosas que me había dado tiempo a llevarme la noche anterior a mi escape.

Mientras revisaba alguna que otra carta e ingería unas tostadas como desayuno, una majestuosa lechuza de plumas blancas perladas entró por la ventana batiendo sus alas.

Era el último regalo que mis padres me habían obsequiado días antes de su fallecimiento tras el asesinato ante aquel mago oscuro noruego.

Observándola con curiosidad mientras le ofrecía un trozo de mi tostada, pude notar que traía consigo un sobre dorado con un sello familiar.

El sobre, que se había suspendido en el aire, comenzó a hablar haciéndome reconocer la voz de inmediato. Mi antiguo tutor y lo más parecido a un segundo padre, Albus Dumbledore.

Escuchar de nuevo su voz desencadenó en mí miles de sensaciones que recorrían la nostalgia y la melancolía.
Si tan solo hubiese podido quedarme con él en vez de tener que pasar a la custodia de mis tíos jamás me hubiese encontrado en tal situación.

La carta dejó de hablar rompiéndose a sí misma en miles de pedazos a la vez que yo trataba de ingerir el mensaje.

Albus había sido notificado de mi huida y me había citado la mañana siguiente en la escuela donde había crecido, Hogwarts.

Lazos Oscuros [Severus Snape]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora