Lo sonidos de la celebración llegan hasta donde se encuentra parada. Alejada de la farza qué todas esas personas están dispuesta a ser partícipes.
Pero ella solo quiere desaparecer, huir muy lejos en donde nadie pueda encontrarla. El golpeteo del viento chocar contra las hojas de los árboles la hacen exalar en un gruñido moribundo.
La sangre en las venas le quema en una danza ardiente ante la ira que la golpea desde esa hermosa y trágica noche de primavera.
Aprieta las manos en puños hasta que se vuelven pálidas, solo los Dioses son testigos de lo mucho que se a estado conteniendo para no entrar en el salón principal en donde se festeja la unión entre Viserys Targaryen y Alicent Hightower y armar todo un espectáculo.
Su propio padre se está casando con la Omega que él sabía amaba.
Gruñe ante el recuerdo de la sonrisa suficiente de Otto Hightower. Ese maldito viejo era el mayor responsable de toda esta mierda y Rhaenyra quería tomarlo del cuello y estrangularlo hasta la muerte.
Viserys pudo declinar la oferta de matrimonio qué Otto puso sobre la mesa, pero en cambio acepto indulgente la propuesta aun sabiendo lo que eso provocaría en ella. Siempre tan complaciente con todos, menos con su hija.
Se lleno de cólera ante la noticia y la traición pinto su facciones. Su Alfa se pudrió en indignación y lo hizo saber en el momento que protesto sin importarle una mierda qué los demás pudieran verla ante la estupidez dicha por su padre quien solo la miro con ojos serios y negó ante los reclamos qué exteriorizo. Busco de manera desesperada el apoyo de Alicent y ¿Que fue lo que recibió? Una cachetada con guante blanco cuando la Omega solo agachó la cabeza sin decir nada.
¿Cómo pudo su padre hacerle esto? ¿Cómo pudo Alicent traicionarla de la peor forma sabiendo lo mucho que ella la ama? ¿Sabiendo que ella estaría dispuesta a todo lo que Alicent quisiera?
Negó, ya nada volvería hacer igual.
El cariño que le tenía a su padre murió. Y la relación que alguna vez tuvo con Alicent quedo hundida en el fango de la incertidumbre de lo que pudo haber sido.
Tomo otro trago de vino.
—Así que aquí haz estado todo este tiempo, sobrina.
—Tío.
Rhaenyra saludo al Omega mayor quien tenía una sonrisa orgullosa adornando el semblante siempre coqueto. Las feromonas maternales de su tío la hicieron cerrar los ojos.
Suspiro.
Extrañaba a su madre. A esa mujer que siempre estaba dispuesta a defenderla ante la víboras de la corte.
Todo sería diferente si ella todavía estuviera viva.
—Deberías de estar con tu padre y no aquí.— Daemon quito los mechones cortos qué cubrían su rostro a causa del viento violento.
—Al igual que tu.— señaló Rhaenyra.— No estoy dispuesta a ser testigo de como la mujer que amo se está casando con mi padre.
Daemon toma vino de la copa qué trajo consigo. Arruga la nariz ante el olor a furia de Rhaenyra.
—¿Que harás a partir de ahora?.— el Omega pregunta curioso.— ¿Te quedaras en aquí? Puedes venir conmigo si así lo quieres.
—Mi padre no me permitiría irme contigo así que lo mejor es que me valla por mi lado.
—Huiras.— afirma con una sonrisita.— ¿Me dirás a donde?
Rhaenyra permanece un instante en silencio, jugando con su copa de vino, perdida en las memorias qué desea pronto se hagan borrosas.
ESTÁS LEYENDO
RUNNING FOR MY LIFE » RHAENICENT.
FanfictionLas desiciones fueron tomadas, ya no había vuelta atrás. ©HISTORIA ORIGINAL.