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- Beans, te estoy diciendo que aguardes un momento, podemos buscar otra forma que no sea yendo solas con un montón de botellas al desierto, hay cada loco por el agua en este desierto, somos una presa fácil para ellos.

- No hay otra forma, debemos averiguar que paso con el agua ________, además, traigo mi arma.

- Lo sé, pero...

- Pero nada, será mejor que vayamos antes de las doce y nos llevemos esto por si encontramos algo.

- Tu ganas, pero que sea rápido, esto me da mala espina.

- Ya no te quejes y apresúrate.

- Si si.

Las dos chicas comenzaron a andar en el desierto por un camino que el padre de la lagartija les había enseñado un tiempo atrás cuando aún seguía con vida, no paso mucho tiempo cuando divisaron la tubería que estaban buscando y felices se acercaron a ella cuando escucharon el agua correr, pero pararon enseguida al ver a un sujeto de vestimentas extrañas caer junto al agua, Beans se apresuró a sacar su arma y apuntarle, teniendo a su amiga detrás de ella por cualquier cosa.

- Dime ¿Quién rayos eres? Y ¿Qué hacías derramando agua?

- Ah no no, yo no la tire, solamente...

- No te atrevas a mentir, nosotras vimos como caías junto al agua, ahora habla. - La ratona se asomó por un costado de su amiga, aunque esta la tapo del extraño cuando se dio cuenta de ello.

- Quédate detrás de mi _____, no sabemos que mañas pueda tener.

- Pero solo es un extranjero perdido, no ves su ropa.

- ¡Si! Exactamente lo que dijo ella.

- Bien. -La joven lagartija bajo su arma y jalo a su amiga del brazo hasta la carreta, viéndolo bien, no había agua que salvar, toda había sido drenada por la arena del desierto y pronto ellos estarían igual si no llegaban al pueblo. - Tenemos que irnos.

- Oh si si, pero ¿Qué haremos con él? Sabes que morirá si no lo ayudamos.

- De todas formas, morirá en el pueblo.

La ratona sostuvo uno de los brazos de su amiga para que la mirará y dejará de ajustar las cuerdas de sus botellas.

- Por favor Beans, solo hasta el pueblo, imagina que fuera yo, tu padre y tú me ayudaron mucho cuando me encontraron cerca de la carretera, solo pido este único favor, no lo volveré a hacer ¿Sí?

- ... está bien, pero solo hasta la entrada del terreno del pueblo y ya.

- ¡Gracias! - La ratona la abrazo rápidamente para dirigir al camaleón a su carreta. - Bien amigo, es tu día de suerte, te llevaremos hasta el pueblo.

- Gracias, no saben por lo que tuve que pasar.

Sin esperar una invitación, se sentó junto a las dos chicas y comenzó a realizar actuaciones de sus obras y contarles un poco de ellas y como lo haría, fastidiando a la lagartija y entreteniendo a la ratona con ello, le recordaba de cierta forma a su antiguo hogar.

Tan pronto terminó de actuar la séptima obra que tenía planeada, Beans les informó que ya habían llegado y la lagartija bajo un poco desilusionado de acabar con todo.

- No sé cómo explicar lo tan agradecido que estoy y si-

La carreta avanzó con calma al pueblo y la ratona solo pudo despedirse a la distancia con una sonrisa de pena y tristeza por dejarlo a su suerte.

- Pobrecillo, no durará.

- Será mejor así, solo se meterá en problemas si se queda.

- Acaso ¿Te gustó?

MaktubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora