Prólogo

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“Hierba mala nunca muere.”
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Quejidos en el lugar resonaban, al igual que los golpes. El hombre que estaba siendo golpeado, aun no podía creer lo que veía.

—Necesito que me hagas un favor.

—No quiero... —respondió para luego escupir sangre.

—No te pedí tu opinión, podría cortarte la lengua, pero necesito que divulguen esto por todo Italia... o sino, mataré a toda la familia para la que trabajan. —amenazó, haciendo a los hombres tragar saliva y luego asintieron.

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La luz del sol empezó a molestar en los ojos del hombre, al abrirlos vio a su lado a su esposo y sonrió.

—Felix. —Intentaba despertarlo, pero este solo se removió y lo abrazo. —Oye, eso no va a hacerme cambiar de opinión.

—Bueno, lo intente. —Se sentó en la cama y bostezo mientras se estiraba.

Hyunjin se levantó de la cama para ir al baño y darse una ducha.

Felix buscaba ropa que ponerse y la de Hyunjin cuando escucho que tocaron la puerta de su habitación, sonrió, sabía quien era.

—Buenos días, papá. Feliz cumpleaños. —Le deseo con una sonrisa y en sus manos llevaba una mesa pequeña con comida.

—Buenos días, Lucca, gracias por acordarte. —Se acercó a el y le dio un beso en la mejilla a su hijo.

—¿Qué se siente cumplir los treinta? —le preguntó.

—No se siente diferente. —respondió para luego tomar un bocado de la comida y hacer una mueca de satisfacción. —Esta delicioso, como siempre.

Hyunjin que salía con su bata de baño puesta también tomó de la comida que llevaba el menor.

—No es tan bueno, le falta algo.  —comentó el de cabello negro con una sonrisa de lado.

—De igual forma no era para ti, Hyunjin. —recriminó el menor con un puchero. —¿Y bien? ¿Qué van a hacer para tu cumpleaños, papá?

—Lo tengo resuelto, iremos a comer al restaurante que esta bajando la colina.

—¿El buffet de helado? —pregunto Lucca a lo que Hyunjin asintió.

—Papá acaba de cumplir treinta años, ¿Eso no es... para niños?

—Claro que no. —respondió Felix. —¿A que hora vamos?

—A eso de las cuatro de la tarde y Lucca tu te quedas. —ordenó.

—Como digas, de igual forma ustedes necesitan tiempo a solas y yo también.

—¿Seguro que estarás bien solo? —le preguntó el rubio mientras lo tomaba de los hombros y Lucca solo asintió con una sonrisa. —Por cierto, el otro mes cumples dieciocho, ¿Vas a querer algo en especial?

—No lo se, dejame pensarlo.

—De acuerdo, tomaré un baño y luego a vestirme para pasar un rato juntos antes de irme con tu papá. —explicó Felix para luego caminar al baño.

Hyunjin y el menor salieron de ahí, y después de que Felix terminara de darse una ducha, los tres se pusieron a ver películas.

Su tarde pasaba divertida hasta que dieron las cuatro.

—Bueno, ya es hora, recuerda cerrar y no dejar entrar a nadie, si alguien llama y es urgente nos avisas.

El chico asintió a las instrucciones de su padre y se despidió de ambos hombres.

Mientras Hyunjin y Felix caminaban, no pudieron evitar sentir la presencia de alguien más, su mirada penetrante.

—Hyunjin...

—Si... yo también lo siento. Ignoralo, tal vez estamos paranoicos, después del primer año dejaron de intentar algo. —intento convencerlo.

—Tal vez, ya son seis años desde que nos fuimos de Corea, debe estar todo bien allá. —Felix sonrió de imaginarlos.

—Claro, pero... ¿Cuándo planeas decirle a Lucca sobre su posición de heredero y su nombre para la nacionalidad coreana? Tienes que contarle todo.

—Lo se, pero, ¿Cómo voy a hacer para decirle años de la historia de la mafia? ¿Qué va a pensar de mi cuando le diga que por mis manos han pasado muchas vidas? Para él soy un hombre que no sería capaz de matar ni a una mosca.

—Desde que nos fuimos de Corea debiste empezar a decirle, pero te emocionaste de más y decidiste no decirle nada. —Dejó de reclamar cuando estaban en la entrada del lugar. —Dijiste que ibas a dejar que decidiera si quería ser el líder de los Lee. —susurro.

Felix al escuchar eso intento cubrirle la boca.

—No digas ese apellido tan alto, es peligroso y ya veré que hago respecto a eso. —dijo para entrar al lugar y sentarse.

Después de un rato mientras ellos comían y seguían hablando su hijo miraba películas mientras comía helado.

Todo estaba en silencio y tranquilidad hasta que el teléfono de la casa sonó, desganado el menor se levantó a contestar.

—¿Si? Teléfono de la familia Hwang.

—¿Felix? —preguntaron de otro lado.

—Soy su hijo, ¿Buscabas a mi papá?

—Eh si, soy... un viejo amigo. Me llamo Seungmin, ¿Está Felix o Hyunjin?

—No, salieron, ¿Quiere dejar algún recado?

—Si, pero es urgente. Solo dile que cuando pueda que se comunique conmigo. Gracias Lucca. —le dijo y el chico se sorprendió ya que no le había dicho su nombre.

Intento protestar pero la llamada término.

«Dijo que era urgente, así que voy a tener que ir a decirles.» pensó el menor a lo que rápidamente se puso los zapatos y salió corriendo de su casa hasta donde estaba el restaurante, por la ventana vio a sus padres  y entró al lugar rápidamente.

—Hyunjin, papá. —Los llamó y estos se sorprendieron de verlo jadeando del cansancio.

—¿Qué pasa? ¿Por qué viniste? —le preguntó Felix mientras le secaba el sudor que estaba bajando por su cara.

—Alguien llamo a la casa y dijo que necesitaba comunicarse con ustedes urgentemente.

—¿Ah si? ¿Dijo quien era? —Esta vez pregunto Hyunjin.

—Si, se llamaba Seungmin.

Al escuchar el nombre, ambos se sorprendieron y se miraron de reojo para luego también mirar a los alrededores.

—Hyunjin, parece que tenemos un problema, hay personas acechandonos, vamos a tener que correr. —indicó.

—Parece que si, pero primero salgamos como si nada. Lucca, solo síguenos la corriente. —le indicó al chico a lo que esté asintió.

—Parece que está vez era realmente urgente. —murmuro Felix.

Weed Never Dies [Libro Tres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora