🌻Capítulo 16🌻

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No pasó mucho luego del domingo, lo normal. Bromear, comer, hablar y pasar el rato. No sé... ¿Qué esperaba que pasara? Nada, no tiene que pasar nada.

Salimos media hora antes de las clases, la profesora tuvo un imprevisto familiar y salió en un abrir y cerrar de ojos.

Por el frente interno del instituto, hay algunos banquillos de concreto, me dirijo hasta ellos y me siento en uno para terminar de beber el café que quedó en mi termo, no pude beberlo porque nos dieron sólo cinco minutos libres para desayunar por el inconveniente de la profesora.

Casi nadie pasa por aquí, ya que se van directamente a sus hogares o, como suele pasar en mi caso, a nuestros trabajos.

La vida de adulto no me gusta.

—Hola, Bella —dice de la nada sentándose a mi lado.

—Hola, Chico Girasoles —digo luego de dar el último sorbo a mi café y lanzar un caramelo de menta que tenía guardado en mi bolsillo.

—Dame —dice sonriendo al ver que me había lanzando el caramelo a la boca.

—Te jodiste, era el último —le digo sonriendo y empujándolo con el hombro.

—Puedes compartir así —. Se encoge de hombros.

—¡No seas cochino! —le digo con expresión de asqueo.

—Sí, sí lo soy —dicho esto se acerca y me besa en los labios.

Espera, me... besa.

No es un simple beso, es profundo, lento, pero firme, me...

Thiago me está besando.

Mi cuerpo se debilita, tiemblo sin poder evitarlo y el pecho duele de tantos golpeteos que me dan los latidos del corazón. Me siento pequeña, pero no pequeña como indefensa, sino pequeña de vulnerable, como si esto es algo que tenía guardado para alguien y no sabía que era para él, para Thiago. Su respiración, su sabor, sus manos en mi cuello y rostro, su lento y tortuoso beso.

No puedo evitarlo y me dejo llevar. La adrenalina recorre mi cuerpo, mis manos no sé despegan de él y... Me separo. Mi rostro se siente demasiado caliente, mis labios se sienten hinchados, no puedo mirarlo a la cara. No puedo creerlo, Thiago me besó y yo... ¡Le devolví el beso!

—¿UV? —. No puedo ni mirarlo.

Me levanto y voy en dirección a mi parada.

—¡Arabella! —llama mientras estoy casi corriendo.

El corazón aún me late con fuerza, aún siento sus labios reclamando los míos y sus mordidas. No puedo tan siquiera hablar.

¿Qué mierda estoy pensando?

Me detengo en mi parada, no hay bus, hay menos de diez personas esperando también. A mi lado se detiene Thiago y mi rostro se vuelve a calentar.

—Me encanta cuando te sonrojas, UV bonita —me susurra cerca.

—Yo no me... sonrojo. Es por el calor —digo molesta en el mismo tono que él sin mirarlo.

—Mírame entonces.

—¿Para qué?

—Porque quiero.

—Sigue queriendo.

—Sí, te seguiré queriendo.

No puede decir estas cosas de manera tan tranquila sin esperar consecuencias. ¿Por qué lo hace? ¿Él realmente dice estas cosas en serio? Tantos dolores de cabeza al pensar que me imaginaba cosas, ahora mi dolor de cabeza es saber si de verdad me toma en serio.

El Chico De Los Girasoles🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora