── Snow Leopard

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El único sonido que lograba percibirse era el de mis pisadas en el hielo, había corrido por mucho tiempo, bastante hasta que mis pulmones ardieron gritando que me detuviera y mis piernas temblaron, tenía ganas de echarme en la nieve y ponerme a llorar.

Al mirar mi alrededor me di cuenta que estaba perdida, me había adentrado mucho al bosque, en aquel silencio mis lágrimas se deslizaron por mis frías mejillas, la sensación de peligro seguía latente y ahora parecía más cruda.

Estaba rodeada de pinos altos y de verde oscuro, no sentía más que el viento silvar.

Hasta que divise algo que me hizo caer estupefacta a la nieve, parecía un leopardo, su larga cola se meneo mientras se escondía entre los árboles, su rostro se asomo por fin dejándose ver, podría Dios haber puesto toda la majestuoso en un solo ser?aquel animal era imponente y aunque era aterrador parecía tener un rostro tierno, unas facciones amigables. Sin embargo ese no fue el pensamiento que me cruzo la mente en ese momento, sino el terror que sentí al ver cómo aquel animal se acercaba a mi con parsimonia.

Un jadeo se me escapó al ser consciente de que el terror me tenia paralizada y no sabía si correr era en realidad la mejor opción.
Su cola me rozo la pierna y en su balanceo se enrollaba sutilmente rodeandome, el leopardo caminó a mi alrededor casi como si estuviera observando su presa desde todas los ángulos, mi único instinto era quedarme lo más quieta posible, cuando su rostro se acercó al mío y sus ojos me miraron, sentí mi alma desfallecer, mis ojos se llenaron de lágrimas, podía sentir el aliento del animal en mi mejilla, y sentí un frío en mi espina dorsal cuando su lengua hizo contacto con mi mejilla, todo mi miedo se acumuló y me hizo llorar más y más fuerte, los sollozos eran incontrolables, y las lamidas del animal se incrementaron.
Debo correr pensé, me aleje como pude del animal y aquello pareció no gustarle porque gruñó, aquello me asustó tanto que me puse en pie dispuesta a correr, el animal parecía dispuesto a perseguir me, eche a correr con todas mis energías pero tropecé.
Sentí un fuerte golpe en mi cabeza, aquello fue lo último que logré percibir porqué mi vista se nublo totalmente, para dejarme sumida en un sueño.

El olor a chocolate me despertó del sueño profundo, al abrir los ojos, sentí un punzada fuerte en la parte posterior de mi cabeza aquello me obligó a volver a cerrar mis ojos pero al notar que estaba en una habitación desconocida, abrí mis ojos de inmediato y recordé al leopardo grite asustada.
Que había pasado? Había muerto? Alguien me había encontrado? Alguien había llegado a tiempo para rescatarme de aquel animal? Mire alrededor la habitación tenía paredes de madera, lo que parecía una ventana estaba cubierta por una gruesa cortina blanca, la cama donde estaba era cómoda y tenía colchas muy calientes y suaves y tenían un olor dulzón, como a durazno, y a canela.

En mi estudio no me di cuenta que alguien había entrado a la habitación, un chico me miraba curioso, tenía una sudadera con la capucha puesta pero se salían algunos mechones de pelo gris.

- Cómo te sientes?- pregunto, su voz despertó algo en mi, sentí una extraña emoción pero logré calmarme para contestar.

- Me duele la cabeza - admiti.

Me extendió el vaso de agua que estaba encima de la mesita de noche junto a la cama con una pastilla.

- Te hará sentir mejor- indicó.

Le obedecí y poniendo la pastilla encima de mi lengua, me la trague con dos sorbos de agua.

El chico parecía tener una actitud indecisa, como si no supiera que hacer o que decir

-Gracias - dije.

Su mirada parecía desconcertada por un segundo hasta que pareció reaccionar.

El asintió, su mirada neutral e incluso seria cayó en mi como si cuestionará mi próximo movimiento.

SUNGHOON REACCIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora