∞ 06: Incómodo ∞

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Yo reconocía que no había sido la virgen maría en los años que llevaba consciente pero no podía entender porque ella me observaba como si yo hubiera matado a sus padres para luego sacarlos de sus tumbas para bailar sobre sus cadáveres.

Aunque por un momento había considerado que todo me lo estuviera imaginando, la forma significativa en la que Brendan se aclaró la garganta fue la prueba fehaciente de que la mirada de asesino serial que venía de esos ojos azules no la estaba creando mi paranoia.

—Llegan tarde—soltó ella con dureza—. Tu padre llegó hace veinte minutos, Brendan.

No se me pasó el hecho de que hablaba con su hijo sin despegarme la mirada ni por medio segundo.

—Solo—

—No me interesa—lo cortó, levantando una mano con elegancia y gracia—. Al menos debería agradecer que se presentaran en buenas condiciones.

—No estábamos—

Ni siquiera tuvo que mirarlo para que las palabras de mi vecino murieran en su garganta, la única señal que tuve de su incomodidad fue la tensión en la mano que tenía en mi espalda y que casi tiró de mí en su dirección.

La mujer frente a mí era tan intimidante como hermosa. Su cabello rubio caía por su espalda en ondas y sus ojos azules estaban enmarcados por unas delicadas sombras oscuras y brillantes que solo los resaltaban más además de que hacían juego con su hermoso vestido plateado que caía hasta rozar el suelo.

Y aunque la idea de que esa mujer me asesinara era demasiado tentadora para ignorarla, más por el premio añadido de no tener que ocuparme de nada de lo que tenía pendiente con Collin, Brendan no me había traído solo porque quisiera mi encantadora presencia. Además no era la primera vez que me cruzaba con esa clase de miradas.

—Buenas noches, señora Fisher—hablé con tranquilidad—. Es un placer conocerla por fin.

Sus ojos me recorrieron entera, como si estuviera decidiendo si merecía o no una respuesta al respecto y, con una escalofriante familiaridad, estaba preparada para soportar cualquier comentario despectivo sobre mi ropa o mi apariencia.

Algo que no sucedió, no porque hubiera algo de bondad en su corazón, que al parecer estaba igual de frío a su mirada, fue justamente por la persona a mi lado.

—Si ya terminaste de intimidarla—soltó Brendan con algo de dureza—, iré a mostrarle la casa primero si no te importa.

Si a mí me había mirado mal a mi vecino lo miró como si quisiera matarlo ahí mismo y, por la forma en la que se enderezó y apretó la mandíbula sabía que iban a tener una conversación luego que no iba a ser agradable.

Lo sabía porque yo había estado en la posición de Brendan muchas veces antes.

Se hizo a un lado y señaló el interior de la casa casi en una orden silenciosa que Brendan no desaprovechó en lo más mínimo. Me empujó con suavidad para que comenzara a caminar y ya que su madre parecía estar considerando seriamente el asesinato no le dije nada cuando pasé frente a ella.

Aunque había música que venía de algún lugar, Brendan me guío por el camino opuesto ya que la música sonó cada vez más suave, paseándonos entre pasillos hasta que simplemente me soltó para meterse en una habitación sin decir ni una sola cosa y yo, como no conocía absolutamente nada de la casa lo seguí dentro.

La habitación no tenía absolutamente nada de especial, tampoco es que hubiera estado esperando algo en concreto pero no me habría imaginado que en una casa tan bonita hubiera algo tan sencillo como una cama pequeña y un pequeño sillón donde Brendan se estaba sentando para luego mirar al suelo con mucha atención.

Cuantos problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora