Alex no es tonto, conoce a sus amigos como la palma de su mano, es experto en reconocer el dolor ajeno, mas no el propio.
Acepta pasar tiempo con William aquella tarde al salir del jardín, pero apenas tiene la oportunidad de alejarse de los niños en el horario de salida, se lo lleva con él a una esquina para expresar sus temores.—Tengo un mal presentimiento.– Menciona con rapidez, mientras William lo escucha con atención. —George llegó a mi casa anoche, no quiso explicarme nada y se tomó una pastilla para dormir, contesta con monosílabos y parece más perdido que de costumbre, acaba de prácticamente huir y no pude seguirlo, creo que fue a su casa, tengo miedo de que algo suceda ¿Sabes si peleó con Clay? Tal vez tuvo una crisis, tengo que buscarlo— Es interrumpido por tres niños que jalan su delantal, observándolo con ojitos atentos.
—Miss. George dijo que habían cosas que no le permitían disfrutar su vida como debería, pero que todo eso terminaría pronto.— Mencionó Juana. —Eso es lo único que tenemos.
Ambos adultos se quedan en silencio por algunos segundos antes de que los tres niños corran hacia los juegos, como si nada. Regresan sus miradas al otro y sonríen suavemente, pero William comprende un detalle singular que lo hace teñir su expresión de pánico. Alex lo comprende y no hace falta mencionar nada para que su estómago se revuelva, intenta no creer que su amigo haya ocupado la palabra terminaría en ese ámbito, pero es complicado convencerse.
—Dejemos a Tallulah en mi casa con Techno, tomamos mi auto y buscamos a George, rápido. — Alex asiente y corre a tomar su mochila, despidiéndose rápidamente mientras William junta las cosas de Tallulah, quién se despide de sus amigos con rapidez. La carrera contra el tiempo interno da un inicio desesperante cuando se alejan del jardín a paso rápido, abriendo la puerta y saludando sin demasiada profundidad.
Alex ve decoraciones y asume que el cumpleaños del hermano menor de William se acerca cada vez más. No puede siquiera llegar a pensar en detenerse a saludar, cuando ni siquiera lamenta dar esa imagen acelerada. Ambos comienzan a retirarse cuando Clay los intercepta.
—Déjenme acompañarlos, por favor.— Y ninguno de los dos tiene la valentía para decirle que no, ni el derecho a alejarlo.
El camino es acelerado cuando logran posicionarse frente al ascensor, los segundos de espera se vuelven insoportables, tanto que Clay termina por subir los pisos restantes por escaleras entre tropezones. Alex lo sigue segundos después, pero William se mantiene estático cuando el ascensor finalmente se abre tras su espalda. Grita a los otros dos, pero no hay respuesta. Sube al ascensor y este llega al piso destino antes de lo esperado, pero no es él quién tiene la llave de repuesto, es Alex.
Entre su desesperación y sus movimientos temblorosos, encuentra que la puerta tiene código y cerradura, sabe que adivinar el código es complicado y prácticamente imposible, pero no evita que lo intente, reteniendo al aire en sus pulmones cuando marca a memoria el cumpleaños de Clay en aquel pin pad, aún cuando internamente no deseaba ser el primero en entrar ahí, pero tiene claro que el tiempo corre y cada segundo que se escabulle puede determinarlo todo.La puerta se abre y siente un mínimo alivio, pero sabe que eso no es un remoto cercano al final. No conoce el departamento y busca a ciegas mientras ruega que Clay y Alex lleguen, pero el tiempo se siente en cámara lenta, relentizado. No sabe exactamente qué busca, abre puertas desconocidas hasta que se posiciona frente la última, la puerta del baño.
Intenta mantenerse sereno, pero aquel olor metálico es inconfundible,es penetrante y doloroso.
Abre la puerta y las náuseas se instalan en su interior, pero logra actuar por mecanismo. Busca las heridas en los antebrazos del chico, mientras sus manos se tiñen del líquido rojizo.
Ejerce presión en ambas muñecas para frenar el flujo, mientras a tientas busca alguna de sus arterias para no permitir que la sangre siga escurriendo. Sus oídos se tapan y su audición es mínima, apenas logra reconocer cuando Alex y Clay llegan a la escena.
El rubio toma un color pálido enfermo, mientras se arrodilla a un lado del cuerpo del chico, no tiene idea qué hacer, no sabe, no sabe, su cuerpo tiembla mientras mide a tientas la respiración del chico. Se culpa millones de veces en segundos, sabe que no es momento de aquello, pero no puede evitarlo, no puede, cuando su cabeza se llena de gritos, de pensamientos rápidos que no puede identificar, mientras su mundo se destroza y da tantas vueltas que logran marearlo, apenas manteniendo su conciencia, por el único motivo de saber que no puede dejarlo ahí.
Alex tampoco está mejor, se balancea hasta golpear con una de las paredes mientras su respiración se acelera. Imágenes que no desea recordar vuelven a su memoria, mientras la idea de existir en un mundo sin George le arde y penetra. No sabe cómo ayudarlo, apenas puede moverse sin vomitar o desplomarse, mientras sus pulmones se llenan del aroma metálico inconfundible, pero prontamente el grito de William lo saca de su trance y lo revive.—¡Llamen a una jodida ambulancia!— Ambos devuelven su mirada al castaño, no se dan cuenta en qué momento rompió sus mangas y las utilizó como un torniquete para las heridas de George, ni cuando salvó las cartas del chico, ni todo lo que había hecho. George parecía recuperar color, pero cantar victoria aún no era viable.
Clay asiente mientras busca su teléfono de forma rápida y acomoda a George en sus brazos, realizando la llamada con rapidez y exactitud.
William se levanta y asegura los nudos en las heridas del chico, acercándose a Alexis para sostenerlo con suavidad, tomando su rostro entre sus manos.—Lex, sé que no estás al cien pero necesito alguna identificación de George, ID, pasaporte, algo ¿Puedes buscarlo, cielo?— El azabache asiente de forma perdida y busca entre las pertenencias de su amigo, tomando sus identificaciones y las cartas que William había rescatado, finalmente acercándose al cuerpo de su amigo y aferrándose a el con suavidad, mientras Clay acaricia el cabello de George intentando no romperse.
—Estará bien, Alex, estará bien, Will hizo un buen trabajo, los doctores también lo harán.— Las sirenas se acercan y los tres pueden soltar parte del aire retenido en sus pulmones, cuando Alex se permite romper en llanto y acercarse al ascensor, recibiendo a los paramedicos y destinando la información necesaria. Pronto se menciona que sólo uno de ellos puede ir en la ambulancia con el chico, Alex se deja ir y acepta que Clay lo acompañe, aferrándose a William quién busca las llaves de su auto con rapidez.
y bueno
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𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿 𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼.
FanficDonde Wilbur es un padre soltero y Alex trabaja en un jardín infantil luego de perder a su hijo. ↺ Fluff, pokito angst intento de comedia (final feliz) Cubitos !! de fans para fans